Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Este momento es mio

Índice

Sonetos:
Contratos Estrella Rosa Navidad Artista Reyes Magos Noche de Reyes Amarga y sola Instante Unico día Es el ocaso ya Desarmado Contradictoria fe
Poemas:
Otoño
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Breverías

1141
Niña de nochebuena, niña del optimismo, la que invariablemente ve el vaso medio lleno, que Santa Claus te traiga mucho más de lo mismo, y que a tu lado todos vean el lado bueno.

1142
En la tierra habitamos, de la tierra vivimos, de tierra estamos hechos, y hacia la tierra vamos; cada porción de tierra sufre cuando sufrimos, goza de nuestro gozo, y habla cuando callamos.

1143
Quiero volver a veces la espalda a lo vivido, a esa tierra que ha visto mi gozo y mi pesar, caminar sus arenas, al borde del olvido, y adentrarme en las aguas para no recordar.

1144
A quienes no tuvieron, y soñaron, a cuantos alcanzaron, y perdieron, a los apáticos que no apreciaron la paz, el gozo, el bien que recibieron, a los misántropos que sofocaron las antorchas que se les encendieron, a todos, al despierto y al dormido: Volved al sueño que se os ha perdido.

1145
El silencio es morir; o ser asesinado. O tal vez un intento sutil de suicidarse. Es decirle a quien hiere: Saca el puñal clavado, deja que el alma pueda llegar a desangrarse.

1146
Con cada nueva sombra que te llega, con cada nueva sombra que me abraza, se estira la distancia por su entrega, a la vez que el recuerdo se adelgaza.

Sonetos

953 - Contratos
Un contrato de mármol te firmé, columnas sólidas en templo griego, firme a los años, resistente al fuego, no profanado por extraño pie. Tu contrato, ilegible, escrito fue en agua, en humo, en aire, absurdo juego del que en parte me culpo; no fui ciego, vi su progreso, y no lo rechacé. Hoy paso a demoler la arquitectura del templo que erigí; si hay amargura, permanezca inhumada entre las ruinas. Descienda el agua sobre ti en tormenta, tórnese humo la llama que te alienta, gima tu aire perdido en las esquinas.
Los Angeles, 1 de diciembre de 2003
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954 - Estrella
Solo en la noche, abrí tantas ventanas intentando atrapar remota estrella, cualquiera serviría si destella anclada firme entre otras más cercanas. Mi espera y mi esperanza fueron vanas, las miré en su esplendor, todas tan bellas, como radiante coro de doncellas, menos en son de amantes que de hermanas. Una fugaz saltó en arco inminente, mágica pareció, por diferente, abandonando el grupo, original. Pero murió su luz casi en mi mano. Volví a mirar a su redil lejano, y me sentí de nuevo de cristal.
Los Angeles, 4 de diciembre de 2003
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955 - Rosa
La frágil rosa que en la noche ha muerto no resucitará este mismo mayo; silencio y sombra atenuarán el rayo de un sol exuberante sobre el huerto. Sólo una vez se vive a cielo abierto, y cada nuevo, compulsivo ensayo de renacer, concluirá en desmayo, más que vivir, sobrevivir incierto. No volverá esta rosa en primavera, otra como ella, tan perecedera, germinará sobre la misma rama. Plena de juventud y de belleza, doblará en un florero la cabeza, extinguiéndose al fin como una llama.
Los Angeles, 5 de diciembre de 2003
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968 - Navidad
No me dejéis crecer, quiero una vida de niñez permanente, con visiones que trasciendan al tiempo, a las razones, en una navidad indefinida. Sea verdad el mito, nadie impida la realidad del sueño, que hay ladrones dispuestos a usurpar las ilusiones, dejando el alma estéril o vencida. Quiero siempre escuchar las campanillas del trineo nocturno, las mejillas contra el frío cristal de la ventana. Nunca Papá Noel falta a la cita; aunque no le haya visto, su visita se evidencia al albor de la mañana.
Los Angeles, 8 de diciembre de 2003
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969 - Artista
Salta mi beso al aire, sin destino, sin saber para quién, ni dónde o cuándo; permanezco en mis bases, esperando que alguien tal vez lo encuentre en su camino. En esta urgencia de besar me obstino, mientras se van mis ánimos diezmando, absurdo gladiador, desenvainando en vez de espada, apero campesino. Sé que el beso es objeto de conquista, y allanado el terreno, es el artista quien planifica, esboza y elabora. Por hoy dejemos el asedio a un lado; recógeme ese beso emancipado, y te daré una noche sin aurora.
Los Angeles, 9 de diciembre de 2003
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970 - Reyes Magos
Se nos habló de idílica doncella que alumbró a singular Rey sin espada, de pastores durmiendo en la vaguada, de la canción angelical más bella. Se nos contó la historia de una estrella abandonando la órbita asignada, luz que en la noche alumbra la pisada que deja en el desierto larga huella. Y de oro, incienso y mirra nos hablaron... Nuestras almas de niño se agitaron, y en sueño electrizante nos sumimos. ¿Quién vio a los Magos cabalgar camellos? ¿Y qué, si nadie vio? ¿No fueron ellos causa del alborozo que tuvimos?
Los Angeles, 10 de diciembre de 2003
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971 - Noche de Reyes
Los zapatos, chiquillo, en la ventana, la carta en ellos, y la alcoba oscura; fría la medianoche se apresura, también la misteriosa caravana. La luna estalla en incursión temprana, encendiendo de plata la llanura; cuanto la fantasía hoy conjetura, tal vez sea real por la mañana. Duerme, mi niño; al fondo de tu sueño tu eres el rey y el mago, único dueño del país donde nacen los juguetes. Al clarear despertará el encanto de esta noche de intriga; mientras tanto, duerme tranquilo, niño, no te inquietes.
Los Angeles, 10 de diciembre de 2003
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972 - Amarga y sola
No has percibido el roce de la mano que desmorona el alma a sacudidas, deja sus energías abatidas, y la desnuda de sabor pagano. Ignoras la endeblez del ser humano, tan frágil en ausencias y partidas, porque albergando en ti múltiples vidas degradas lo magnánimo a liviano. Las manos que te rozan son rodillos sobre tus superficies, o nudillos llamando a alcobas íntimas vacías. El tacto que penetra y transfigura ni soledad implica ni amargura, y amarga y sola vivirás tus días.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2003
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973 - Instante
Cada poema es alma de un instante, de algo que nace, tiembla, vibra y muere, aletazo de un ángel, que requiere ágil reflejo y eficaz transplante. Relámpago en la noche, flameante antorcha que se extingue, aire que hiere como beso traidor de quien no quiere, lengua de fuego, tacto palpitante. Viene y se va; quien no vive al acecho verá el aspecto material del hecho, y perderá el valor de su mensaje. Sólo el sentimental, el visionario, verá cada Tabor, cada Calvario, y lo revestirá de su lenguaje.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2003
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974 - Unico día
Cuando escuches la voz que no quisieras escuchar, porque es voz definitiva, verás que el oropel que el tiempo archiva es aventado al aire en mil maneras. Fluctuante estará entre dos riberas tu espíritu en esa hora fugitiva, mas no navegarás a la deriva, que siguen ruta fija esas galeras. Cuanto viviste, amaste, padeciste, pura sombra será, nada subsiste, nada puedes llevar al otro lado. Mas la voz no ha gritado todavía; ama, vive y no sufras, que este día el único es que se nos ha otorgado.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2003
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975 - Es el ocaso ya
Tomo el pulso al amor, está muriendo, cansado, desangrándose, marchito, ha perseguido tanto lo infinito, lo inaccesible, lo que vive huyendo... Es el ocaso ya, va oscureciendo, se adormece la luz, se apaga el grito, y en esta quieta zona que transito mi propia sensatez se va evadiendo. Tan altas enmarcamos nuestras miras, que al sopesar verdades y mentiras, la fe abjura de su resurrección. Llega la noche, y es su helado aliento señal de muerte. Gime el sentimiento en la cripta de la desilusión.
Los Angeles, 12 de diciembre de 2003
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976 - Desarmado
Para la guerra el arma y el soldado, y el botín, y el laurel de la victoria; mas para el alma fiel, ni paz ni gloria, el amor queda siempre derrotado. En su inocencia ha sido desarmado de voluntad, análisis, memoria, incapaz de estudiar su propia historia, a merced de otras partes, maniatado. Si la rosa se escuda en las espinas, el reptil se protege entre las ruinas, la asustadiza liebre al guarecerse; si a los cachorros el león preserva, si se ampara en veloz fuga la cierva, ¿por qué no sabe el alma defenderse?
Los Angeles, 12 de diciembre de 2003
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977 - Contradictoria fe
Me sabes a fracaso; me sabías desde que fuiste en mí sabor ligero; al probarte mis labios, un reguero de dudas, como pólvora, encendías. Pero escogí la fe de fantasías, fe de alucinación, fe de extranjero que nunca hallará patria, de granero abarrotado de ánforas vacías. Contradictoria fe, duda y creencia, vendar los ojos ante la evidencia, y esperar que el fantasma se evapore, sin desandar ni detener mi paso; más bien que mi revés, fue tu fracaso, no seré yo quien esta muerte llore.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2003

Poemas

Otoño
Camino por octubre, y en las tardes vacías, un poco de nostalgia, y un mucho de descanso, como si ya en mi espalda no pesaran los días, y el torrente impulsivo se hubiera hecho remanso. Cada estación recoge sus flores o sus frutos, no hay rosas en otoño, pero se dan racimos; ya no importan las horas, importan los minutos, no cuántos, sino cómo, y con quién los vivimos. El invierno se asoma sobre los pardos cerros, como un gigante mudo de inevitable paso; es la niebla su aliento, y un silencio de entierros le precede, anunciando soledad y fracaso. Pero aún no es su momento, este momento es mío, ni vivo primaveras, ni me atañen veranos, éste es mi otoño, y amo, me engalano y sonrío, y la vida desborda su intriga entre mis manos.
Los Angeles, 3 de diciembre de 2003
Diseño: Carmen Álvarez
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