Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Ríos de luz

Índice

Sonetos:
Como río de luz Huérfano de futuro Flotan los sueños Exprimiendo el racimo ¿Por qué este beso? Se me va la mirada Euforia Indiferente navegante
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Breverías

2041
Tan lejos y tan cerca…, o tan cerca y tan lejos, si pétalos en mano, punto en noche estrellada; así estás, asomándote a todos mis espejos, y a la vez tan ausente que no me queda nada.

2042
He andado por caminos que nunca recorriera, pero que parecían, no obstante, familiares; cada música extraña, cada tierra extranjera, vivos reflejos eran de mis tonos, mis lares. Hubo a veces mujeres que pensé haber querido en tiempos anteriores. Y me asomé a tu vida. Nada me recordaste de lo ya acontecido. Sólo tú, ni otra cosa, ni otra alma conocida.

2043
Logré soñarte anoche. Jamás antes, en tantos años que te amé, viniste. Luego, en hastío y frialdad, te fuiste, aunque en mi mente aún éramos amantes. Y hoy, que por fin me voy, apareciste.

2044
Han pasado los ánades. En un país lejano, lenta, pero fecunda, brota la primavera. Lanzo mis pensamientos como quien siembra el grano, y una vez en los surcos, espera, espera, espera.

2045
Será un invierno largo. Ya ha cubierto la nieve las cumbres, y los olmos en desnudez tiritan. Dormido en sus agujas, el tiempo no se mueve, y en el hogar las llamas a ociosidad invitan. Dejo pasar las horas. Acaricio a mi perro. Mi gatita me observa. Chisporrotea el leño. Por la ventana veo desfilar un entierro. ¿Es a mí a quien se llevan, o es a mi último sueño?

Sonetos

2057 - Como río de luz
“Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido: yo porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más. Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo: porque yo podré amar a otras como te amaba a ti, pero a ti no te amarán como te amaba yo.” (Ernesto Cardenal)
Al abjurar mi amor, me disminuyo, como al perder el tuyo, me acreciento. En la gloria de dar fijé mi intento, porque, al quitar, yo mismo me destruyo. Ah, la pasión de amar. Irrumpo y fluyo por barranco y pradera, a sol y viento, sobre las aguas, en el firmamento…, como río de luz me distribuyo. Y más me amplío cuanto más avanzo, y cuanto más me doy, más me afianzo, columna en que me afinco, en que te elevo. Si huyes, vacía irás, y no me afano, yo quedo en plenitud, por tanto gano: te vas sin mí, y a donde voy, te llevo.
Los Angeles, 1 de abril de 2009
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2058 - Huérfano de futuro
“Real loss only occurs when you lose something that you love more than yourself”. (Anónimo)
No es más hondo el amor que se ha vivido a fuego y esplendor, corcel y trueno; sino el que sabe mantener terreno cuando la otra mitad haya partido. Soledad y dolor, llanto y olvido, nutren el alma, celestial veneno irrumpiendo en las venas, pero lleno de la dulce nostalgia del vencido. Queda el amor intacto, aunque clavado a cruz de pesadumbre, desangrado de la vida que fue, y en vacuidad. No hay otro amor más integral, más puro, que el huérfano de amante y de futuro, pleno de luz, aunque en oscuridad.
Los Angeles, 2 de abril de 2009
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2059 - Flotan los sueños
En el agua, en los sueños, en la brisa, soy hoja seca, mínimo fragmento de eternidad, aspiración, intento, avanzando al futuro, mas sin prisa. Nadie me espera allí, nadie me avisa de posibles hallazgos, ni presiento mano tendida en amplio ofrecimiento, madura llama o juvenil sonrisa. Flota en el aire y en el mar mi sueño, y en realidad lo ignoro y lo desdeño por no saber o no querer cumplirse. No nacerá el futuro de la mente, sólo la voluntad le hará presente; los sueños sólo aciertan a extinguirse.
Los Angeles, 2 de abril de 2009
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2060 - Exprimiendo el racimo
Hoy nace un nuevo día; voy a amarte sin voz, sin compromiso, sin contacto, con el voraz procedimiento exacto de los ojos abiertos. Al mirarte, tan detenidamente, parte a parte, y al final en los ojos, te haré un pacto que con mi propia sangre te redacto, y firmaré más tarde al penetrarte. No juego a la impaciencia, no es mi estilo, ni a la anticipación, si te asimilo franja por franja, paso sobre paso. Mido cada momento y lo comprimo extrayendo su jugo, mimo a mimo, y toda tú a mi espíritu trasvaso.
Los Angeles, 3 de abril de 2009
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2061 - ¿Por qué este beso?
Si tanto te exalté, si cada beso, además de humedad, calor, instinto, era umbral al complejo laberinto de la mujer que amé quizá en exceso; si tanto te exploré que en el proceso perdí mi identidad, siendo distinto de quien fui, siendo tú; y en mi recinto sólo a ti, a nadie más, permití acceso; si en mis ojos flotaban tus retinas, y mis visiones eran cristalinas copias exactas de tus percepciones; ¿por qué este beso que te doy ahora ni seduce, ni abrasa, ni enamora, ni siquiera alardea de intenciones?
Los Angeles, 3 de abril de 2009
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2062 - Se me va la mirada
Se me va la mirada, persistente, a caza de otros mundos. Este mío le parece agotado, tan vacío como conversación de adolescente. De lo trascendental a lo aparente suele haber sólo un paso, su atavío. Sin él, todo es igual, como en el río, dispar paisaje, idéntica corriente. Se me va la mirada. Cuanto he visto en tantos años, se halla desprovisto de aliciente. Lo tuvo y lo perdió. Tal vez será lo nuevo un espejismo, mas superior a tanto de lo mismo como el tiempo, a su paso, me dejó.
Los Angeles, 4 de abril de 2009
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2063 - Euforia
“Hoy la he visto, la he visto y me ha mirado. Hoy creo en Dios”. (Bécquer)
Me desbordan euforia y alegría, de mi sangre florecen amapolas, mis oídos, tornados caracolas, oyen los cantos que Odiseo oía. No hay gritos ya, despunta la armonía como aurora de plata entre las olas, muere la noche, duermen las farolas, toda la creación parece mía. Mi paso es firme y a la vez ligero, como surcando el aire, viajero con más alas que pies, y menos peso. De la compacta sombra del pasado la mujer que me amó se ha descolgado, me ha rozado la piel, me ha dado un beso.
Los Angeles, 4 de abril de 2009
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2064 - Indiferente navegante
Ay, que viene el amor, que se nos muere, que resucita, que otra vez se ausenta, que nos engaña, que nos desalienta, que nadie, ni él, sabemos lo que quiere. Nos extiende los brazos, y se adhiere, pulpo febril, a nuestra piel hambrienta, nos ofrece placer, nos atormenta, y si no mata, ciertamente hiere. Más que seguir su voz, nos arrastramos en servidumbre mísera, y le damos rango de dios y temple de guerrero. Y es sólo indiferente navegante sin derrotero, brújula o sextante, cerebro de aire y corazón de acero.
Los Angeles, 4 de abril de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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