Breverías
1886
Me llamas hoy y me verás mañana,
y no habrá soledad al tercer día;
si cada mano en la otra piel se afana,
labrando delicada orfebrería;
si caminan en larga caravana,
ambas ritmo y el mundo algarabía;
si voz, y ojos, y manos nos abrazan,
¿qué nos importa si otros nos rechazan?
1887
Ya no creo en las sombras de la tarde
como preludio a glorias de la noche;
ni creo en el derroche
de luz temprana que en los ojos arde.
Hoy creo en el momento,
que llega impetuoso, inesperado;
y también creo en el puñal clavado
que nos deja con vida y sin aliento.
1888
Voy a arrancarte ese perfil que llevas,
y forjando un troquel, multiplicarte;
haré de ti un enjambre, todas nuevas,
y así, cuando decidas alejarte,
diciendo, o sin decir, que me relevas,
yo, a tu pesar, insistiré en amarte,
pues no todas se irán; quedará alguna
que no halle mi querencia inoportuna.
1889
Hay un rumor que se repite tanto…
Me dice que al amor sigue el olvido,
como la risa desemboca en llanto,
como la lejanía en el descuido.
Vences en dos, en una te adelanto,
tú al sol y en paz, yo en sombra y en gemido.
Experta en abandono y negligencia,
enséñame a extirpar tanta dolencia.
1890
Llegan ojos de añil y me confortan,
llegan cálidos labios y me besan,
llegan blandas palabras y me exhortan,
llegan sedosas manos y me apresan.
Y entre todas las cosas que me importan,
ya no estás tú, tus cosas no regresan.
Al alcanzar mi nueva encrucijada
reafirmo el pie, y enfoco la mirada.
Sonetos
1883 - Llamas mi nombre
Me llamas por mi nombre, me despiertas,
tal vez me resucitas. No sabría
decir si era de barro, si dormía,
o si era sombra de canciones muertas.
Me habitaba el silencio en las desiertas
angosturas del alma, donde ardía
tenue llama, velada, casi fría,
recinto sin ventanas y sin puertas.
La mano que juzgué de gentileza,
se cubrió de repente de aspereza,
y entre mis muros me dejó encerrado.
Pero tu voz, súbito ariete, estalla
cuarteando baluartes y muralla;
llamas mi nombre, quedo rescatado.
Los Angeles, 16 de junio de 2008
1884 - Recuerdos
Cuando se pierden los recuerdos, todo
cuanto nos dio la vida se evapora,
cual si una ráfaga aniquiladora
sumergiera perfiles en el lodo.
Nos hacemos llanura en cierto modo,
sin relieve o silueta. Cada hora
es neutral, ni se ríe ni se llora,
nuestro nombre no es nombre, es un apodo.
Miramos, pero no reconocemos,
y las vivencias nuevas que tenemos
huérfanas son de padre, sin memoria.
Será trivial lo que el cerebro olvida,
mas el alma que sangra por la herida,
si cicatriza, perderá su gloria.
Los Angeles, 16 de junio de 2008
1885 - Confluencia
Ella le vio al pasar, como se mira
el libro ya leído, o el paisaje
por el que un día fuimos de viaje,
algo que estimuló, mas ya no inspira.
Él la observó en profundidad, sin ira,
como quien no ha abdicado su bagaje
de afectos, pero ve en el andamiaje
del pasado artificio de mentira.
Y así dos rostros en la turba hundidos
se cruzan como dos desconocidos,
en ausencia de gestos y reproches,
negándose a sí mismos la ventura
de seguir evocando la locura
que ambos elaboraron tantas noches.
Los Angeles, 16 de junio de 2008
1886 - Otra voz
Llega otra voz de ayer que, enmudecida,
nunca extinguió su interna resonancia,
aunque en el arenal de la distancia
proclamaba el simún la despedida.
Como el oso polar quedó dormida,
hibernando en su cueva, en ignorancia
de tiempo, de lugar, de circunstancia,
y al fin la primavera, y otra vida.
Llega cuando mi canto enamorado
entrevé su mensaje desdeñado,
y la voz que me hablaba queda muda.
Vibra de nuevo, voz resucitada,
abrasa en fuego, clávate en espada,
desbaratando al fin mi última duda.
Los Angeles, 16 de junio de 2008
1887 - Mishka
Miro el mundo en los ojos de mi gata,
círculos luminosos, a la espera
de no sé qué misterios. ¡Quién me diera
irrumpir cuando el iris se dilata!
Floto en su umbral; mi rostro se retrata
en la oscura pupila. Si pudiera
llegar a su raíz, quizá entendiera
cada enigma que al fondo se recata.
Los gatos negros se han retransmitido
de siglo en siglo símbolo y sentido
del engranaje y ley del universo.
Se oculta en su actitud de indiferencia
un carácter de escasa transparencia,
a la vez carismático y perverso.
Los Angeles, 17 de junio de 2008
1888 - Bek
Ah, la mirada tranquilizadora,
clara y directa de mi perro, atento
sólo a mi gesto, en sumisión, contento
de yacer a mis pies, hora tras hora.
Feliz presento, cuando se incorpora,
mi muslo a su cabeza; en tal momento
me revelan sus ojos crecimiento
de animal en amigo, que me implora
suave palabra, prolongado roce;
ambos, tacto y sonido, reconoce
como idénticas formas de cariño.
No hay misterios al fondo, sólo afecto,
diafanidad, euforia, y me connecto
con él como lo haría con un niño.
Los Angeles, 18 de junio de 2008
1889 - Una voz, otras voces
No me puedes oir. Si en noche muda
te hablo en voz baja, o en ruidoso día,
si no tu oído, tu alma escucharía;
mi palabra, aun callada, te saluda.
Clamorosa palabra, nunca ruda,
sólo por ti vibrando en lejanía,
brisa y estruendo, gozo y agonía,
que a tu cintura, ajena a ti, se anuda.
Pero no la percibes, desatenta.
Si es la de siempre, ya no representa
lo que hoy, inquieta, de la vida exiges.
Otras voces erráticas te llegan;
tal vez lo que te dicen o te entregan
no es tan halagador, pero transiges.
Los Angeles, 18 de junio de 2008
1890 - Manuscritos
Ven, mujer, que la sed me martiriza,
la sed de ti, sin nombre, sin historia,
casi sin estrenar, como la gloria
que al punto de llegar nos eterniza.
Persigo eternidad. Tanta ceniza
acumulé de fuegos y de euforia,
de rutinas de puerta giratoria,
que en nada mi alma se revitaliza.
Te llamo en ansias de renacimiento;
por la borda lancé mi cargamento
de falsos triunfos y ásperas derrotas.
En blanco estoy, y a transcribir te invito,
en blanco tú, serás mi manuscrito,
plenos ambos de imágenes y notas.
Los Angeles, 18 de junio de 2008