Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Residuos

Índice

Sonetos:
La espera Llevo tu voz A la hoguera Toda la creación Rueden los días Para dar he nacido Nueva estrategia
Poemas:
Maniatado
seperador

Breverías

2161
Amé tanto…, amé cosas y personas, libros, mascotas, cantos y paisajes; fui todo amor, entrega, tolerancia, con reciprocidad en tantas zonas. Tan sólo el ser humano en sus mensajes fue ambivalencia, látigo o distancia.

2162
Si te viera desnuda, si pudiera tender mis manos de aire, y agua, y fuego trazando en ti diez líneas, compañera, marginando las sendas de mi ruego, pero escuchando el tuyo, que reitera exigencias de piel que no te niego. Si consiguiera hacerme tu envoltura, y agitarte cimientos y estructura…

2163
Me dijo: “Eres poeta, las mujeres pierden el alma por quien habla en verso; tantas te seguirán por donde fueres, para tantas serías su universo”. Y respondí: “Tal vez esos poderes llevan oculto talismán perverso. ¿Por qué cada mañana al despertarme no hallo brazos que puedan estrecharme?”

2164
Amé una vez, me transformé en poema nacido de la fe y el entusiasmo, pero no me leyó, y esto me quema más que la llama viva de su orgasmo. Estaba en cada verso, en cada idea que se me descolgaban de la mente; y aún escribo sobre ella, y me golpea su actitud y su ausencia doblemente.

2165
Hablo a la brújula y la mariposa; una me indica a dónde irán mis pasos, y no consigue la otra decidirse; ¿Y qué es mejor, la meta rigurosa, o ese volar sin miedo a los retrasos, ir y venir, plegarse y evadirse?

Sonetos

2224 - La espera
Me desgastan los días de la espera, eres desatención que debilita; tu alma llevo a la mía circunscrita, ceñida, inexorable enredadera. Y tú, ¿qué llevas? ¿Late y persevera en tus concavidades la exquisita complicidad de antaño, o bien dormita en rutinaria calma dominguera? El rumor de las aguas del Leteo murmura ya mi nombre, y me planteo beber en sus corrientes el olvido. No vuelvas ya. No encontrarás la llave debajo del felpudo; soy la nave que te esperó en el puerto, y ha partido.
Los Angeles, 15 de octubre de 2009
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2225 - Llevo tu voz
Llevo tu voz conmigo; es vestidura ciñéndose a mi cuerpo, es narrativa de ayer perdido, de esperanza aún viva; la arrullo en nardo, y en clavel murmura. Diálogo que tal vez te desfigura, porque una parte de él es creativa, mas si la hiciera, como tú, evasiva, ¿qué validez tendría mi locura? Vivir de realidad es desatino, porque lo cotidiano es el molino de viento cuyas aspas no improvisan. Si la vida me niega lo que quiero, la fantasía me lo da, y prefiero sueño en color a objetos que me agrisan.
Los Angeles, 16 de octubre de 2009
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2226 - A la hoguera
Voy a hacinar en sórdida gavilla los fracasados símbolos malditos de otro tiempo y lugar, antiguos mitos, si ayer de mármol, ya de hollín y arcilla. Creímos, y admiramos, a la orilla de paisaje irreal; lanzamos gritos de aprobación a prédicas y escritos, si ayer lingotes de oro, hoy calderilla. La absoluta verdad que ahora nos gana, hojarasca será tal vez mañana, y la depuraremos en la hoguera. U otros quizá lo harán. Mas de momento ardan las viejas farsas, sin lamento, que el alma subyugada se libera.
Los Angeles, 16 de octubre de 2009
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2227 - Toda la creación
Se me revienta el mundo entre las manos, desintegrado el caos precedente; nace la luz, se inicia la corriente de arroyos descolgados de altozanos. Muerta la sombra está. Son mis hermanos la alondra, el ciervo, y el delfín. Si ausente de esta eclosión estuve, residente me siento igual de junglas y secanos. Toda la creación me pertenece, y cualquier aislamiento desmerece de la heredad que un día recibí. Toda la creación canta y explota gritando que no hay muerte ni derrota. Y tú, la creación llegando a mí.
Los Angeles, 16 de octubre de 2009
seperador
2228 - Rueden los días
Si ensayara a esperarte, moriría; cuantas veces lo opté, tantas he muerto. Todo mi cuerpo es ojos, y me vierto en raudo llanto sin tu compañía. No es la espera en sí misma, es la agonía de que no llegarás, y me convierto en sombra de mí mismo, en un desierto de espejismos y fantasmagoría. Todo en él te recuerda, pero nada rubrica tu regreso; qué lanzada perforándome el alma desvalida. Rueden los días, no estaré al acecho, que un solo corazón late en mi pecho, y no está presto a malgastar su vida.
Los Angeles, 16 de octubre de 2009
seperador
2229 - Para dar he nacido
Para dar he nacido. ¿Quién lo quiere? De todo tengo que a mujer fascina. Si no mayor, mi oferta es más genuina, más que mi propia opción, lo que prefiere. ¿Desearía elegir? Que se apodere de cuanto nace en mí y en mí termina, con esa actitud franca, cristalina, de quien tiene derecho, y no sugiere. Sorprendente variante de altruísmo, cuando todo revierte hacia uno mismo, más regocijo en dar que en recibir. Venid, venid, que doy a manos llenas el caudal de mi mente, de mis venas, rosas que uno se apropia, sin pedir.
Los Angeles, 16 de octubre de 2009
seperador
2230 - Nueva estrategia
Debilitado por el ajetreo de inútiles intentos, he elegido la apacibilidad. Duerma el sentido, cesando brevemente el devaneo. No aspiro ya al efímero trofeo que engrose mis vitrinas, ni al tañido de la campana teatral que ha sido motivación del fácil jugueteo. Voy a firmar la paz conmigo mismo, archivar trashumancia y narcisismo, y fraguar estrategias diferentes. Y me abriré a la opción irrevocable de un vínculo más fiel, más entrañable, que mida trayectoria, no incidentes.
Los Angeles, 17 de octubre de 2009

Poemas

Maniatado
Y no te desvaneces, y no entiendes de huídas, inmóvil en mi tierra, mojón por ti afincado; y no logro arrancarte, raíces tan hundidas que rebrotando sigues, aunque te hayas talado. Aun cuando yo ensordezca, me hablas, me martilleas, surges en tantos nombres, en tantos adjetivos, que te escucho o te leo, te acercas, me rodeas, y eres ciclón y brisa, murmullos y explosivos. Maniatado me encuentro, y el sótano que habito sólo ofrece a mis ojos minúscula ventana orientada a un pasado radiante, mas prescrito, y sin la perspectiva de presente o mañana. Vete ya, dame un poco de paz, porque te has ido sólo a medias, y aún quedas, aunque tal vez lo ignores; no sé cómo has de hacerlo, mas no tiene sentido si no matas el canto, matar los ruiseñores.
Los Angeles, 17 de octubre de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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