Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Háblame

Índice

Sonetos:
Candy Háblame (I) Háblame (II) Toda serenidad Río franqueable Vacío el sueño Converso con el viento Por rutas interiores
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Breverías

2561
Perteneces al mundo, subsistes hacia fuera, quehaceres, odiseas, profesión, entidades, casta de amantes grises con quienes se adultera, al fin engendradores de íntimas soledades. Vuelve la vista al centro vital de tu existencia, ignora ajenas tierras y cultiva tus huertos, que nada importa tanto como la propia herencia, y deja que los muertos entierren a sus muertos.

2562
Extranjero sin ti. Me has arrancado cada senda que anduve, cada calle en que jugué de niño, el arbolado junto al río rodando por el valle. Pues niño fui contigo, enamorado, y he perdido hasta el último detalle. Expatriado de ti, con la añoranza traspasándome el alma con su lanza.

2563
No enmascares el rostro de mentira, ni arreboces de niebla la verdad. Si por hacerlo hay alguien que te admira, pronto descubrirá tu necedad.

2564
Hay canciones que suenan a mi vida, que huelen a perfumes que he tocado, saben de la caricia y de la herida que me dejaron tenso o desangrado. Las escucho y revivo los momentos tan bellamente escritos y sentidos. Y hallo en ajenos estremecimientos los mismos vértigos por mí vividos.

2565
Eres acercamiento, y energía, marea de sudor, lubricidad; te viertes en la hondura de mi hombría, y me subyuga tu voracidad, explosión animal, en armonía con el primor de tu femineidad. Por saber coordinar polos opuestos, mantengo todos mis sentidos prestos.

Sonetos

2746 - Candy
Privilegiada Candy, rescatada de probable fatídico destino por mano tan gentil, que en tu camino dejó el hambre y la sangre en retirada. Y así, tu vida fue la edad dorada que en su cubil sombrío, clandestino, cada perro ha soñado, en su anodino atardecer, en su mañana helada. La dulce voz humana, el gesto afable, la sonrisa gentil, qué inagotable intercambio de afectos, de alborozo. Mas hoy te has ido por la senda oscura de la fugacidad, y esta ruptura reaviva tu recuerdo, y su sollozo.
Los Angeles, 16 de octubre de 2011
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2747 - Háblame (I)
Mansa tarde otoñal, recogimiento mental y sensorial, luz desteñida citando a intimidad, mano tendida en solicitación y ofrecimiento. Voy a sentarme junto a ti, avariento de tu palabra diáfana, mullida, campanilleo de oro, que convida, más que a proximidad, a acoplamiento. Háblame sin cesar. No he de frenarte. Para la percepción, para escucharte vestido vengo de silencio y calma. Me he expresado en exceso en cien lugares. Impárteme tu afán, háblame a mares, séllame tus palabras en el alma.
Los Angeles, 16 de octubre de 2011
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2748 - Háblame (II)
Qué temprana se ve la primavera saltándose las tapias, lluvia y nieve, del invierno aún lejano. ¿Quién la mueve, o qué premura de ella se apodera? Aunque otoño, verdea la chopera, teje el nido la alondra, nos conmueve la eclosión aromática, y se atreve a izar la rosaleda su bandera. Milagro estacional, que de ti emana, si no en la coyuntura cotidiana, ciertamente en mi propia percepción. Sembradas tus palabras, eclosionan dentro de mí, y sus galas condicionan mi entraña y mi cerebro: Seducción.
Los Angeles, 17 de octubre de 2011
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2749 - Toda serenidad
Duerme la noche en apacible abrazo de la llovizna gris, bajo el acecho de rígidas farolas, y en mi lecho duermes tú; te contemplo y me solazo. Toda serenidad. Ni un ramalazo leve y fugaz, como quien ha deshecho la red de cada músculo. En el pecho rítmica ondulación a lento plazo. Difícil inferir de tal figura la mujer exaltada que aventura cada escarceo y técnica de amor. Descansa, audaz amante, sueña y trama nuevas acciones tácticas. La cama nos brindará otro duelo agotador.
Los Angeles, 17 de octubre de 2011
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2750 - Río franqueable
Viéndote en piel de río franqueable, me sumergí en tus aguas. La corriente, cristal, si tembloroso, transparente, me abrió un fondo tan fiel como insaciable. Nunca vi dimensión más navegable, ni adivinanza vi más evidente, ni querré sobre ti tender un puente sabiéndote a brazadas abordable. Estoy flotando sobre ti, me entrego al abrazo total en que me anego, percibiéndote toda en derredor. Lames toda mi piel, y me abandono corriente abajo. Siento y no razono, río, mujer, en húmedo fervor.
Los Angeles, 17 de octubre de 2011
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2751 - Vacío el sueño
Me desertan los sueños, que no el sueño. Duermo, ni mal ni bien, pero en vacío, y al despertar, no queda nada mío, ni un tacto, ni un sonido, ni un diseño. Entro, al dormir, en sombras que desdeño, y en las que solitario me extravío; hijo soy de la luz y el albedrío, en formas e intención me desempeño. ¿Por qué al anochecer debo dejarte fuera de tal caverna, si eres parte consustancial de mi fervor y hombría? ¿Por qué no cruzas ese umbral arcano, llevándome en el sueño de la mano, mi estrella, lazarillo, compañía?
Los Angeles, 17 de octubre de 2011
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2752 - Converso con el viento
En soledad, converso con el viento. Conozco su orfandad por la manera de llamar, reservada y plañidera, a puertas y ventanas. En su aliento detecto el regocijo, o el lamento, que, allende la distancia, se aglomera dentro de ti, en la pertinaz espera del ruego, el tacto y el ofrecimiento. Si condenados a brutal carencia, pese a nuestra ansiedad de pertenencia, ¿qué nos podrá proporcionar la vida? No me confiere el viento la respuesta. Me susurra, no obstante, cuán dispuesta tu piel está, qué gris tu expectativa.
Los Angeles, 18 de octubre de 2011
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2753 - Por rutas interiores
Hombre era yo de pródigo debate, de coloquio gentil, verbo fecundo; subvertido quedó mi propio mundo, y hoy mi penuria en sílabas combate. Mi opulencia de ayer subsiste y late, pero dentro de mí. Voy vagabundo por rutas interiores; mi profundo, silencioso temblor es mi acicate. Lo dejo en verso transparente escrito, y a mi modo y placer lo canto y grito; quien vibre como yo lo entenderá. Cuando oigas el suspiro de la brisa provocando ya lágrima o sonrisa, es mi palabra, que a tu puerta está.
Los Angeles, 18 de octubre de 2011
Diseño: Carmen Álvarez
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