Breverías
1666
Tienes ojos de estatua, tan fijos, tan vacíos,
como si alguien te hubiera robado de ti misma,
como si hermana fueras del mar y de los ríos,
a quien sólo le incumben regatos y marisma.
Tan poca cosa tienes, tan exprimida quedas,
que aunque logro mirarte, no veo casi nada;
surges como la sombra, sin perfil, y te enredas
en espirales de humo, muerta la llamarada.
1667
La palabra elegante es camuflaje
de la insinceridad; y la sincera
no requiere ni adorno ni ropaje;
en desnudez completa reverbera.
1668
Exige la verdad, mas no pretendas
que todo lo que pienso exteriorice;
sinceridad es que, cuanto se dice,
no altere las ideas a sabiendas.
1669
El corazón, extraño viajero,
y extraña viajera la cabeza,
cada uno para el otro forastero,
que ni siguen idéntico sendero,
ni ambos se albergan en la misma pieza.
1670
Ven y ríe conmigo, compañera,
y te amaré solemne y jovialmente;
más ama de verdad quien se apodera
de la risa del otro, y se libera
de su propia mesura intrascendente.
Sonetos
1681 - Vacilante, mi voz
Me queman las palabras que no digo
como caudal de sangre enardecida
o columna de fuego reprimida,
palabras más de amante que de amigo.
Y aunque me queman, y aunque te persigo,
y cada coyuntura me convida
a su expresión, no encuentran la salida,
y en mi confusa indecisión prosigo.
Detén el paso, partas o regreses,
caigan tus ojos sobre mí y no ceses
de esperar, sugerir, manifestarte
si mi voz, vacilante, no surgiera.
Dentro de mí se eleva y vocifera
su radical necesidad de amarte.
Cantabria, 1 de mayo de 2007
1682 - Solo y despierto
Hay toques en mi piel, pero no hay mano,
y tú estás sin estar, aquí y distante,
corazón de cadencia palpitante,
alazán galopando por el llano.
Me aceleras, me pueblas, me empantano
sobre tu piel de amanecer radiante,
tú, mi camino, yo, tu caminante,
de firme huella, mas de pie liviano.
Estoy solo y contigo, idea y tacto,
aunque me instruyes, soy autodidacto,
mental revelación, mi libro abierto.
Esta es la noche que nos vio sin vernos,
arrebatados, sin pertenecernos,
yacente junto a ti, solo y despierto.
Cantabria, 6 de mayo de 2007
1683 - En rumores
Paso a ti cada día por el puente
de candidez entre los dos tendido;
mis palabras no llaman a tu oído,
van más allá, alojándose en la mente.
Oh, mi amante gentil, mi confidente,
sobre quien ha mi intimidad tejido
la malla de oro del amor prohibido,
más febril cuanto más irreverente.
Pude haber roto mi silencio en grito,
y pude haberte hablado por escrito,
mas preferí anunciártelo en rumores.
En la canción gozosa de la aurora,
en el gemido que discreto implora,
en el murmullo azul de los amores.
Cantabria, 6 de mayo de 2007
1684 - Silenciosa
Me amenaza el silencio si es ausencia,
me glorifica extático a tu lado
en el abrazo férvido, callado,
que en sí mismo es señal de confidencia.
Mudo el labio, desborda su elocuencia
en cálido contacto, desgajado
de voces y rumores, y adosado
a otro labio en idéntica vivencia.
Háblame si lejana; besa y calla
cuando tu piel sobre la mía estalla
en cósmica quietud de inmensidades.
Junto a mí silenciosa dices tanto
que no hay aclaraciones, risa o llanto,
que mejor comuniquen tus verdades.
Cantabria, 9 de mayo de 2007
1685 - Sólo ese punto
Vereda eres, mujer, en que me empleo,
sin importarme origen ni destino;
mi razón no es la meta, es el camino,
no lo que vi o veré, mas lo que veo.
En mi sentimental vagabundeo,
como barco en el mar, o peregrino,
ni indago antiguas huellas, ni me obstino
en descifrar futuras. Saboreo
la embriaguez inmediata del instante.
¿Qué importa lo que puede haber delante?
¿Qué nos resuelve cuanto queda atrás?
Mujer a quien hoy beso y no pregunto:
Tú eres por donde voy, sólo ese punto,
no adonde fuiste ayer, o adonde irás.
Cantabria, 11 de mayo de 2007
1686 - Dolor
No imagino el dolor, me arde y lo siento,
aguijón de alacrán, daga de fuego;
me hunde en su barro, por su mar navego,
y hoja soy agitada por su viento.
Aun soñado es verídico tormento
que ni acierto a eludir ni le despego;
llega tal vez inadvertido, y luego
exige al corazón alojamiento.
Sin embargo el amor se nutre y crece
del dolor, y sin él se desvanece,
a la lágrima el beso vinculado.
Te amo con júbilo y me duele amarte,
triste la ausencia, gozo acariciarte,
oh amor en mis dolores arraigado.
Cantabria, 11 de mayo de 2007
Poemas
Nada turba esta hora
El tiempo ha recogido los pliegues de su capa
y permanece inmóvil, dormidos los relojes;
han callado los ruidos, y en la naturaleza,
bajo nieve de olvido, naufragan los colores.
No hay pasos, ni palabras, ni en las calles pululan
animales o ruedas; ni en colinas o bosques
canta la primavera, ni desliza la brisa
sus brazos invisibles por las ramas del roble.
Todo es paz y silencio, si a mi lado, yacente,
ya a la luz de la aurora, o a la sombra en la noche,
me despiertas, si duermo, si despierto, me duermes,
mujer que, inevitable, cuando llamo respondes.
Desnuda eres un río, ya fiero, ya apacible,
cuyas aguas me abrazan, sacuden y recorren.
Nada turba esta hora, desvanecido todo,
tú, más mujer conmigo, yo, contigo, más hombre.
Cantabria, 6 de mayo de 2007
Y yo en la calle
Apagadas las calles, consumida
la luz de las farolas,
y arrastrándose a pasos de lagarto,
clandestina, la sombra,
sólo una casa enciende las ventanas
como enmarcando antorchas.
Las voces se han dormido,
y un movimiento audaz se desenrolla
en perfiles opacos
que en la pared, al interior, rebotan.
Creo reconocer una figura,
la tuya, no la otra;
no la que se reclina
con determinación sobre la alfombra,
como yo en otro tiempo
lo hiciera. ¡Qué derrota
hiere mis ojos, baja a mis entrañas,
y al fondo oscuro de mi fe se asoma!
Sigo mirando el cuadro luminoso,
y veo tantas cosas…
Cosas que nadie viera,
tan amenazadoras
que debilitan manos y rodillas,
y dejan ácido sabor de boca.
Ay, que las dos siluetas
se mezclan, se amontonan,
se hacen una, se aferran, se celebran,
y no cuentan las horas.
Y yo en la calle, ahogado en el silencio,
y tú tan inmediata y tan remota.
Cantabria, 7 de mayo de 2007