Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Solitario

Índice

Sonetos:
Solitario En ruinas No más temor Estatua de Afrodita Regeneración Poema Palomas Muerte
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Breverías

1441
Tú, la recién nacida, germinada en mi mente, sazonada en mi entraña, te has abierto a mi vida casi bajo la curva fatal de la guadaña. Pero siento que brotan dos alas en mi espalda y un impulso a la altura, y aires nuevos azotan mi piel, que hacia la tuya tan joven se apresura.

1442
Voy a estirarme ilimitadamente, larga sombra en crepúsculo infinito, los pies en esta tierra que yo habito, y allende el mar, donde tú estás, la frente. Si me ves serpear sobre el paisaje, bajo tu puerta deslizarme plano, y alargar hacia ti la oscura mano, déjame hablar, que el tacto es mi lenguaje.

1443
Qué tarde, Amor, llegaste, y qué distante me has dejado tu ofrenda; ya es herida, y no sabré decir si me convida a risa o llanto, eternidad o instante ¿Qué entorpeció tus pies en el sendero por donde pasas anudando lazos? Cuánto tiempo perdido, sin abrazos, qué ciega ineptitud, divino arquero.

1444
Ella era el pozo en cuyo fondo oscuro yo aligeraba el fardo de mis cuitas, y su atento silencio era el conjuro que las tornaba en blancas margaritas.

1445
Ay de la muda lágrima lejana, de la mano extendida que no toca, del pensamiento anclado, de la boca en perenne orfandad cada mañana.

Sonetos

1401 - Solitario
En muda torre de marfil aislado me ve al pasar el mundo. Yo no veo su colorido, ni oigo su ajetreo; sólo escucho el monólogo callado de la palabra escrita, y el dictado del corazón, que en leve bisbiseo recapitula cuanto siento y creo, induciendo mis dedos al teclado. El rumor se hace voz, y al fin estalla, se abren surcos de sangre en la pantalla, serpenteando hacia tus pies lejanos. Desde mi ciega soledad no llego a percibir si tan fecundo riego germinará temblores en tus manos.
Los Angeles, 18 de enero de 2006
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1402 - En ruinas
La noche es ánfora de soledades que glacial en mi alcoba se derrama, y cuanto más el alma te reclama, más se acentúan sus contrariedades. Qué absurdo este vaivén de dos mitades en encuentros y fugas, pentagrama desprovisto de notas, crucigrama sin descripciones, dogma sin verdades. Fría es la noche, depresiva, larga, y yo soy Atlas con la inmensa carga de este mundo, sin ti, sobre los hombros. O tal vez Prometeo encadenado, o simplemente un hombre enamorado que ya no ve ciudades, sino escombros.
Los Angeles, 20 de enero de 2006
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1403 - No más temor
Verde el ciprés, la madreselva verde, rojo el rosal, las amapolas rojas, gris el otoño, huérfanas las hojas, blanco el invierno cuyo frío muerde. La mente, envuelta en niebla, se me pierde por caminos de abstrusas paradojas, y al corazón le asfixian las congojas de que un amor de ayer hoy te recuerde. Monopolizaré la primavera circunvalándola de tal barrera que deberá permanecer conmigo. Con tan desafiante maniobra proscribiré la niebla y la zozobra, y ni a mí temeré ni a mi enemigo.
Los Angeles, 20 de enero de 2006
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1404 - Estatua de Afrodita
El tiempo, segador de arquitecturas, recaló en el umbral de tu peana y emborronó la grácil filigrana de tu nombre en el mármol. Hoy perduras, degollada y sin brazos, casi a oscuras, y sólo queda de tu efigie humana la forma juvenil, diosa pagana, bajo los pliegues de las vestiduras. El templo que te honró, te alberga en ruinas; se despoblaron tantas hornacinas, pero tu imagen no se hundió en la greda. Los dioses de la guerra, de los mares, del trueno, desertaron sus altares; sólo la diosa del amor nos queda.
Los Angeles, 21 de enero de 2006
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1405 - Regeneración
En alas vengo de la luz y el viento, con un mensaje puro y un gemido; tanto ha nevado en mí, tanto ha llovido, que apellidaba padre al desaliento. Llego en busca de un nuevo nacimiento que me alumbre a otra vida. Lo vivido debe morir en sombra y en olvido, tabla rasa en afecto y pensamiento. Sin huellas en el alma, quiero abrirme itinerario virgen, y a pie firme peregrinarlo sin mirar atrás. Con una mano al báculo accesible, y la otra mano abierta, disponible, que tú tal vez, tal vez sujetarás.
Los Angeles, 21 de enero de 2006
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1406 - Poema
Me ha nacido un poema clandestino, vivaz hijo ilegítimo, distante, engendrado en el seno de una amante anónima a familia y a vecino. Quien lo viera, juzgara desatino tal novedad, o sin justificante; pero no ha sido fruto de un instante, ni efecto de carácter libertino. Vástago ha sido de sonrisa y tacto, pero también de irrevocable pacto de voluntad y de interioridades. Poema arrullador, de íntimos versos, serenos, melancólicos, perversos, en tu piel, en mi piel, dos soledades.
Los Angeles, 21 de enero de 2006
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1407 - Palomas
Temblor gris azulado en las bandadas de palomas bullendo en los portales y plazoletas de las catedrales, picoteando migas olvidadas. Al interior son almas enjauladas en los retablos, en los ventanales; Espíritu que en cuadros y murales imparte luz con alas desplegadas. Fuera han perdido el miedo al caminante, aleteando en el postrer instante, volviendo al empedrado y al zureo. La paloma fue paz, ramo de oliva, pero esa paz es hoy tan elusiva que ya no hay ramo, sólo picoteo.
Los Angeles, 22 de enero de 2006
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1408 - Muerte
Me voy muriendo al borde del ocaso, aunque la luz no abdica resplandores; si no alcanzan la noche los amores, perecemos con ellos paso a paso. La vida, al fin, es el mayor fracaso; somos alborozados labradores sembrando en alma ajena, y segadores que llegan a las mieses con retraso. Sobreviniera en esa hora tardía cuando la sombra sustituye al día, hospitalaria desembocadura. Pero me está abordando antes de verte. Oh, ciega, terca, insensitiva muerte, sin granar este amor, tan prematura.
Los Angeles, 23 de enero de 2006
Diseño: Carmen Álvarez
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