Brevería 485
No me hables del azar o del destino,
de fuerzas imposibles de domar;
soy yo quien mi futuro determino,
quien puede el porvenir manipular.
Si mi pie se detiene en el camino,
si no se atreve el corazón a amar,
¿podré hacer al destino responsable,
siendo yo mismo el único culpable?
noviembre de 1999