Breverías
1341
Me has arado los muslos con rejas de pezones,
y los surcos trazados, si no visibles, vivos,
muestran la impronta curva de las oscilaciones
y el repetido pulso de puntos suspensivos.
1342
Desclavaré tantas ideas fijas
como han sido incrustadas en la mente;
quien yerra, y al errar, no se arrepiente,
tendrá mentira y necedad por hijas.
1343
Me han llevado a terribles puñaladas
a los últimos límites del duelo,
y no hay palabras, pétalos o almohadas
capaces de anular pena o recelo.
1344
No sé si he perdonado sin olvido,
o si intento olvidar y no perdono;
parece todo tal contrasentido
que en mi sombra invernal me desmorono.
1345
La generosidad y el egoísmo,
péndulo en que fluctúa cada amante,
porque el amor no es firme, es oscilante;
no entendemos su propio mecanismo
aunque ruede en nosotros palpitante.
Sonetos
1275 - Voy a beberme el tiempo
Rebelde manantial de vida rueda
dentro de mí, y en su corriente flota
como una barca abandonada y rota
la sed que a la garganta se me enreda.
Voy a beberme el tiempo que me queda
degustando las horas gota a gota,
y que la muerte, mi última derrota,
no llegue a deshojar mi rosaleda.
Ayer el agua se perdió en la arena
sin alcanzar las rosas; tan ajena
mi mente a los requiebros del rosal.
Eso fue ayer. Hoy tentadora empieza
nueva etapa que ignora a la cabeza
y absorbe jubilosa el manantial.
Sobre el Atlántico, 6 de mayo de 2005
1276 - Tan errática
Cada noche te pierdo en esa zona
gris, laberíntica, en que me aventuro,
en ese túnel súbito y oscuro
entre vigilia y sueño. Me abandona
la ráfaga de luz de tu persona,
y quedo bloqueado por un muro
tanto más alto cuanto más procuro
remontarle, y que no se desmorona
por mucho que le embista o le socave;
sigo buscando, sin hallar, la clave
para recuperarte o despertar.
Y no te encuentro al fondo de la mente;
tan errática tú, tan inherente,
tan difícil de ver y de olvidar.
Castilla, 9 de mayo de 2005
1277 - Me dueles
No sé quién te ha clavado en mi corteza,
ni si eres bisturí, daga o espina;
tal vez el ángel fue que me ilumina,
o el demonio que enturbia mi cabeza.
Ya fuera éste o aquél, fuera la pieza
cirugía que el tacto determina,
herida accidental, mano asesina,
surge el dolor como única certeza.
Me dueles como un alma en agonía
a punto de evadirse en la sombría
hora final; como una ligadura
comprimiendo elementos divergentes;
y no sé si arrancarte con los dientes,
o besar la extensión de tu estatura.
Burgos, 9 de mayo de 2005
1278 - Lentamente mueres
Le contaré a la aurora los motivos
de tu ausencia en mi noche plañidera;
que al ceñirte en fervor de enredadera,
mi abrazo halló tus brazos evasivos.
Eres mujer de puntos suspensivos
en equilibrio de adelanto a espera;
absurda aleación de huso y tijera
que hila y corta sus propios objetivos.
Ya descuidas, ya ignoras lo que quieres,
y lenta, lenta, lentamente mueres
con la vida al alcance de la mano.
Destruye el dique o abre las compuertas,
y deságüense intensas tus ofertas
derramándose libres por el llano.
Burgos, 10 de mayo de 2005
1279 - Vuelvo hoy a verte
Panorama poblado de mi tacto,
vuelvo hoy a verte, y en las manos llevo
un arte viejo, y un impulso nuevo,
un sueño incierto y un proyecto exacto.
En el recuerdo permanece intacto
cuanto una vez viví; no hubo relevo;
traigo el alma pletórica, y me atrevo
a reanudar, desnudos, el contacto.
Parte de ayer reposa en sepultura
de olvido o abandono; no perdura
sino el legado del amor vivido,
como si un nuevo día amaneciera
rompiendo su arrebol por la vidriera
multicolor del templo del sentido.
Burgos, 11 de mayo de 2005
1280 - Desde fuera de mí
Complaciente cabalgo sobre el lomo
cómodo y teatral de la sonrisa,
que si no nace al fondo, se improvisa
como por obra mágica de un gnomo.
Abiertas las ventanas, hoy me asomo
dentro de mí, como hombre que precisa
mirarse desde fuera. No se pisa,
si dentro se anda, con el mismo aplomo.
Desde fuera me oteo imparcialmente
con la fría consulta de la mente,
ajena a voces de favoritismo.
Descuido cuanto dicen, cuanto creo,
y al mirar desde fuera de mí, veo
sólo aquello que me hace ser yo mismo.
Cantabria, 11 de mayo de 2005
1281 - Ya eres parte de mí
Cómo naciste en mí, cuánto has crecido,
niña, mujer, perenne primavera;
el alma, a tu visión, se me libera
del lastre que me tuvo sumergido.
Antes de ti, metal endurecido
que la vida ni ablanda ni aligera,
y hoy floto en ti, sentimental galera,
en tus olas de piel adormecido.
Me he infiltrado, como aguas abrileñas,
hasta el núcleo lúbrico en que sueñas
los actos por ti nunca formulados.
Niña, mujer, conspiradora amante,
ya eres parte de mí, feliz trasplante
de un corazón sin viejos invitados.
Cantabria, 13 de mayo de 2005
Poemas
Helena, tú
“¡Tanta miseria y víctimas de guerra!
Son ya diez años; no hay razón de Estado
que lo pudiera haber justificado,
menos aún mujer de extraña tierra”.
El Consejo de Ancianos recrimina
el origen banal de la contienda,
y al ver pasar a Helena por la senda
cada uno de sus rostros se ilumina.
“Por tal mujer, guerreros y murallas,
carros y naves, torres y caballos
se arriesgarán, y reyes y vasallos
sabrán sufrir asedios y batallas.”
De treinta siglos hacia ti vendría
como he llegado a ti de otro hemisferio;
tan bella realidad, si ayer misterio,
tan bella realidad, y toda mía.
Cantabria, 12 de mayo de 2005