Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Exiguas palabras

Índice

Sonetos:
Enclaustrado Yo nací para andar Nada hay fuera de mí Irresoluto Nereida Filtración
Poemas:
Sombras son las palabras
seperador

Breverías

1606
Háblame aunque no entienda lo que digas, frenado en la barrera de tu idioma. ¿No puedo ver el esplendor de Roma a través de trirremes y cuadrigas? El tono de tu voz me dice tanto que puedo a su través captarlo todo. A veces es más importante el modo, que lo que pueda recubrir su manto.

1607
Logró alcanzar el fin de su viaje, se descolgó del tren, sangre invisible brotando en surtidores desde el alma. Ella esperaba. Todo su lenguaje fue un “Quédate conmigo” ineludible; y él se quedó a recuperar la calma.

1608
Hace tanto sembré, sin conocerte, un grano de ti misma en mi plantío, y esperé, y esperé, su granazón. Dormí, pensando: “Cuando me despierte, será ya un árbol joven, será mío.” Y hoy el tiempo me ha dado la razón.

1609
Mi expresión es orquídea macilenta, sus palabras tan cortas, tan banales; no logra definir, aunque lo intenta, los sentimientos más elementales. Quiero hablarte y me encuentro en parte mudo. Ah, si una daga desgarrar pudiera mi pecho, al ver mi corazón desnudo, tu propio corazón me comprendiera.

1610
No fue casualidad tu advenimiento; nada acaece porque sí, hay motivos para el suceso fútil y el portento; tú has sido el témino de mi aislamiento, y mi razón de estar entre los vivos.

Sonetos

1609 - Enclaustrado
Las palabras un día pronunciadas en éxtasis o en furia, calma o miedo, son apenas bosquejos del enredo de ideas en la mente aprisionadas. Insondables ideas desaladas, que no podrán volar; sólo un remedo de su esencia trasciende, rumor quedo de alta explosión, difusas llamaradas. Las palabras son máscaras, ocultan más de lo que declaran, y resultan, como revelación, insuficientes. ¿Cómo podré comunicar contigo, si las íntimas cosas que te digo no se hacen a sí mismas evidentes?
Los Angeles, 5 de enero de 2007
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1610 - Yo nací para andar
Tuve una vez raíces tan ligeras que se me hicieron pies; árbol andante de cien brazos abiertos a la amante clavada en melancólicas esperas. El árbol quieto, de ansias prisioneras en sus hondas raíces, ve delante la misma panorámica asfixiante, y es su destino pábulo de hogueras. No quise estar; lo inalterable pesa, y al fin es lápida glacial que apresa los giros del espíritu, su vuelo. Yo nací para andar, para el abrazo, no para vegetar, y de un hachazo ser abatido, inerte, sobre el suelo.
Los Angeles, 5 de enero de 2007
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1611 - Nada hay fuera de mí
De repente mi mundo ha enmudecido, como si un cíclope le amordazara; todo está inmóvil, como si plegara sus alas el arcángel del olvido. O tal vez es la cuenca de mi oído que alza muros y sorda se declara, como si el vendaval de la algazara recrudeciera en ella su silbido. Los libros ya cerrados, el paisaje diluído en la bruma, y el lenguaje cautivo en silenciosa galería. Nada hay fuera de mí, por eso miro sólo a la íntima zona del suspiro, donde se unce tu luz a mi armonía.
Los Angeles, 5 de enero de 2007
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1612 - Irresoluto
Era un hombre tan solo como el viento, nómada de planicies, de ciudades, semejantes aullidos, brusquedades, idénticos retozos, mismo intento de envolver, de agitar. Su atrevimiento no iba a la par de sus actividades; era, más bien, proyectos, ansiedades, ineptos más allá del pensamiento. Era un hombre de pura teoría, que todo, o casi todo lo sabía, casi todo, menos la ejecución, ese punto final, remate, estoque que abate al toro, prodigioso toque que subyuga al dormirse la razón.
Los Angeles, 6 de enero de 2007
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1613 - Nereida
Se desplomó en mis ojos; no sabía de qué estrella cayó, qué alondra oscura, en fuga de su nido en la espesura, la recogió en sus alas aquel día. Pero llegó a mi lado. No se oía ni el canto del zorzal, ni la premura del río entre las rocas, ni la pura celebración del agua en la bahía. Era todo quietud, como si el mundo frenara su corcel por un segundo, para que el vínculo se estableciera. Y quedose albergada en mis retinas, nereida en nuevas zonas submarinas, señora de su entorno y prisionera.
Los Angeles, 6 de enero de 2007
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1614 - Filtración
Has aprendido de mis ojos tanto que a tu mirada estoy como desnudo; ya no hay sombras en mí, ni tengo escudo protector de misterios; me trasplanto todo entero, mis lágrimas, mi canto, mi voz de miel, mi soliloquio mudo, mi pensamiento a gritos, que sacudo como quien libra de serrín su manto.. Me has rescatado de mí mismo, y llego todo nuevo a tu feudo, mi alter ego, para de tus conceptos revestirme. Ósmosis incorpórea que trasvasa dos mentes solidarias, una masa en la que soy feliz de diluirme.
Los Angeles, 7 de enero de 2007

Poemas

Sombras son las palabras
¿Cómo hablaré para que mis conceptos lleguen a ti en su pura transparencia? La palabra se adorna de vestidos, va arrastrando los pies sobre la tierra bajo el enorme lastre de pendientes, collares y pulseras; se maquilla hasta el punto que su madre apenas logra ya reconocerla. Si todos la parimos igualmente, cada cual la atavía a su manera; siendo la misma, es vista diferente, casi al nacer, perdida la inocencia. Serpiente es deslizándose en el polvo, no paloma que vuela. Al hablarte, el vocablo me traiciona, es falso mensajero que te lleva equívoco mensaje, insuficiente, desentonado de mi propia idea. Le captas a través de abstrusos filtros, que en vez de desnudarle, le aderezan. ¿Cómo comprenderás lo que te digo, si mis propias palabras no reflejan con toda exactitud lo que perturba o incendia el corazón y la cabeza? La piel del sentimiento es de colores, y la palabra en blanco y negro entrega. incompleto, esquemático mensaje. ¿Cómo captar la singular belleza de la mujer, del árbol, de la alondra, a través de la sombra que proyectan? Son las palabras sombras que no alcanzan a transmitir lo que la mente intenta. Cuando te digo ‘Te amo’ sólo alcanzas a entender una parte, no la esencia de lo que vibra al fondo del espíritu; sólo te llegará la silueta.
Los Angeles, 9 de enero de 2007
Diseño: Carmen Álvarez
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