Brevería 56
Las palabras de amor no se evaporan,
se ahdieren a los muros con firmeza;
si son tristes, constantemente lloran,
y, si alegres, sonríen con viveza.
Mas siempre aguardan, y jamás ignoran,
y, al sentir de otras almas la belleza,
habrán de descender desde sus nidos,
y entrar al corazón por los oídos.
octubre de 1997