Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Despacio

Índice

Sonetos:
Un beso De paseo Al descubierto Hacia ti Ofrenda Duerma el concepto Bohemio
Poemas:
Te pienso tan despacio
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Breverías

1501
Me estremece la luz de la mañana como si hubiera hallado entre los brazos una breve cintura de mujer. Y tal vez la encontré; que una ventana nos descubre al abrirse extraños lazos que nunca uno creyera establecer.

1502
Al mirarte a los ojos, en la oscura habitación en que no estás, te veo como luz otoñal, que se apresura sobre el paisaje triste, en el deseo de detener la noche prematura de negras alas y febril jadeo. Hay algo en tu mirada en esta hora que hace a la noche huir, nacer la aurora.

1503
Son tus muslos vestíbulos abiertos del hambre sensorial que les anuda; dos largos sueños ávidos, despiertos, y un amplio abrazo hacia mi piel desnuda.

1504
Al escribirte, saltan del teclado leves gemidos de calandria herida; yo, despierto, llamándote a mi lado, y tú, inconsciente a mi dolor, dormida.

1505
Ya sé que debo amarte con la brasa del alma, que arde interminablemente; pero esta piel rebelde me rebasa, su lenguaje vital tan elocuente.

Sonetos

1485 - Un beso
Un beso entre las sábanas perdido: ¡Qué revuelo de amor!, ¡qué jugueteo! Pájaro cuyo errático aleteo roza mis ramas de álamo caído. Ni color, ni presteza, ni chasquido, lasciva pluma en leve serpenteo, silencioso, invisible, en merodeo de las oscuras zonas del sentido. No sé quién lo soltó, mas lo sospecho por las rutas que sigue sobre el lecho, las mismas que alguien recorriera un día. Improvisado mapa que este beso repite hoy con espíritu travieso…, ¿o es mi deseo envuelto en picardía?
Los Angeles, 16 de junio de 2006
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1486 - De paseo
Por calles, plazas, restaurantes, bares, al sol, bajo la lluvia, en ruido, en humo, si orgullosa de mí, de ti presumo ante tantos testigos oculares. Una de tantas mesas circulares; un coñac para mí, para ti un zumo, sin cenicero, gracias, yo no fumo; ¿El diario? Tal vez los titulares. Brindo por ti, por hoy, por el pasado, por este álbum viviente en que has grabado tanta imagen sensual, tanta belleza. De la mano, del hombro, con el brazo firmando sobre ti, trazo por trazo, mi nombre, de los pies a la cabeza.
Los Angeles, 17 de junio de 2006
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1487 - Al descubierto
Sólo vestida de tu piel, no tienes que disfrazarte de mujer mundana; eres quien eres, noble cortesana o doncella vestal, o te mantienes en equilibrio entre ambas. Cuando vienes hacia mí puedo ver a la sultana señorial de Estambul, o a la serrana que al Arcipreste ofrece parabienes. Pero te veo a ti, vital, primaria, más allá de barniz e indumentaria, sin forma ni color artificiales. Desnuda eres auténtica, más viva, y a la vez más sensual, más impulsiva, despojada de efectos teatrales.
Los Angeles, 18 de junio de 2006
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1488 - Hacia ti
Voy hacia ti camino de mí mismo, a través de mis pausas, de mis prisas, desenredando lágrimas, sonrisas, de entre las ruedas de mi mecanismo. En mi engranaje, el viejo dinamismo parece entorpecerse. Qué imprecisas tus palabras lejanas cuanto pisas los senderos que abriera el pragmatismo. Necesito llegar y sumergirme, regenerar tu savia, y persuadirme de que tu nervio se une a mi energía. Mas si para ir a ti soy yo camino, ¿a qué ponerme en marcha? Mi destino lo he conseguido ya, pues eres mía.
Los Angeles, 18 de junio de 2006
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1489 - Ofrenda
Me acarició la voz de la tristeza como diciéndome: “¿Por qué te quiere? Ha pasado tu tiempo, y hoy se muere cada vez más de prisa; no hay grandeza ni en la debilidad ni en la torpeza con que la edad despótica te hiere; sólo una circunstancia se requiere: Modificar el canon de belleza.” Me contemplé gastado por los años, pero observé que el barro de mis daños era lacra pueril, superficial; que no hacen el regalo los colores del papel de envolver; que otros valores se ocultan bajo el forro ornamental..
Los Angeles, 20 de junio de 2006
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1490 - Duerma el concepto
Cuando te siento se me va la idea, pero al pensarte, amor, cómo te siento; qué marginal se ve el entendimiento si la espalda entre sábanas se arquea. Ya canta el cormorán en la azotea, entre las ramas se adormece el viento, y el sendero, callado y polvoriento, en el opaco ejido amarillea. Hila mi mente con sedal de bruma, pero en mi entraña surges de la espuma rutilante y sensual como Afrodita. Si al sentirte percibo tu figura, duerma el concepto en su guarida oscura, y quédate a mi cuerpo circunscrita.
Los Angeles, 20 de junio de 2006
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1491 - Bohemio
Ignoro cómo son mis pies. Caminan, porque me llevan, pero no los veo; ni los impulso a andar, ni los bloqueo, ellos solos sus planes determinan. Sorpréndanme. Si un día me confinan a objetivos de extraño galanteo, decidiré un desvío en el paseo; mientras tanto, sus modos predominan. Ni plan sucinto ni formal programa, que al alma privan del sabor y el drama ciertos en la eclosión de lo imprevisto. Que me lleven. Mi espíritu bohemio aspira sólo a recoger el premio de lo que ni merezco ni conquisto.
Los Angeles, 22 de junio de 2006

Poemas

Te pienso tan despacio
Te pienso tan despacio que, cada pensamiento ajeno a ti, tropieza y me atropella. No me importan. Los dejo pasar, seguir su curso, indiferente, como sombras sonámbulas de besos que no me ven, y a los que yo tampoco, hasta que empiezan a alejarse, veo. Los pensé alguna vez, pero deprisa, y ni siquiera fueron compañeros. ¿Y hoy? Que pasen, que pasen y se pierdan en ese opaco, efímero universo donde giran en órbitas absurdas, desde lo tornadizo a lo superfluo. A ti te pienso horizontal, despacio, a ritmo de ansiedad, lento, tan lento, que apenas hay avance; en líneas curvas, círculos concéntricos, delicadas fricciones, como si mi intención tuviera dedos, como si hubieran muerto los relojes lanzando el último tic tac del tiempo. Te pienso absorto, dilatadamente, tu piel en mi cerebro, mi cerebro en tu piel, idea y tacto, con el maldito triunfo del concepto, la radiante derrota del abrazo, los paradójicos enfrentamientos de pensar y sentir, aunque se mezclan, como suelen mezclarse amor y sexo, aunque hoy, al estrecharte, tan ausente, me alargo en esta infinitud de sueño, casi inmóvil, pensándote, pensándote, en la noche vacía, sobre el lecho. Mientras te pienso en calma, sin premura, desembocado en ti, y en el silencio redondo y excluyente en que podrían florecer misterios, las turbas apremiantes de imágenes, vestidas de recuerdos, persisten en su avance por el mismo sendero por donde tú caminas, paso a paso, conmigo de la mano, cara al viento, con el mismo alborozo sobre el rostro, e idénticos latidos en el pecho. Te pienso tan despacio, que apenas nos movemos, porque no hay una meta en la distancia, sólo en el breve punto en que te pienso.
Los Angeles, 22 de junio de 2006
Diseño: Carmen Álvarez
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