Brevería 532
Oh, cómo surco el mar en tu bajel,
yo, capitán seguro sobre el puente,
yo, adosado a la espuma de tu piel,
yo, absorbiendo la brisa en ti latente.
No necesito en esta singladura
ni brújula ni estrella que me guíe,
sólo una cierta dosis de locura
que me haga zozobrar o me extravíe.
febrero de 2000