Brevería 766
Vino a mi encuentro una mañana clara;
quise besarla, y desvió la cara.
Luego, al partir como un soplo de brisa,
tan sólo me obsequió con su sonrisa.
Y su semblante, pálido y risueño,
cada noche aparece, en cada sueño.
Siempre esperado, y a la vez sorpresa,
mira mis ojos y mis labios besa.
Y al despertar, oh, cómo echo de menos
su mirada, sus labios…y sus senos.
agosto de 2001