Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Rastreo

Índice

Sonetos:
Hacia el mar Adherencia Azul Rastreo (I) Rastreo (II) Fuiste una vez Y me dejo llevar
Poemas:
Mis ideas, y las tuyas
seperador

Breverías

2421
Manantial que me lames los pies, tan ansioso en llegar como en irte; tenue brisa ondeando la mies, en empeño tenaz de evadirte; melodía aflorando en mi oído, que me tocas y pasas en vuelo; tibio tacto que roza el sentido, y se va, golondrina en el cielo. Tú, mujer, apacigua la prisa, que te brindo mi voz, mi sonrisa.

2422
Colmada el alma de fervor y audacia, la puerta abierta, el ágape servido, ¿por qué se muestra tu actitud reacia, tu fe insegura, incierta tu libido? Si sólo te daré cuanto es mi oferta, a mí mismo, sin trabas ni atadura; pero hasta el fondo; la ilusión, abierta, la piel, vibrante, la razón, madura.

2423
Vienes como la música, batiendo címbalos y timbales; como la noche vienes, seduciendo, en arrullos de cámaras nupciales; con la sensualidad de las rameras que se entregan por gusto, no dinero, como quien salta todas las barreras, con agresividad, y así te quiero.

2424
La golondrina no regresa al nido colgado un viejo abril bajo el alero; perdió tal vez su ruta, o el sentido de pertenencia, y sin embargo, espero.

2425
Si me cerca el silencio, tengo el canto; si me acosan las sombras, fantaseo; si me oprime el destino, me agiganto; si me ordenan callarme, clamoreo; si me frenan el paso, me adelanto; y si me hacen dudar, con más fe creo. Si me dijeras que tu amor se muere, con él morir el alma me sugiere.

Sonetos

2557 - Hacia el mar
Sigues huyendo de tu propia fuente, peregrino hacia el mar, prófugo río, y tu rumor, ya eufórico o sombrío, ambiguo podrá ser, no indiferente. Con igual obsesión, mujer ausente, rompes con un pasado que fue mío, hacia un futuro que, si no vacío, se te ofrece a nivel intranscendente. Es río la ilusión, y desemboca en bravo mar, que a veces descoloca las metas proyectadas en la vida. Ah, qué fatal opción por ambos lados, incapaces, al verse fracasados, de regresar al punto de partida.
Los Angeles, 4 de febrero de 2011
seperador
2558 - Adherencia
Abolida ha quedado la distancia de tu confín al mío; no hay frontera trazada entre los dos; toda tú entera a mi alcance en gentil perseverancia. Derrámate en mi piel. Sé la fragancia saturada de luz, de primavera, que me despierta el pulso, y lo acelera, redoble de tambores en la estancia. Ungüento que me ablanda y me suaviza esta mente que tanto me organiza, esta avasalladora voluntad, esta carne rebelde que procede como quien quiere más de lo que puede, y enhebra tu sentido a mi ansiedad.
Los Angeles, 6 de febrero de 2011
seperador
2559 - Azul
¿Qué azul es más hostil y solitario?, me digo sobre el mar, en mi barquilla; ¿el que finge dormir bajo la quilla, o el que se encorva sobre el campanario? Ambos son sintomático escenario del ojo que los mira; el uno brilla sobre la parda estepa de Castilla, y el otro acecha, temple de corsario. En el azul yacente, movedizo, duerme un silencio lúgubre, plomizo, que puede hacerse estruendo y devorar. El azul arqueado es más sereno, y aunque a veces converse en voz de trueno, es menos maquiavélico que el mar.
Los Angeles, 7 de febrero de 2011
seperador
2560 - Rastreo (I)
Asciendes sobre mí. Con pies y manos. Y más conquistas cuanto más avanzas. En cada zona que capturas, danzas, parcial celebración, ritos paganos. Y prosigue tu ascenso. Tan cercanos siento tus pasos que si fueran lanzas me hubieras traspasado, y te abalanzas sobre mi eje vital. Los altozanos comienzan a empañarse en esta tarde cálida de verano. Apenas arde la última luz anémica del día. Detenida en tu ascenso. Qué absorbente tu afán de devorarme. Que esta fuente sacie tu sed. Saciada está la mía.
Los Angeles, 7 de febrero de 2011
seperador
2561 - Rastreo (II)
Llena de mí. Tendida sobre el lecho, una mitad saciada y otra hambrienta, me penetran tus ojos, qué herramienta de taladrar los míos hasta el pecho. Allá intentas llegar, donde maltrecho se enclaustra el corazón tras la tormenta. Sobre su herida de orfandad, sangrienta, tu etéreo tacto aliviará el mal hecho. También tu vista explorará mi mente, cada idea desnuda, esa simiente que gesta cuanto soy bajo la piel. Escuchaste el clamor de mis sentidos, pero eran mis más íntimos gemidos lo que te hizo llegar a otro nivel.
Los Angeles, 7 de febrero de 2011
seperador
2562 - Fuiste una vez
Fuiste una vez el ansia que ya no eres, la sombra y voz que ya no van conmigo, el afecto en que ya no me prodigo, y hoy la ausencia en que lentamente mueres. Un tiempo fuiste daga, ya no hieres; ni me interno en tu mies ni en ella espigo; y al no tener madera de mendigo, no impetraré tu vuelta o que me esperes. El olmo seguirá temblando al viento, el arroyo en su canto o su lamento, y en su locuacidad el estornino. Como ahora están, continuarán las cosas. No suelen germinar las mismas rosas que agostara la escarcha en el camino.
Los Angeles, 8 de febrero de 2011
seperador
2563 - Y me dejo llevar
Caminé, solitario viajero, sin rumbo o meta, casi fugitivo de mi propio carácter, receptivo, más que al ramo de rosas, al florero. Hoy de tu mano avanzo, por sendero que nunca imaginara, hacia objetivo fascinante, si no definitivo, que lo mágico nunca es duradero. Y me dejo llevar, como quien sabe que el mundo entero en una mano cabe, y lo estrechas gentil contra la mía. No me pregunto qué vendrá mañana. Este momento es nuestro, y nos hermana un mismo afán en doble anatomía.
Los Angeles, 11 de febrero de 2011

Poemas

Mis ideas, y las tuyas
Tengo ideas de luz, cristal y brisa, pero también de oscuridad, de sangre. Las formulo sin miedo, sin recato, a quien quiera escucharme. Soy como soy, no espero que me acepten, ni me importa en verdad que me rechacen, las gentes timoratas que de sus ciegas madrigueras salen únicamente al aire de otras voces que no lleven un ritmo disonante. ¿Quién necesita diálogo, si exige eco o reflejo de la propia imagen? Lo que debe exigirse no es acuerdo, sino desavenencia, opción, contraste. A quien me exponga ideas que yo tenga le diré que no me hable. Quiero aprender lo que no sé, y si acaso me pareciera absurdo o petulante, seré cortés, mas firme, en la disputa; debátanme si quieren, no declamen. Si acaso vienes por caminos de oro con devoción de amante, mis ideas de luz, cristal y brisa saldrán a acariciarte, aspirando a las tuyas, que confieran a mis carencias actos y mensajes de nuevo cuño. Somos ruedas ambos distintas, pero en íntimo engranaje. Tu corazón, tu piel y tu cerebro no duplican los míos, si adaptables. Encajan uno en otro, en integral, compenetrada carne. Hablemos en palabras, en sudores, en júbilo y dolor; que nos estalle cada fuerza vital que en ambos vibra, en espontaneidad de voluntades.
Los Angeles, 4 de febrero de 2011
Diseño: Carmen Álvarez
Poemas © Francisco Álvarez Hidalgo, Familia Álvarez, 1997-2014. Todos derechos reservados.