Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Captaciones

Índice

Sonetos:
Fuera de mi alcance Equilibrio Sed Qué andamiaje Transformación Andaba, andaba Comunicación
Poemas:
Mis ideas
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Breverías

2166
Amenazaba ausencia. En ocasiones no insinuaba, desaparecía, pero resucitaba al tercer día, siempre con renovadas intenciones. Amasada de fugas y regresos, por inseguridad y dependencia, creaba en sí quimérica dolencia que empapaba al amante hasta los huesos. Y un día, al regresar tras el desplante, ya no estaba el amante.

2167
Me quebró el sueño el canto intermitente del búho en el abeto, retornando a mi mente la piel de la mujer que amé en secreto, su tibia contextura, su inquieta rebeldía, y el avance frontal de su figura contra los componentes de la mía. Aunque placer de mi único diseño, me resistí a retroceder al sueño.

2168
Le hablé de los enigmas de esa playa, que aniquila la fe de los amantes; del sombrío perfil de la atalaya, visión final de tantos navegantes; de la senda rural que zigzaguea entre las rocas, asomada al mar; de las negras siluetas que en la aldea parecen espiarnos al pasar. Pero era joven, tenso, indestructible, y yo ya no era su árbitro infalible.

2169
Al tornarse la noche más oscura, retirada la luna a su guarida, pareciendo que el viento se apresura a ganarle a la lluvia la partida, ambos entrando por cada angostura de esta cabaña que te vio rendida, te observaré a mi lado, aunque no estés, repitiendo otras vez tantos porqués.

2170
No sé si lo recuerdas. Yo ascendía de tus pies a tus muslos, a tus senos, deteniéndome al fin sobre tus ojos. No sé si yo era río o melodía, pero tú eras relámpagos y truenos, en una noche de claveles rojos.

Sonetos

2231 - Fuera de mi alcance
Sólo palabras mansas, brisa y seda, nunca fragosidad, codazo o trueno; me alzo en brindis audaz, pero no ordeno, y sin chirridos mi carreta rueda. Y tú, por quien la noche desenreda su madeja de sueños en mi seno, cuya frivolidad sirve veneno que sin matar fulmina, ¿qué moneda podrá adquirir tu marca en exclusiva? ¿Disposición, tal vez, más agresiva, lenguaje de martillo, y exigencia? Queda ese precio fuera de mi alcance; pues con tal desnivel, no habrá romance capaz de recabar supervivencia.
Los Angeles, 20 de octubre de 2009
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2232 - Equilibrio
Nací una vez, renazco cada día, humo azulado en vertical sendero; pero también, y con frecuencia, muero, lámpara al viento, al ruido melodía. Tan fugaz es la vida…, romería jovial desbaratada en aguacero; pero también calvario pasajero, con la resurrección tras la agonía. Me visto de equilibrio, de mesura, y ni el punto más bajo me fractura, ni el más alto pináculo me hechiza. Bien y mal, cangilones de la noria que sube y baja en ronda giratoria, cuyo agua no se estanca, se desliza.
Los Angeles, 21 de octubre de 2009
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2233 - Sed
Mis ojos no te ven, pero te veo en cada amanecer, en cada ocaso; al mío se une el eco de tu paso, y me repite el olmo tu jadeo. Vienes como un espíritu. Te leo en cada libro que abro; si el fracaso zarandea mi fe, llenas mi vaso de optimismo hasta el borde, y me espoleo. A mí adherida, sombra luminosa, más elocuente por lo silenciosa, cuanto más incorpórea, más tangible. Mis confidencias sobre ti descargo, pero ni oyes ni ves; oh, vino amargo para mi ávida sed inextinguible.
Los Angeles, 22 de octubre de 2009
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2234 - Qué andamiaje
Penetrando en mi cuerpo, has irrumpido como cóndor, las alas desplegadas, en mi espacio vital, donde las hadas tejen sueños y opciones, y el bramido del sexo es tenso mar embravecido en insistencia de olas espumadas. Mi osamenta y la tuya entrelazadas, qué andamiaje común de alma y sentido. Me afirmo en pie por ti, recio baluarte por ambos erigido, y al tocarte soy blanda horizontal, y así eres tú. Tal solidez, y tanto terciopelo, clamoroso trombón y violoncelo, todo complicidad, y sin tabú.
Los Angeles, 23 de octubre de 2009
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2235 - Transformación
Qué diferentes somos, los que un día afirmamos preciso acoplamiento. Eran tiempos de cánticos al viento, uncidas realidad y fantasía. Idénticos nos vimos, no cabía discordia o disonancia en nuestro intento de concertar esfuerzos, ni elemento de inconexión. Nuestro eje era armonía, y a sus extremidades, cada rueda, en sincronización; por la vereda carriles paralelos, misma impronta. Mas hoy, nuestro camino, bifurcado, de nuestra conexión se ha desterrado, orientándose a cuanto nos confronta.
Los Angeles, 24 de octubre de 2009
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2236 - Andaba, andaba
“El sueño de la razón produce monstruos”.(Goya)
Andaba, andaba, andaba, y el sendero poblábase de extraños caminantes adoptando mis huellas, ignorantes, como yo mismo, de mi paradero. Yo era en mi propia tierra forastero; múltiples sombras, teas humeantes, calaveras cubiertas de turbantes, parecían nombrarme compañero. Árboles, al pasar, se incorporaban al creciente tropel; desenterraban sus raíces tornándolas en pies. Tal vez iba en tu busca, o tal vez fuera fugitivo de ti, sueño y quimera. Yo andaba, andaba, a golpes de porqués.
Los Angeles, 24 de octubre de 2009
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2237 - Comunicación
Sabes mucho de mí, mas tanto ignoras que tu ánfora persiste medio llena; si fuente soy que el agua no refrena, ¿por qué al caudal ya en ti no la incorporas? En formas mil y en incesantes horas broto y me doy, frenética o serena, surtidor u hontanar, suave en la arena, retozona entre rocas obstructoras. Ni aminoro el fluir ni lo empantano; como soy me deslizo, está en tu mano ya hacer acopio o sumergirte entera. Las palabras no alivian al sediento; sólo los hechos, el comportamiento, tienen voz axiomática, sincera.
Los Angeles, 24 de octubre de 2009

Poemas

Mis ideas
Minúsculos sarcófagos de olvido se alinean al fondo de la mente como si de un tsunami se tratara. Viejas ideas que han enmudecido, y el silencio en la idea es coincidente con aridez, y a muerte se equipara. Sus voces, tiempo atrás, eran genuinas expresiones de atípica belleza, que no se ajusta a fórmulas pedantes; hablaban a través de las retinas, a la vez con tesón y gentileza, en el lenguaje impar de los amantes. Muchas de ti nacieron, sembradora que fuiste en la amplitud de mi parcela, en cada surco que tú misma abriste. Y mientras tu campana soñadora no dejó de tañer, y ardió tu vela, su vida se alargó. Pero te fuiste. Su pulso comenzó a debilitarse, languideció el color, concluyó el canto, y volvióse anodino su mensaje. Sin paraísos a que vincularse, en soledad de ti, y en desencanto, se dejaron morir en mi paisaje. Enterradas están esas ideas que volaron tan alto, y tan profundo rastrearon, contigo de la mano. Mas cuando, sin saberlo, merodeas en torno a mí, soy yo quien, moribundo, quiero resucitarlas, pero en vano.
Los Angeles, 23 de octubre de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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