Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Escarceos

Índice

Sonetos:
Huéspedes El ritmo de mis versos Los huesos del recuerdo Corta es la vida Albornoz Candelabro
Poemas:
Poemas perdidos Islotes
seperador

Breverías

2331
Me acechan los fantasmas del pasado cuya existencia me negué a mí mismo; tal vez fueron verdad, y han reventado mi pompa de jabón, mi idealismo.

2332
Sigo tomando notas, detectando las almas diminutas de los versos que en torno a mí aletean, y ahuyentando cuantas carecen de entramados tersos. Busco espíritus puros, cristalinos, brotando en fluidez, sin verborrea, de dolores o júbilos genuinos. Sólo a su voz mi inspiración verdea.

2333
Se me dispara el alma cada día por sendas de nostálgicas quimeras; se abre al fin de mi incierta travesía un horizonte azul, y allí me esperas.

2334
Te abraza el albornoz, la luz te hiere, lame tus pies el agua, como perro que a su modo te dice que te quiere, la tina es sueño y a la vez destierro. Sube el nivel, y abraza tus caderas, cierras los ojos al flotar los senos, hay manos invisibles, sin barreras, y otras manos auténticas, sin frenos.

2335
Cierra el día los ojos, y oscurece. Al pie del tamarindo, tu figura de Afrodita desnuda, palidece, y en gentil desvergüenza se apresura a dialogar en piel, y se me ofrece. La tarde es noche ya, tibia y oscura, y es el silencio cortinaje espeso. Yo, sobre ti, y en amplitud, te beso.

Sonetos

2440 - Huéspedes
Todas traían bajo el brazo, escrito en plan de condición, o de programa, su elenco de exigencias, esa trama de aspiración, promesa y requisito Y aunque a todas risueño las invito a pernoctar, ya cortesana o dama, dejo la puerta abierta, que en la cama se talla en epidermis, no en granito. Sólo entre todas, tú, franca y serena, brazos al cielo, al aire la melena, llegaste sin proyectos de futuro. Y sólo tras de ti elevé el rastrillo que protege la entrada a mi castillo, y a servir a tal huésped me apresuro.
Los Angeles, 23 de agosto de 2010
seperador
2441 - El ritmo de mis versos
He intentado variar la simetría y el ritmo de mis versos, su motivo, su contenido lúbrico o festivo, la luz que dan, la idea que me guía. Mas retorno a la misma artesanía, al tema eterno, al ángulo instintivo, a la sonoridad al rojo vivo, como Beethoven a la sinfonía. No he de cantar sin música, como hacen tibios versolibristas. Amordacen su propia ineptitud, mas no al poema; que en éste hay más que un ángel desalado, es cuerpo y alma, un ser enamorado que además de abrasar, también se quema.
Los Angeles, 23 de agosto de 2010
seperador
2442 - Los huesos del recuerdo
Me lame el rostro el aire vespertino; otra jornada insustancial se cierra, y otra noche vacía desentierra blancos huesos al borde del camino. El recuerdo tiene algo de divino, y mucho más de humano; se lo entierra, cadáver contumaz, pero se aferra a lo inmortal, y resucita; es vino que cuanto más reposo y sombra obtiene, de más raigambre y madurez deviene, es Baco enardeciendo a las bacantes. Y es en noches como ésta, de aislamiento, que sus huesos se agitan, y presiento que regresan a mí, beligerantes.
Los Angeles, 25 de agosto de 2010
seperador
2443 - Corta es la vida
Deja pasar el tiempo; no aceleres el flujo de tu río, o la marea del mar de tu ansiedad. Cada odisea se ultima en Ítaca. Tus misereres no se harán aleluyas ni placeres prolongando tu salmo. Si alborea, no será porque tu alma lo desea, y si anochece no es porque lo quieres. Ella sabe que esperas, y la ruta. Si a ti volviera, tómala y disfruta, si no volviera, no te martirices. Quizá ella pierde más. Corta es la vida para siempre lamer la misma herida, y se cierran muy bien las cicatrices.
Los Angeles, 25 de agosto de 2010
seperador
2444 - Albornoz
Ah, el encanto sensual de arrebujado albornoz en la alfombra, equivalente a un sí integral, a un absolutamente, en caída opcional, o arrebatado. Si abrazo era al desnudo, inadecuado, ya fuera en vertical, o bien, yacente; tal abrazo, si otorga, es indolente, le falta iniciativa y acabado. Mas otro abrazo, mutuo y expresivo, nace de pronto, más provocativo, en su deslizamiento hacia los pies. Él ha llegado a casa, ella, desnuda, frente a su urgencia varonil, le ayuda a entregar su mensaje de través.
Los Angeles, 25 de agosto de 2010
seperador
2445 - Candelabro
Contemplo el candelabro, centinela sobre la mesa de nogal erecto, de brazos amplios, monstruoso insecto de enlazadas luciérnagas en vela. Su tibia luz apenas desnivela el poder de las sombras, si imperfecto, dominante en la estancia; es un proyecto de irradiación obrando con cautela. Inmóviles las llamas, se perfilan como dorados pétalos, que oscilan simultáneas al soplo de un suspiro. Mi paso es lento, casi imperceptible. No quiero que esta atmósfera apacible se perturbe a mi andar, y me retiro.
Los Angeles, 25 de agosto de 2010

Poemas

Poemas perdidos
He perdido poemas que no había iniciado, pero que ya vivían, a su modo, en su mundo; su mundo que es el mío; vivos, que yo he engendrado, siendo su padre y madre, su principio fecundo. Los iré recogiendo, fragmento por fragmento, que no alcancen, rodando, cuneta o muladar. Los dormiré en mis brazos, e insuflaré mi aliento sobre sus blandos miembros, y empezarán a andar. Serán sátiros, ninfas, nereidas, o sirenas, animarán desnudos forestas, ríos, mares, y cantarán amores, con sus gozos y penas, y danzarán en labios de bardos y juglares. Cada palabra suya se erigirá en latido de un corazón inmenso que latirá por todos, tocando el más espeso fondo de la libido, los misterios que oculta la mente en sus recodos. Cincelaré poemas que sólo soñé un día, con los recuperados, híbridos componentes, cada uno de los cuales en confusión vivía, todos ahora ordenados, cálidos, transparentes.
Los Angeles, 22 de agosto de 2010
seperador
Islotes
Se muere tantas veces…, morimos cada día, mas no sé si nacemos cada día también. Se nos extingue el alma de cansancio y sequía, nos abandona el cuerpo, socio de travesía, quedando en la parada mientras se aleja el tren. Quienes van con nosotros apenas nos conocen, y apenas conocemos nuestra propia heredad; hay luces en la noche que tal vez nos sorprenden, mas no sabemos quiénes o por qué las encienden, o si son simples luces de lejana ciudad. Quisiéramos abrirnos, de par en par, que vieran cuantos en nuestro entorno nos miran sin saber cómo somos, de dónde, qué abrazos nos esperan, o a quién se los daremos que se los merecieran, pero no conseguimos hacernos entender. Y así estamos, islotes de archipiélago inmenso, viviendo grises vidas de absurda reclusión, de oscuro merodeo, de incesante descenso hacia un mundo vacío, la razón en suspenso, muriendo lentamente dentro del corazón.
Los Angeles, 24 de agosto de 2010
Diseño: Carmen Álvarez
Poemas © Francisco Álvarez Hidalgo, Familia Álvarez, 1997-2014. Todos derechos reservados.