Breverías
1381
Hablaré con la lluvia, que me cuenta tus cosas,
sabe de tu ventana, mira entre las cortinas;
los mil ojos inquietos de sus gotas curiosas
rastrean el proceso de todas tus rutinas.
Encapótese el cielo, que llueva, llueva, llueva…
aguacero o llovizna son noticia o recuerdo
que descubren o extraen cada faceta nueva,
y sólo en las mañanas soleadas te pierdo.
1382
Al fondo de tus ojos hay costumbre de auroras,
estallidos de luces, penetración visual,
hay un reloj que marca por siglos, no por horas,
hay sueños fabricados de rosas y cristal,
y dos manos que se alzan, tejiendo trepadoras,
una maraña angélica, y erótica, y mental.
Flota en cada retina mi retrato redondo,
y yo intento lastrarme para llegar al fondo.
1383
Como el junco, mi joven compañera,
se deja acariciar de la corriente,
me dejo yo de ti, tan quedamente…;
como el junco temblando en la ribera
1384
Se percibe el hogar, la puerta abierta,
rumor de callejuelas y de plazas,
y el abrazo del niño que despierta,
en el cálido olor de las hogazas.
1385
Víspera de alborozo; me golpea
un aldabón minúsculo las venas.
¿Has arribado ya? Si no alborea,
y las sombras aún yacen en cadenas.
Te esperaba cuando éstas se liberen,
desvaneciéndose en callada huida;
tal vez mis añoranzas te requieren
sin más espera junto a mí tendida.
Sonetos
1327 - Hermano
Una imagen de ti sólo me queda
colgada en la pared, hermano mío;
en la memoria un hueco, tan vacío,
y un dolor que en el alma se me enreda.
Las armas nunca callan. La humareda
del conflicto persiste. Y ese río
de historia a medio hacer, tan largo y frío,
no se detiene nunca, y rueda, rueda.
No recuerdo tu andar, ni tu sonrisa,
ni el tono de tu voz. Ay, cuánta prisa
te diste en tu carrera hacia la muerte.
Al contemplar tu estática figura,
siento que llevo en mí tu sepultura,
y sé que ya no volveré a perderte.
Los Angeles, 9 de agosto de 2005
1328 - “Muerte” de una bicicleta
“Sin ti, ¿qué hubiera sido del poeta?
Perro fiel, a la puerta te esperaba
el galgo viejo de la bicicleta”.
(Alfredo Marqueríe)
Y se negó a seguir. Treinta y tres años
de simultaneidad itinerante,
servil y conformista, Rocinante
forastero a molinos y rebaños.
Dinámica y juncal, sin los extraños
narcisismos de artera, gris amante,
cabalgadura atlética durante
mi vagar por ciudades y aledaños.
Pero llegó su día. La fatiga
del metal la quebró como una espiga,
y se tendió en la calle, perro herido.
Yo sanaré; mas ella, mutilada,
ha recibido la última estocada…
Duerma en paz quien tan largo me ha servido.
Los Angeles, 10 de agosto de 2005
1329 - El Doncel de Sigüenza
Sólo doncel, doncel y caballero,
sin más prebenda o título ostentoso
que el de hombre soñador y vigoroso,
mente sagaz y brazo de guerrero.
La muerte le encontró por el acero
en verde juventud; y nunca ocioso
en tantos siglos de semireposo
lee y medita en su diván austero.
¿Qué piensas, Martín Vázquez, qué has leído
que tu mirada ya se ha retraído
del libro abierto, y hacia el suelo mira?
¿Qué narrador, filósofo o rapsoda
tan hondo a tu intelecto se acomoda
que a los quinientos años aún te inspira?
Los Angeles, 15 de agosto de 2005
1330 - Irremediable
Hombre que piensa forja su destino,
hombre que siente sólo lo soporta;
el corazón socava y nos recorta
el asfalto mental, nuestro camino.
El paso, ni seguro ni genuino,
se desnuda de ideas; ya no importa
la sensatez que Sancho Panza exhorta:
Brazos serán, y no aspas de molino.
Y así el destino, brújula variable,
deviene manantial irremediable,
cuyo curso se adopta, no se altera.
Tal vez la voluntad se piense viva,
pero no es más que un tronco a la deriva
llevando a bordo imágenes de cera.
Los Angeles, 15 de agosto de 2005
1331 - Mundo sutil
Encadenada estás a mi deseo,
y estoy a tu deseo encadenado;
qué eslabones dorados ha forjado
esta avidez de sueños que poseo.
Sigo tu voz callada, ronroneo
alterador del ritmo en el teclado,
y queda mi cerebro desgajado
del mundo sensorial que ya no veo.
¿Qué importa lo que soy, lo que parezco,
si sólo en la apetencia me enriquezco
de lo que espero, lo que aspiro a ser?
La realidad se hundió, sólo hay a flote
ese mundo sutil de Don Quijote,
y el amor que nos hace estremecer.
Los Angeles, 15 de agosto de 2005
1332 - Y de repente
Cuando te amé supe batir las alas,
elevarme a otros mundos, a otra altura,
ser libro para ti, cuya lectura
entre necesidades intercalas.
Cuando el libro durmió en las antesalas
de clínicas anónimas, qué dura
se hizo la realidad, qué rasgadura
sufrió el ajuar de mis mejores galas.
Ya no pude volar de las heridas,
al costado mis alas adheridas,
de mi pecho la sangre a borbotones.
Y de repente un día, cada pluma
sintió la ligereza de la espuma,
y volé por terrados y balcones.
Los Angeles, 15 de agosto de 2005
Poemas
Tus ideas
Vivo, me desenvuelvo, fluyo y canto
en la ancha libertad no restringida
del inquieto hervidero de tu mente;
tus ideas me cercan sorprendidas,
o extasiadas tal vez. Ellas, tan sobrias,
siempre tan esquemáticas, tan frías,
han hinchado sus venas y horneado
su blanca sangre; mudas se arraciman,
en torno de este intruso,
como un bosque de antorchas encendidas.
Tus ideas se metamorfosean
sin yo intentar modificarlas; vibran
y alborozadas danzan,
vírgenes despertando en rebeldía.
Ya no son incunables polvorientos
que en anaqueles de nogal dormitan.
Una corriente eléctrica,
un seísmo sensual las moviliza,
una lluvia de azules, verdes, rojos
colorea sus togas metafísicas,
y un nuevo ritmo alegre las impele.
Dejan de ser ideas cristalinas
y devienen propósitos, impulsos,
alborotando viejas galerías.
Se han desnudado todas,
danzan en torno a mí, se me aproximan,
me desnudan del último vestigio
de ayer, y se me entregan. Qué conquista
tan íntima y extraña;
vencedor y vencido se equilibran.
Los Angeles, 11 de agosto de 2005