Breverías
422
¿Qué te queda sino te quedo yo?
Ni a tí misma te tienes, siendo mía;
eremita sin otra compañía
que el sol que irá y el aire que pasó.
423
No quiero amor de líneas verticales,
de pudorosos ojos en la altura;
le quiero horizontal, de sombra oscura,
miembros tensos e instintos animales.
424
Inmóvil te imagino,
mirada indefinida, inexpresiva,
en horizonte absurdo, a la deriva,
sin ver que voy marchando en tu camino.
425
A tantos sueños me invitaste, a tantos,
y a tantos de mis sueños te llevé;
mas sólo quedó el eco de mis cantos
cuando al fin despertaste y deperté.
426
Oh, el espejo, custodio de secretos,
testigo universal, que observa y calla;
sin presentar chantaje ni batalla
ni a los prudentes ni a los indiscretos.
Cuántos estratos de íntimas escenas
guardan los sótanos de sus archivos,
silenciosos, incomunicativos...
¿Serás tú, de mis gozos y mis penas?
427
Si tuviera alas de acero
tal vez podría volar
sin fatiga, sin cesar...
o me cansara primero.
Si de material ligero,
quizá tan alto llegara
que ni el águila lograra
tanta altitud..., o quizás
sucumbiera una vez más
si un ala se me quebrara.
428
La imagen que guardaba de aquel día
poco a poco se me ha desfigurado,
y el abrazo de luz que la ceñía
en cinturón de sombra se ha trocado;
en el hogar, donde la lumbre ardía,
sólo cenizas hay...Qué desolado
el paisaje interior y su latido,
al ver que al fin has desaparecido.
429
Si el júbilo se me ordena,
claudicará mi alegría;
que al exigirse, se alía
el regocijo a la pena.
430
Tan inmóvil, casi muerta,
tan ausente, tan perdida,
que estás más viva dormida,
pero te amo más despierta,
eterna desconocida.
431
Quiero vestir armadura
para hacerme invulnerable,
que me haces sentir culpable
hasta de la noche oscura,
de lo firme y lo mudable.
432
Noctámbula de paso imperceptible,
sin estrella polar, vida vacía,
cómo has filtrado en mi alma esa apatía,
que al verla en tí se me hizo incomprensible.
433
No hay siempre, ni jamás, sólo fragmentos
colgados del reloj penduleante,
procurando en vaivén nuevos intentos
cuya inconstancia es lo único constante.
Y así vienen y van los sentimientos,
sin permanencia, a ritmo visitante,
porque sólo el presente está seguro,
e incierto como el viento es el futuro.
434
Aspiro a ser el íntimo mensaje,
no me contenta ser el mensajero,
que éste quizá se pierda en el paisaje,
y aquél vivirá en tí imperecedero.
Sonetos
221 - Ceguera
Me decía con frecuencia:
“Sólo se ve bien con el corazón.
Lo esencial es invisible a los ojos”.
Y me lo reiteraba cada día,
como tratando de autoconvencerse;
mas su mundo empezaba a oscurecerse,
su pobre corazón ya no veía.
Casi sin esperanza, en lejanía,
pensé que una vez más fuera a ofrecerse,
pero todo calló y cayó, al volverse
amarga realidad mi fantasía.
Creí, esperé, me dí, y ahora mi mano
quedó vacía al entregarme en vano,
y el corazón cansado de mirar,
sin ver ni lo esencial ni lo accesorio,
de aquel amor tal vez tan ilusorio
que no fue más que un acto de soñar.
Los Angeles, 22 de junio de 1999
222 - Noche
De la noche nos hemos apropiado
y hemos de repudiar la madrugada;
la aurora representa una lanzada
de luz, borrando cuanto se hubo amado.
Vivos rumores, aire perfumado,
invidente pasión, desarraigada
de colores, dormida la mirada,
con el tacto en contacto alborozado.
Sigamos en la sombra, prolonguemos
la íntima oscuridad en que no vemos,
mas sentimos la forma que abrazamos.
Noche apagada a claridad externa,
quédate inmóvil, permanece eterna,
que más vivimos si en tu seno amamos.
Los Angeles, 25 de junio de 1999
223 - Distancia
Desciende de tu nicho, estatua fria,
sal de tu mausoleo, mujer muerta,
alma muda y letárgica, despierta,
y cólmate de mí, que estás vacía.
Has trasformado nuestra lejanía
en un alejamiento tal, que injerta
en el árbol de amor de nuestra huerta
una rama de olvido y apatía.
Tal vez no puede amarse lo intangible,
sea espíritu ciego, inaccesible,
o dos materias en separación.
O tal vez en tu mente has decidido
que cuanto entre los dos ha sucedido,
fue un sueño, un espejismo, una ilusión.
Los Angeles, 27 de junio de 1999
224 - Abuso
Los senos por tus manos retorcidos,
en el vientre las marcas de tus botas,
los ojos ciegos de llorar derrotas,
el miedo trepidante en los latidos.
Los sueños del amor, desvanecidos;
las esperanzas e ilusiones rotas,
callada la canción, hueca de notas,
los sentimientos muertos o fingidos.
El camino iniciado de la mano,
ha engendrado una víctima, un tirano,
y una tragedia viva entre los dos.
Quizá un día la víctima levante
su brazo imprevisible y fulminante,
y acabe lo que no contuvo Dios.
Los Angeles, 1 de julio de 1999
225 - Apatía
En las profundidades he yacido,
siendo la oscuridad mi medio ambiente;
y el espacio exterior, resplandeciente,
un sueño fue, tal vez sueño prohibido.
Abúlico viví, semidormido,
vestigio del antiguo combatiente,
incapaz de nadar contra corriente,
en la pereza gris del abatido.
Reconocí las voces familiares
en tumulto de charlas y cantares
bajando al núcleo de mi oquedad.
Y seguí en la quietud de mi indolencia,
sin alterar mi insípida existencia,
carente de incentivo y voluntad.
Los Angeles, 5 de julio de 1999
226 - En tí
¿Cuánto de mí reside en tu intelecto,
cuánto en el alma, cuánto en la costumbre?
¿Seré el concepto que tu mente alumbre,
a caza de razón, causa y efecto?
¿O la acción repetida, y el proyecto,
el sendero común, la certidumbre,
la voz perdida entre la muchedumbre,
el programa pragmático y perfecto?
Hazme parte integral de tu rutina,
deja que tu cerebro me defina
como la idea universal más tuya.
Pero ante todo, abráceme ferviente
tu intimidad, y en ella residente
brote mi vida y de tí misma fluya.
Los Angeles, 13 de julio de 1999
Poemas
Hacia atrás
“Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo”. (Unamuno)
Innumerables huellas se aglomeran
rodeando mis pies en el sendero,
obstruyéndome el paso, cual jauría
de sigilosos lobos al acecho.
Identifico algunas
que junto a mí marcharon otro tiempo,
desertándome un día,
quizá en desilusión o descontento.
Otras más nuevas son, desconocidas,
pero creo escuchar en su silencio
ecos de la lejana indiferencia
que intentaste ocultar y ahora comprendo.
Todas vienen de tí, las familiares,
que iniciaron sin mí nuevo trayecto,
y las extrañas, que aún llegando tarde,
me salen al encuentro.
Yo esperaba un camino
sin rastro del ayer, libre y exento
de mis sentimentales utopías,
de un pasado que ya pensaba muerto.
Y ahora se me acumulan
en confuso arabesco,
bloqueando mi curso,
paralizando el nervio
de pies y manos, sumergiendo el alma
en un bloque de hielo.
Ya no quiero luchar, y aunque quisiera,
tal vez carecería del esfuerzo.
Me sentaré a la vera del camino,
me embozaré en un manto de silencio,
y volveré de nuevo a tí la vista,
viviendo una vez más de los recuerdos.
Los Angeles, 19 de junio de 1999
Beso
Beso de ayer, sin alas, débil rayo
de luz crepuscular,
carente de humedad, inepto ensayo
de joven que no sabe improvisar.
Beso de ayer, precoz, insatisfecho,
casi superficial, medio robado,
deslizando la mano sobre el pecho,
tembloroso, fugaz, precipitado.
Ese beso, ¿recuerdas?, parecía
epítome de todos los amores...
y no fue más que una figura fría
sin luz propia, tan sólo reflectores.
Pero hoy he de besarte
con la sabiduría de los años,
que trae destreza engalanada de arte,
con besos solitarios o en rebaños.
Con las ansias sacrílegas, brutales,
de que el César romano nos dio ejemplo
desflorando las vírgenes vestales
sobre el altar del templo.
Con la fuerza salvaje
de Gengis Kan y de sus hordas fieras,
poblando de desnudos el paisaje
entre pirámides de calaveras.
Será un beso tabú, jamás prohibido
a Faraón egipcio, a Inca peruano,
de perverso placer, distribuído
sobre la hermana amante del hermano.
Un beso desbordando la violencia
del vikingo al asalto a sangre y fuego;
beso sin ley, sin culpa, sin conciencia,
sin doblegarse a súplica ni a ruego.
He de besarte con la furia insana
del sacerdote azteca, que al cautivo
rasga el pecho con hoja de obsidiana
para extraerle el corazón aún vivo.
Mas si un beso quisieras tan ligero
como las alas de la mariposa,
como los blancos copos de febrero,
brisa de abril o pétalos de rosa;
un beso así lo encontrarás temblando
en mis labios también, siempre a la espera,
y en los tuyos caerá, apenas rozando
la húmeda piel de suavidad de cera.
Un beso con trasfondo de violines,
vaivén de olas azules, noche en calma,
aroma de jazmines,
doble caricia sobre cuerpo y alma.
Ven, y te besaré en la ambivalencia
de la agresividad y la ternura,
de la obsesión tenaz y la inocencia,
de la serenidad y la locura.
Beso de intensa dualidad completa
amasada de músculo y de idea,
beso que arrulla, satisface, inquieta,
parece destruirte, y te moldea.
Bésame tú también como te beso
desde nuestra experiencia de la vida,
con suavidad, con furia, con exceso,
con ese beso que jamás se olvida.
Los Angeles, 22 de junio de 1999
Deja
Si los mínimos dedos de la lluvia
tiemblan sobre tu rostro y se deslizan;
si te envuelve el embozo
de la ligera capa de la brisa;
si el espejo sonríe
cada vez que le miras;
y se elevan del mar múltiples senos
hacia la clara luz de manos tibias;
deja a mis dedos dibujar tu imagen
en prolongada, trémula caricia;
deja a mis brazos circundar los hombros
en actitud tajante, posesiva;
a mi rostro flotar en los radiantes,
oscuros círculos de tus pupilas;
y entera libertad en estas manos,
que anhelantes están de hacerte mía.
Los Angeles, 23 de junio de 1999
Pérdida
Recórreme la ruta del recuerdo,
tan desierta sin tí que nadie ha impreso
huellas sobre tus huellas, y me pierdo
en la niebla que impide tu regreso.
El ángel del olvido
contra mi mente alzó espada de hielo,
y amanecí en las sombras, abatido,
mi pasado filtrándose en el suelo.
¿En qué color tus ojos se perdían?
¿Tu cabello era liso, u ondulado?
¿Eran lentos tus pies, o parecían
danzar a un ritmo alegre, acelerado?
No sé, porque me miro y no te veo,
se me ha desvanecido tu figura,
y lo único de tí que ahora poseo
es un presagio: Nada más perdura.
Quisiera recobrarte
en todo el esplendor que hubo en tí un día;
resucitar la idea y cincelarte
con el mismo perfil que antes tenía.
Mas no lo podré hacer si no regresas
por el sendero azul de la memoria,
demostrando que cantas, lloras, besas,
y borrando tu línea divisoria.
Los Angeles, 24 de junio de 1999
El castillo
Rendido ayer a mí, a puertas abiertas,
castillo de mis sueños,
entré en tu intimidad, y fui aceptado,
siendo tu posesor, mas no tu dueño.
Y así ambos lo entendimos,
y el pacto se firmó de mutuo acuerdo.
Pero fuera estoy hoy de tus dominios,
perdido, abandonado, en desaliento,
viendo cómo construyes
en torno a tí murallas de silencio,
cómo has perdido el sol, y ahora se encuentran
en eclipse total tus sentimientos.
No vestiré coraza
ni he de calarme el yelmo,
ni avanzaré hacia ti movilizando
mis máquinas de guerra en un asedio.
No son mi estilo ruego ni insistencia,
de la fuerza me abstengo,
y si de nuevo he de cruzar el puente,
y entrar en tu recinto, habré de hacerlo,
no al son de las trompetas,
sino al calor de un nuevo ofrecimiento.
Aunque sólo quisieras
hacerme en tí, castillo, prisionero…
Los Angeles, 30 de junio de 1999
Horizonte
Despliégate, horizonte, que aún distante,
contigo estoy; tu dimensión me ofrece
la unión de tierra y cielo, que parece
superponer amante sobre amante.
Tierra quisiera ser, o quizá cielo,
hoy vencedor, mañana conquistado,
ser arrebatador y arrebatado,
dando la espalda o bien mirando al suelo.
Si sobre mí, no apartaré la vista
de quien reposará sobre mi pecho;
me agitaré pletórico en el lecho,
y me doblegaré a lo que me insista.
Si sobre ella, será mi iniciativa
la caricia absoluta, íntimo toque,
el avance frontal que desemboque
en irrupción ferozmente explosiva.
Horizonte, no quedes tan lejano,
que esta línea de cielo en esta tierra
tan firme está, con tanto afán se aferra,
que lo exige al alcance de la mano.
Los Angeles, 5 de julio de 1999
Lucha interior
Las sombras negras del sustrato interno
convocaron de noche un aquelarre
de brujas desdentadas junto al fuego,
con siniestros designios; alacranes
arrastrando aguijones en el polvo;
víboras deslizándose fugaces.
Todos se alzaron contra tí y tus luces,
para extinguir su brillo y sepultarte.
Trasfondo de sospechas y recelos
obstruyendo el torrente de la sangre,
y desecando el corazón, que frena
sus latidos con ritmo agonizante.
El bien y el mal, la angustia y el ensueño,
ingratitud y amor, gozo y pesares,
en lucha maniquea, culminando
en victoria incompleta entre rivales,
sin la aniquilación definitiva
del principio del mal, y su mensaje.
La sombra yacerá en su propio seno,
y volverá a entablar nuevo combate
contra la luz, la paz y la armonía,
y perderá otra vez, o quizá gane.
Y sentirás en tu alma este revuelo,
y sentirán tus fuerzas el desgaste,
y te verás abandonada y muerta,
pero siempre podrás resucitarte.
Que es el amor batalla permanente,
sin ordenanza, tregua, o desenlace.
Los Angeles, 5 de julio de 1999
Mi barco
Desprendido de tí, quedé sin lastre,
si con más libertad, menos firmeza,
dejando a la corriente que me arrastre,
dormida el alma, alerta la cabeza.
Ambos, temor y amor, decapitados,
más insensible, menos vacilante,
tantos ayeres ya desairragados,
y el hoy hacia el mañana navegante.
Quizá mi barco a la deriva vaya,
desarbolado, sin timón, perdido,
y encallará en una lejana playa,
y yo en el puente aún estaré dormido.
Y otra tú vendrá a mí sobre la arena,
con oferta de frutos tropicales,
tendiéndose a mi lado, tan serena,
mirada virginal, manos sensuales.
Y al despertar esa mañana fría,
ni temblaré ni he de buscar abrigo;
ella traerá el calor del mediodía,
y permanecerá...tal vez...conmigo.
Los Angeles, 9 de julio de 1999
Canciones ingenuas
¿A dónde van las nubes,
que no me llueven?
¿A dónde mis sentidos,
que no se atreven?
Salme al encuentro,
lluéveme a mí por fuera,
yo a tí por dentro.
_____________________
¿Qué itinerarios siguen
al mar los ríos?;
que al salir en tu busca
perdí los míos.
Cómo quisiera
desembocar mis aguas
en tu ribera.
_____________________
Cuando me habla el silencio
de soledades,
me sonríe en el campo,
no en las ciudades.
Será que el ruido
de las voces le dejan
entristecido.
_____________________
Las aves del recuerdo
no sobrevuelan;
y las aguas del sueño
se me congelan.
¿Dónde te escondes,
que al llamarte en la noche,
no me respondes?
_____________________
Alfanje amenazante,
rama de olivo;
puedo vivir en calma,
ser agresivo.
Cuando a tí venga,
¿preferirás mi asalto,
o que me abstenga?
Los Angeles, 15 de julio de 1999
Subyugada
Te conocí en cadenas, las rompí;
desnuda estabas, y desnuda estás,
mas no te vestiré, que quiero más
verte como eres, siendo para mí.
He trocado tu antigua esclavitud
en imagen falaz de libertad,
consiguiendo que la conformidad
sea a la vez tu vicio y tu virtud.
Tal vez sólo has cambiado de prisión,
o ha llegado el relevo a tu guardián,
y aunque no ves las barras, en tí están,
y si intentas huir, no hay deserción.
Sin motivos de miedo al permitir,
y sin vacilación al responder,
emancipada o sierva, eres mujer
que ha de amar, ser amada y sonreir.
Los Angeles, 15 de julio de 1999