Brevería 725
Cómo envidio a tu marido
que a tu costado se arrima,
que le sostienes encima
y se abraza a ti dormido.
Pero hay un amor prohibido
que él no conoce, y tú sí;
amor que ha surgido en ti,
que te incita y te conmueve;
amor que, aunque no se atreve,
le sigo esperando aquí.
mayo de 2001