Breverías
2326
Mi silencio es cordial, de terciopelo,
me habla en tono de noches, de colmenas,
con la benevolencia del abuelo,
y la estabilidad de las almenas.
Me dice cosas que, aunque ya sabía,
se me habían dormido.
Me las despierta, y una epifanía
se opera más allá de mi sentido.
2327
La playa está desierta, sólo hay huellas
de diminutos pies, en desconcierto,
de niños juguetones, fluctuantes.
Y en líneas paralelas, hay aquéllas
que van sincronizadas hacia el puerto,
donde se pierde el rastro a los amantes.
Y la sonrisa azul de la marea
con su texto de arena juguetea.
2328
Nada hay bajo mi piel sino tu esbozo,
trazado en sangre en la pared viviente
del alma que fue mía.
Nada hay fuera de mí sino el retozo
de tus pies, en la danza irreverente
que sólo una bacante bailaría.
Qué mundo tan pequeño, y sin embargo
ni más ancho lo quiero, ni más largo.
2329
Quise pescar una trucha,
mas no se dejó atrapar.
Quise cazar una alondra,
mas no se dejó cazar.
Quise capturar un ciervo,
mas no lo pude apresar.
Voy a fletar un barquito
y a apoderarme del mar.
2330
Es la sombra en la noche terciopelo
rozándome el sentido,
rondó de clarinete o violoncelo
espoleando afectos y libido.
La luz de la mañana es el cuchillo
rasgando la cortina,
el trallazo en la espalda, o el ladrillo
lanzado con furor a la vitrina.
No termine esta noche, no amanezca,
nadie tales festejos entorpezca.
Sonetos
2433 - Adicto a ti
Eres vendimia, colmenar y siega,
abriéndose a tus frutos mis umbrales;
oh, cosechas ubérrimas, vitales,
que tu ansiedad ante mi piel despliega.
Llueven mis ojos sobre ti, se anega
tu entera dimensión de mis cristales;
eres de pronto lo que soy, y vales
cuanto valgo yo mismo, doble entrega.
Te has inyectado en mí, viva morfina
que agita mi interior, lo arremolina,
y al encender mis venas, me arrebata.
Adicto a ti, de tu alma intoxicado,
y a tu sensualidad encadenado,
ola soy que en tus mares se dilata.
Los Angeles, 13 de agosto de 2010
2434 - Si creyera en tu luz
Si creyera en tu luz de amaneceres,
me vertería en el trajín morboso
de tu alcoba revuelta, en el sedoso
lenguaje que a tus músculos confieres.
Ah, la atracción fatal de tus quehaceres,
y de cada clamor voluptuoso,
si incitante, a la vez artificioso,
piezas elaboradas en talleres.
Si creyera en tu luz…Mas a la aurora
tu técnica de amor se descolora,
y la fascinación se debilita.
Voy a pasar de largo, brisa o ave;
tu voz, tu tacto, electrizante o suave,
son, si canción, trivial, si flor, marchita.
Los Angeles, 13 de agosto de 2010
2435 - Agosto
Sobre la piel, agosto es una hoguera
de que se quiere huir, mas no hay camino
que nos pueda acercar a repentino
reaparecer de otoño o primavera.
Agosto es el desierto, la ceguera
frente al sol implacable, remolino
de llamas invisibles, el beduino
fantaseando el agua y la palmera.
Bajo el sudor, la sangre es dinamita,
y acelera su curso, circunscrita
a unas venas a punto de explosión.
Me visita tu imagen. No hay saludo.
Tal vez nunca te fuiste. Me desnudo.
Tanto calor..., mas ya sin represión.
Los Angeles, 14 de agosto de 2010
2436 - Dentro de mí
No bajo ya a mi fondo, está desierto;
ni es emporio ni caja de sorpresas,
ni permanecen en su archivo impresas
las viejas huellas del amor que ha muerto.
Todo cadáver se hunde, a mar abierto,
o en tumbas, ya de parias, ya burguesas,
y al fin, de su miseria o sus empresas,
no quedará sino un recuerdo incierto.
Mi recuerdo ahí está, desnivelado.
Cuanto en laurel y rosas fue logrado,
parece asolación tras la borrasca.
Como las vi quisiera ver las cosas,
fresco el laurel, espléndidas las rosas,
mas sólo hay un revuelo de hojarasca.
Los Angeles, 16 de agosto de 2010
2437 - Larga es la noche
Larga es la noche, el fuego en retirada
tras la rejilla del hogar; se auspicia
densa añoranza; la hora, tan propicia
para el amor, se anuncia desmayada.
Te observa cada objeto, y su mirada
es invisible mano que acaricia,
y es voz que te susurra, y es delicia
deslizando su opción sobre tu almohada.
Esa mano, esa voz que balbucean
tu nombre al exterior, contrapuntean
el nombre clave que tu mente arrulla.
Estás sin él, y en tu interior se abisma,
y le harás el amor…contigo misma,
mientras tu entorno vibra y te murmulla.
Los Angeles, 16 de agosto de 2010
2438 - Múltiplos de veinte
Nunca he tenido, de verdad, veinte años.
A tal edad se forjan fantasías
que con frecuencia se hundirán. Los días
arrastran lentitud; también engaños,
mas no unilaterales, aunque extraños,
mezcla de timideces y osadías.
La edad pone en su punto esas vacías
y absurdas formas, mengua sus tamaños.
La madurez puede ser larga o corta,
pero es más apremiante; nos aporta
su sentido de urgencia y ansiedad.
Ah, mis alados múltiplos de veinte,
qué encumbrado su vuelo, qué inocente
su alianza de empeño y libertad.
Los Angeles, 17 de agosto de 2010
2439 - Por ti
Aire seré por ti, si bien ligero
y universal, en espiral ceñido
en torno a tu figura, adormecido,
o turbulento, nunca forastero.
Raudal de luz seré en blando aguacero
desde los cuatro puntos encendido,
desprovisto de sombras y bruñido
tu contorno sensual cascabelero.
He de trocarme en agua cristalina
que al ceñirse a tu piel, se arremolina,
cantando en su rumor tu desnudez.
Y devendré tú misma, coexistiendo
dentro de ti, captando o embistiendo
cada pieza vital de tu ajedrez.
Los Angeles, 17 de agosto de 2010
Poemas
Voy tallando tus rasgos
Voy tallando tus rasgos
en un bloque de mármol incorpóreo,
y vas apareciendo lentamente,
en desnudez plenaria, sin adornos,
tan pura como el aire, como el agua,
tan sensual como el ángel del retozo,
cercenadas sus alas
por cruzar de lo místico a lo erótico.
No te haré pedestal, que en las alturas
escapas a mi tacto. Tu contorno,
de líneas suaves, de matiz rosado,
te hará casi mujer, faltará el soplo
de la divinidad sobre la carne,
aunque no sea tu materia el lodo,
para poner en marcha los minutos
de tu reloj recóndito,
y el destello de luz del primer día
para encenderte el iris de los ojos.
Al dar mi último golpe
de martillo y escoplo,
avanzaré la mano,
acariciando levemente el dorso,
anticipando blando escalofrío,
mas tu figura seguirá en reposo.
Y como Pigmalión, incontenible
ante su creación, y en ella absorto,
les rogaré a los dioses por la vida
que no he logrado darte, mas tampoco
se forjará el milagro. Ya los dioses
son meramente estatuas, están sordos.
Recordaré en tal punto a Miguel Ángel,
encarado al Moisés, con el asombro
de ver su obra maestra concluída,
gritándole al coloso:
“Habla”. Moisés no habló, pero mi grito
penetrará tu mármol, y tus ojos
se abrirán a la luz; entre tus labios
nacerán las palabras, y su tono
me crispará la piel; darás un paso,
y vendrás hacia mí, poquito a poco,
como quien se desliza sobre el agua,
envolviéndome en un abrazo cósmico.
No te hice de la nada, te sabía,
te había amado ya bajo los olmos,
en las playas desiertas,
en lechos a mí extraños, en otoño,
sobre la hierba en noches silenciosas,
con enajenación, con abandono.
Pero te fuiste un día.
Por eso he ejecutado tu retorno.
Los Angeles, 16 de agosto de 2010