Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
En débil rama

Índice

Sonetos:
Presentimiento Aislamiento Dinámica estatua Desconocido En soledad Moldéame Placidez Desmoronamiento
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Breverías

1791
Comprometido estoy con el imperio de los sentidos, cedo a sus poderes; el descuido integral de mis deberes contribuye a endulzar mi cautiverio. Suene el himno sensual, cúrvese y ruede la línea recta, indiferente y fría; rompa en danza carnal la anatomía, y hágase con fervor cuanto procede.

1792
En el camino de la muerte andamos, aunque el artífice que nos hiciera, aspiración de eternidad nos diera. ¿Hacia qué puerta, entonces, avanzamos? Y se nos otorgó gratuitamente capacidad de amar no restringida; pero el odio es el credo de la vida, la marca de Caín sobre la frente.

1793
Tiendo la mano, y nadie está al alcance, y si alguien me la tiende, no la veo; busco soporte si me tambaleo, y no hay base o puntal que me afiance. Siempre de pie y a punto de partir, mas sin saber a dónde o con quién voy; un titubeo, y un dilema soy que me siento incapaz de dirimir.

1794
Éramos, nos dijeron, de alabastro, de luz y de armonía, y lo creímos; y el tiempo desveló que sólo fuimos una estrella fugaz, sin dejar rastro.

1795
Devuelve a tus archivos la paciencia, quede empolvada entre áridos legajos; la espera es claudicante y conformista. Es hora de inquietud, de efervescencia, de salir a buscar, aunque en andrajos, el sagrado Grial, y su conquista.

Sonetos

1813 - Presentimiento
Y volverás a amar, como si fuera tu primero, quizá tu único amor, ya en astillas a nuestro alrededor el recio roble en que tu fe creyera. Caerán unos tras otros en la hoguera sus fragmentos, y al tenue resplandor de la llama final, tendré el sabor amargo de que tu alma se libera. Tu voz me habló en sonidos y colores de atardeceres y de ruiseñores, mas el pie de la noche me pisaba. No desperté, por nunca haber dormido; si el perro de la vida me ha mordido, no me consuela que lo anticipaba.
Los Angeles, 19 de enero de 2008
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1814 - Aislamiento
Estoy alzando un muro inexpugnable, de hormigón, con su foso y alambradas; no para prevenirme de escapadas, mas para hacerme al mundo inalcanzable. El tiempo sabe hacer más vulnerable a quien con más frecuencia vio truncadas sus esperanzas, y al que más jornadas agotara en empresa irrazonable. Siempre fui soñador, y tal vez loco; en cada intento a Don Quijote invoco, idealista, enamorado, audaz. Y como él, me tropiezo en los caminos percances de cabreros y molinos… Quizá en mi encierro encontraré la paz.
Los Angeles, 21 de enero de 2008
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1815 - Dinámica estatua
He visto movimientos, y actitudes, como estatuas de Fidias en proceso de flexibilizarse en carne y hueso, y navegar un mar de multitudes. Belleza y armonía, dos virtudes que no sabrán disimular; por eso nunca serán anónimas; impreso llevan el sello de sus aptitudes. He observado tu estilo, tus acciones, mármol tallado en marcha de pasiones que si otros ven, sólo a mi piel atañen. No vuelvas ya a tu pedestal, cautiva de fría piedra, inmóvil, pensativa; que mis brazos tu enigma desentrañen.
Los Angeles, 21 de enero de 2008
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1816 - Desconocido
Me sigue un rostro que jamás he visto; su extraña mueca es cicatriz trazada en diagonal, como una cuchillada, y a mirarle de nuevo me resisto. Semblante inescrutable, desprovisto de transparencia, la expresión helada, ojos desguarnecidos de mirada… e inútilmente en ignorarle insisto. Sabiendo que me sigue, aunque sin verle, espoleo mi paso, mas perderle se manifiesta irrealizable hazaña. Cierro los ojos, miro en mí y le encuentro, mi viejo yo, en mi fondo, tan adentro, que siempre, a pesar mío, me acompaña.
Los Angeles, 21 de enero de 2008
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1817 - En soledad
No te hablaré de eclipses o neblinas, aunque se me atenúa tu silueta; si no se me desprende, se me agrieta la imagen que captaron mis retinas. No es la misma que fue. Por las esquinas sopla un viento inclemente. Se me aprieta el nudo corredizo; una etiqueta pende del cuello: “Soñador en ruinas” La curva que marcaba mi esperanza se ha desplomado, y de momento avanza arrastrando su vientre por el suelo. Despierto el duelo está, la fe se acuesta, habla el silencio, calla la protesta, y solloza en la noche un violoncelo.
Los Angeles, 22 de enero de 2008
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1818 - Moldéame
Me hicieron de agua; mi única postura, horizontal y prolongada, clama por un molde, una forma o un programa que le confiera rígida estructura. Fluya manso el arroyo en la llanura, en pinos y olmos dance en cada rama la brisa ingrávida, mientras derrama fulgor la luna en noche semioscura. Vivan amorfos en su actual manera; mi sed de aspecto y tacto no tolera impreciso contorno o forma abstracta. Ábrete a mí, recíbeme, troquela mi amplitud, que sin ti se desnivela, y adoptaré tu identidad exacta.
Los Angeles, 22 de enero de 2008
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1819 - Placidez
Flota silencio joven en la estancia, a tu espalda mi pecho aglutinado, y un leve olor de sexo extenuado granjeándose rango de fragancia. En tan íntima, mutua concordancia de concepto y propósito, no hay lado de alma o cuerpo viviendo emancipado, abolidas están cifra y distancia. Sólo el rítmico hervor de mis latidos aldabea en tu piel, y los sentidos anestesiados de momento quedan. Se me duermen los labios en tu cuello, y en la sinuosidad de tu cabello mis dedos se remansan y se hospedan
Los Angeles, 23 de enero de 2008
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1820 - Desmoronamiento
Cuando el alma me sangra, ¿qué vendaje detiene la hemorragia? ¿Quién me indica el proceso a seguir, quién certifica ya sea la terapia o el brebaje? ¿Y a quién iré cuando se resquebraje el muro que mi espíritu edifica para aislarme de ti? ¿Cómo se aplica en conflictos de amor el arbitraje? Parezco caminar por los escombros de una vida, y llevar sobre los hombros un mundo entero de pasiones rotas. Y al llegar a la playa, me sorprende un mar oscuro, un sol que no se enciende, y buitres reemplazando a las gaviotas.
Los Angeles, 23 de enero de 2008
Diseño: Carmen Álvarez
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