Breverías
1406
He escalado el altar del sacrificio,
yaciendo en él en voluntaria ofrenda,
mas la altivez de tu deidad me ignora.
¿Qué ruego exiges para ser propicio,
o qué daga ritual hiera y pretenda
que me desangre más que sangro ahora?
1407
Amar a un hombre es encarar el viento,
me rodea frenético y me frena,
y en la ráfaga ambigua de su aliento
me dice suya y considera ajena.
1408
A tus dominios de ventisca y hielo
por no sé qué caminos he llegado;
pude haber ido hacia la luz en vuelo,
o hallar descanso en el verdor del prado;
pero vine hacia ti, y agonizante,
con el frío atrofiándome el sentido,
hoy me siento morir, débil amante
cuyo sueño ya se ha desvanecido.
1409
Marcan mis brazos interrogaciones,
quedándose en el aire, sin respuesta;
y me abrazo a la luz, y a las visiones
de tu forma a la mía yuxtapuesta.
Esta mi soledad tan creativa
que reproduce tu figura ausente,
tan ceñida a mi lado, tan esquiva,
tan pausada en llegar, tan de repente.
1410
Era un hombre sin rostro el que en mi sueño
tomaba posesión de mi cintura,
mas sin hacerse enteramente dueño,
ni sentirme totalmente insegura;
como si anticipara su llegada
con intención idéntica a la mía;
y fue el deseo pretensión truncada
a la importuna aparición del día.
Sonetos
1358 - Protesta
Aunque es madre común la humanidad,
logran avergonzarme mis hermanos
por las obras que fluyen de sus manos,
de la violencia a la vulgaridad.
Cautivo en esta absurda realidad
de ingenios y gigantes, ciudadanos
regidos por imbéciles y enanos,
¿a dónde iré, sino a mi soledad?
Pudiera enarbolar el estandarte
de la protesta, por la acción o el arte,
si encontrara razón, ojos y oídos.
Pero en los mandos la razón dormita,
y en un mundo de sordos, el que grita
lleva su voz a muertos o dormidos.
Los Angeles, 24 de octubre de 2005
1359 - Dios y el diablo (I)
- “Mi siervo Fausto, tan desentendido
de liviandad, de ostentación terrena;
¿qué persona más fiel, qué alma tan buena
el título de justo ha merecido?”
- “El mérito no está en el apellido,
ni en la existencia pastoril, serena;
el ser más íntegro se desmelena
al acercarse al límite prohibido.”
- “Ve, pues, al mundo, asedia, trama, tienta,
a mi siervo. Verás que no está en venta
su rectitud, ni su honradez fluctúa.”
Baja Mefisto en curva parabólica,
y una sonrisa impúdica, diabólica,
en sus labios de hollín se perpetúa.
Los Angeles, 25 de octubre de 2005
1360 - Mefistófeles (II)
- “Fausto amigo, el cultivo de la ciencia
te elevará al altar del pensamiento,
lugar tan frío como tu aposento,
sin besos entre sábanas. ¿Qué herencia
dejarás al partir? La convivencia
de los libros congela el sentimiento;
debes fundir tu aliento en otro aliento,
al rejuvenecerte en su inocencia.
¿No ves que cerca de tu puerta habita
la casi adolescente Margarita?
¿La han besado tus ojos? ¿Y tus labios?
Se derraman tus manos en temblores.
Yo te la ofrezco, que en razón de amores
suelen ser inexpertos los más sabios.”
Los Angeles, 25 de octubre de 2005
1361 - Fausto (III)
- “Mi piel, mi corazón, se han agostado
bajo el rígido empleo de la mente;
hombre soy que se encuentra de repente
admirado tal vez, pero no amado.
Y hoy quiero amar. Recobraré el estado
de juventud, aunque se quiebre el puente
que me une a Dios, y aunque sobre la frente
deba llevar tu número tatuado.”
- “Fausto hermano, ni dudas ni zozobra;
la juventud perdida se recobra,
no es asunto de fe, sino deseo.
Margarita ya ve el Fausto galante,
y ella misma se ve como la amante
que ni siente ni espera titubeo.”
Los Angeles, 25 de octubre de 2005
1362 - Rosa
Tanta ausencia de ti me debilita,
desgarra mis entrañas, y deshoja
la rosa abierta, densamente roja,
por ti cortada en la última visita.
Siempre pensé que en su corola habita
una fracción de tu alma. Me acongoja
su renuncia a vivir, mientras se aloja
sobre el labio del ánfora y dormita.
Es una rosa triste y arqueada,
presintiendo su fin, momificada,
entre las páginas de un libro presa.
Sólo el vivo recuerdo de tu tacto
marca en su tallo el sensorial impacto
de las alas del aire que la besa.
Los Angeles, 28 de octubre de 2005
1363 - Camino
Entre tantos caminos recorridos
con redobles de sangre sobre el pecho
a destinos de logro insatisfecho,
los pies, las esperanzas malheridos;
entre tantos cuidados y descuidos,
tanto afán por hacer, tanto deshecho,
no descubrí el camino hacia tu lecho
casi hasta ver mis párpados vencidos,
pesados del cansancio, de los días,
de mi torpeza, de mis cobardías,
de tabú, más que real, imaginario.
En clandestinidad hacia ti llego,
siendo tú en mi propósito andariego,
proyecto, paradero, itinerario.
Los Angeles, 28 de octubre de 2005
Poemas
Ahora
Desafiante vivo, de espaldas a la muerte,
como si nunca hubiera de percibir su aliento,
o el tenebroso caos de su danza macabra
con trajín de guadañas y crujido de huesos.
No por pensar en ella retardará su paso;
sé que vendrá en la noche dormida del cerebro,
tanto más imprevista cuanto más meditada,
y nunca exactamente completado el sendero.
No es remate de nada, ni ofrece desenlaces,
nunca es la última página del libro que leemos,
del libro que escribimos; interrumpe la historia
antes de que pongamos punto final al texto.
¿Quién, al morir, pudiera pensar haber llegado
al borde de sus ansias, al fin de su trayecto?
Se nos derrumba el puente, se nos tala el naranjo,
se nos corta el camino, se nos deja incompletos.
Por eso cuanto haría mañana, lo hago ahora,
la palabra efusiva, el incitante gesto,
y aporto el arrebato que reprimí otros días
a la agresión benigna de cada nuevo beso.
Que el mañana se ocupe del quehacer de mañana,
que tal vez nunca pase de utópico bosquejo;
no hay más vida en nosotros que el latido presente
fluyendo irremediable como agua entre los dedos.
No sabría decirte si te amaré a la aurora,
pues quizá no amanezca; pero en este momento
te brindo el alborozo de cada primavera
como si fuera el término de mi postrer invierno.
Los Angeles, 27 de octubre de 2005