Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Zonas

Índice

Sonetos:
Nadie está solo Tu sueño Fugaz es el amor Cautiva Tu mar azul A través de su tacto Zonas Mensaje
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Breverías

1506
Gentil belleza de mujer, unida al impulso salvaje de la fiera, ya en actitud audaz, o precavida, ya en diligente avance, o a la espera; en la mirada un alma estremecida, y, ya en el lecho, ya en la madriguera, hambre o deseo, trémulo, implacable, traspasador de cuerpos, como un sable.

1507
Mi palabra soy yo, único medio de poder tocarte desde que el tacto huyó. No me atrevo a privarte del único placer que puedo darte.

1508
Ella lo dijo así: “Fuimos amantes; durmió la intimidad, fuimos amigos, a mutuas confidencias aspirantes, de nuestra propia madurez testigos; y al fin, algo más tibios, más distantes, mitad colegas y mitad mendigos… No quiero ya limosna dialogada; se ha hecho el vacío, ya no queda nada”.

1509
Si la palabra hablada, si la escrita, tuviera manos, como el cuerpo tiene, qué elocuente la voz de nuestra cita, qué manera de hablar como conviene.

1510
Sin verlo ni saberlo, me has marcado, llevo tus iniciales estampadas sobre la piel del alma. En las majadas nadie podrá decir que me ha comprado.

Sonetos

1492 - Nadie está solo
Nadie está solo en la naturaleza; cada forma que tiembla o que respira encuentra forma análoga, la mira, y a sí misma se ve, sin extrañeza. Nada es distinto bajo la corteza que enfunda nuestras almas, todo gira en torno al mismo fin, y todo inspira ya gozo igual o idéntica tristeza. Llama soy que me entrego y no me apago, olmo que me duplico sobre el lago, sendero que me alejo y permanezco. Y todo en torno mío, aunque callado, me acepta, me sonríe, es mi aliado, y de su propia esencia me enriquezco.
Los Angeles, 1 de julio de 2006
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1493 - Tu sueño
Me acerco a ti en silencio, de puntillas, mientras, desnuda, duermes en el lecho, y escucho tu soñar; quedo al acecho de eventuales temblores de rodillas. No singlas órbitas de pesadillas, tan serena la curva de tu pecho, pero deja mi espíritu maltrecho el rubor que oscurece tus mejillas. ¿Qué rutas de íntimo solaz recorres? ¿Qué señor te recluye entre las torres de su opaco recinto amurallado? Sueño de alondra en vuelo a quien da caza maldito gavilán, que despedaza mi propio sueño de hombre enamorado.
Los Angeles, 2 de julio de 2006
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1494 - Fugaz es el amor
Verás un día que este amor eterno que ha poblado tu espacio, olmo frondoso, tendrá las hojas secas, y el nudoso tronco desnudo arrostrará el invierno. Y que este claro manantial interno, crecido en largo río caudaloso, trocará su lenguaje rumoroso en silencio, o monólogo fraterno. Fugaz es el amor, llama rojiza trepando a hoguera, pero al fin ceniza, aunque factible su renacimiento. Nunca recrea idéntico escenario, ni se reintegra al mismo itinerario, tal vez otro lugar, otro momento.
Los Angeles, 2 de julio de 2006
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1495 - Cautiva
Mis manos te repiten. Reproducen la imagen apagada que encendiste cuando, llegado a tu albornoz, lo abriste, y a tu perfil desnudo me conducen. Ay, estas manos de escultor que inducen tantos ensayos, cuyo afán insiste en retrazar los rasgos que ofreciste, y que aún en este instante me seducen. Diez escoplos moldean tu estructura; cada arista, relieve o hendidura requiere el golpe audaz, el toque exacto. Y así voy construyéndote de nuevo tal como siempre has sido, pues te llevo cautiva en cada punto de mi tacto.
Los Angeles, 2 de julio de 2006
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1496 - Tu mar azul
Flotan en tus pupilas, silenciosos, diez mil ojos que has visto y te han mirado, náufragos, en cristal verdiazulado, de hostiles arrecifes espumosos. Mar, sólo mar, tu mar; tan borrascosos braman los vientos, tan alborotado se alza su pecho múltiple, ondulado, como henchido de espíritus furiosos. Estrellados los ojos en la roca, ya no te ven, ni tu alma les evoca, restos de naves en azul dispersos. Sólo mis ojos ven, y en ti navegan a velas desplegadas, y te entregan mis impulsos más puros…, y perversos.
Los Angeles, 4 de julio de 2006
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1497 - A través de su tacto
Acaricio tu piel en el intento de adivinar el núcleo que enmascara, como si opaco vidrio se quebrara manifestando idea y sentimiento. Tus relieves más íntimos presiento, geografía de amor que se encumbrara bajo la mano audaz, y abalanzara su expresión de ansiedad en movimiento. La exploración es planta trepadora que, aunque abrace y estreche, no devora, sino que absorbe subyacente vida. La palma de mi mano se alboroza si, peregrina en tu heredad, te roza, tú, a través de su tacto, conocida.
Los Angeles, 5 de julio de 2006
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1498 - Zonas
Zonas hay a nivel de tus entrañas que no sabes dejar ser poseídas; áreas inexpugnables o escondidas, como en bancales o sobre montañas. ¿Por qué tan defensiva? ¿De qué extrañas trincheras te rodeas? Ya dormidas quedan las nieves, y reverdecidas las praderas precisan de guadañas. Olor, color y amor, la primavera de sensación y afecto se apodera; todo es libre, la luz, nubes y ríos, la brisa en el sauzal, las golondrinas… Y tú, que en mi perímetro germinas, pétalos tienes que no son aún míos.
Los Angeles, 5 de julio de 2006
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1499 - Mensaje
Tus palabras me siguen, verticales, enhiestas, como lanza de guerrero, me hacen sombra, y emiten un reguero de nocturnos aromas forestales. Desnudas de doblez, tan naturales como alta nieve o aire montañero, con acento de tango o de bolero, y la translucidez de los cristales. Escucho su inflexión como si fuera surtidor de agua pura que surgiera, arrullador y esbelto, de mi centro. Ya delicado, eufórico o salvaje, siempre te entenderé, pues tu mensaje, aunque venga de ti, lo llevo dentro.
Los Angeles, 6 de julio de 2006
Diseño: Carmen Álvarez
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