Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Desvaríos

Índice

Sonetos:
Adicto a ti Si creyera en tu luz Agosto Dentro de mí Larga es la noche Múltiplos de veinte Por ti
Poemas:
Voy tallando tus rasgos
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Breverías

2326
Mi silencio es cordial, de terciopelo, me habla en tono de noches, de colmenas, con la benevolencia del abuelo, y la estabilidad de las almenas. Me dice cosas que, aunque ya sabía, se me habían dormido. Me las despierta, y una epifanía se opera más allá de mi sentido.

2327
La playa está desierta, sólo hay huellas de diminutos pies, en desconcierto, de niños juguetones, fluctuantes. Y en líneas paralelas, hay aquéllas que van sincronizadas hacia el puerto, donde se pierde el rastro a los amantes. Y la sonrisa azul de la marea con su texto de arena juguetea.

2328
Nada hay bajo mi piel sino tu esbozo, trazado en sangre en la pared viviente del alma que fue mía. Nada hay fuera de mí sino el retozo de tus pies, en la danza irreverente que sólo una bacante bailaría. Qué mundo tan pequeño, y sin embargo ni más ancho lo quiero, ni más largo.

2329
Quise pescar una trucha, mas no se dejó atrapar. Quise cazar una alondra, mas no se dejó cazar. Quise capturar un ciervo, mas no lo pude apresar. Voy a fletar un barquito y a apoderarme del mar.

2330
Es la sombra en la noche terciopelo rozándome el sentido, rondó de clarinete o violoncelo espoleando afectos y libido. La luz de la mañana es el cuchillo rasgando la cortina, el trallazo en la espalda, o el ladrillo lanzado con furor a la vitrina. No termine esta noche, no amanezca, nadie tales festejos entorpezca.

Sonetos

2433 - Adicto a ti
Eres vendimia, colmenar y siega, abriéndose a tus frutos mis umbrales; oh, cosechas ubérrimas, vitales, que tu ansiedad ante mi piel despliega. Llueven mis ojos sobre ti, se anega tu entera dimensión de mis cristales; eres de pronto lo que soy, y vales cuanto valgo yo mismo, doble entrega. Te has inyectado en mí, viva morfina que agita mi interior, lo arremolina, y al encender mis venas, me arrebata. Adicto a ti, de tu alma intoxicado, y a tu sensualidad encadenado, ola soy que en tus mares se dilata.
Los Angeles, 13 de agosto de 2010
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2434 - Si creyera en tu luz
Si creyera en tu luz de amaneceres, me vertería en el trajín morboso de tu alcoba revuelta, en el sedoso lenguaje que a tus músculos confieres. Ah, la atracción fatal de tus quehaceres, y de cada clamor voluptuoso, si incitante, a la vez artificioso, piezas elaboradas en talleres. Si creyera en tu luz…Mas a la aurora tu técnica de amor se descolora, y la fascinación se debilita. Voy a pasar de largo, brisa o ave; tu voz, tu tacto, electrizante o suave, son, si canción, trivial, si flor, marchita.
Los Angeles, 13 de agosto de 2010
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2435 - Agosto
Sobre la piel, agosto es una hoguera de que se quiere huir, mas no hay camino que nos pueda acercar a repentino reaparecer de otoño o primavera. Agosto es el desierto, la ceguera frente al sol implacable, remolino de llamas invisibles, el beduino fantaseando el agua y la palmera. Bajo el sudor, la sangre es dinamita, y acelera su curso, circunscrita a unas venas a punto de explosión. Me visita tu imagen. No hay saludo. Tal vez nunca te fuiste. Me desnudo. Tanto calor..., mas ya sin represión.
Los Angeles, 14 de agosto de 2010
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2436 - Dentro de mí
No bajo ya a mi fondo, está desierto; ni es emporio ni caja de sorpresas, ni permanecen en su archivo impresas las viejas huellas del amor que ha muerto. Todo cadáver se hunde, a mar abierto, o en tumbas, ya de parias, ya burguesas, y al fin, de su miseria o sus empresas, no quedará sino un recuerdo incierto. Mi recuerdo ahí está, desnivelado. Cuanto en laurel y rosas fue logrado, parece asolación tras la borrasca. Como las vi quisiera ver las cosas, fresco el laurel, espléndidas las rosas, mas sólo hay un revuelo de hojarasca.
Los Angeles, 16 de agosto de 2010
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2437 - Larga es la noche
Larga es la noche, el fuego en retirada tras la rejilla del hogar; se auspicia densa añoranza; la hora, tan propicia para el amor, se anuncia desmayada. Te observa cada objeto, y su mirada es invisible mano que acaricia, y es voz que te susurra, y es delicia deslizando su opción sobre tu almohada. Esa mano, esa voz que balbucean tu nombre al exterior, contrapuntean el nombre clave que tu mente arrulla. Estás sin él, y en tu interior se abisma, y le harás el amor…contigo misma, mientras tu entorno vibra y te murmulla.
Los Angeles, 16 de agosto de 2010
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2438 - Múltiplos de veinte
Nunca he tenido, de verdad, veinte años. A tal edad se forjan fantasías que con frecuencia se hundirán. Los días arrastran lentitud; también engaños, mas no unilaterales, aunque extraños, mezcla de timideces y osadías. La edad pone en su punto esas vacías y absurdas formas, mengua sus tamaños. La madurez puede ser larga o corta, pero es más apremiante; nos aporta su sentido de urgencia y ansiedad. Ah, mis alados múltiplos de veinte, qué encumbrado su vuelo, qué inocente su alianza de empeño y libertad.
Los Angeles, 17 de agosto de 2010
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2439 - Por ti
Aire seré por ti, si bien ligero y universal, en espiral ceñido en torno a tu figura, adormecido, o turbulento, nunca forastero. Raudal de luz seré en blando aguacero desde los cuatro puntos encendido, desprovisto de sombras y bruñido tu contorno sensual cascabelero. He de trocarme en agua cristalina que al ceñirse a tu piel, se arremolina, cantando en su rumor tu desnudez. Y devendré tú misma, coexistiendo dentro de ti, captando o embistiendo cada pieza vital de tu ajedrez.
Los Angeles, 17 de agosto de 2010

Poemas

Voy tallando tus rasgos
Voy tallando tus rasgos en un bloque de mármol incorpóreo, y vas apareciendo lentamente, en desnudez plenaria, sin adornos, tan pura como el aire, como el agua, tan sensual como el ángel del retozo, cercenadas sus alas por cruzar de lo místico a lo erótico. No te haré pedestal, que en las alturas escapas a mi tacto. Tu contorno, de líneas suaves, de matiz rosado, te hará casi mujer, faltará el soplo de la divinidad sobre la carne, aunque no sea tu materia el lodo, para poner en marcha los minutos de tu reloj recóndito, y el destello de luz del primer día para encenderte el iris de los ojos. Al dar mi último golpe de martillo y escoplo, avanzaré la mano, acariciando levemente el dorso, anticipando blando escalofrío, mas tu figura seguirá en reposo. Y como Pigmalión, incontenible ante su creación, y en ella absorto, les rogaré a los dioses por la vida que no he logrado darte, mas tampoco se forjará el milagro. Ya los dioses son meramente estatuas, están sordos. Recordaré en tal punto a Miguel Ángel, encarado al Moisés, con el asombro de ver su obra maestra concluída, gritándole al coloso: “Habla”. Moisés no habló, pero mi grito penetrará tu mármol, y tus ojos se abrirán a la luz; entre tus labios nacerán las palabras, y su tono me crispará la piel; darás un paso, y vendrás hacia mí, poquito a poco, como quien se desliza sobre el agua, envolviéndome en un abrazo cósmico. No te hice de la nada, te sabía, te había amado ya bajo los olmos, en las playas desiertas, en lechos a mí extraños, en otoño, sobre la hierba en noches silenciosas, con enajenación, con abandono. Pero te fuiste un día. Por eso he ejecutado tu retorno.
Los Angeles, 16 de agosto de 2010
Diseño: Carmen Álvarez
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