Breverías
2361
Mi lecho casi vive, ve y respira,
y en noches solitarias me pregunta
por qué tu leve peso no le oprime.
Antes de responderle una mentira,
prefiero enmudecer; mas él barrunta
que mi silencio la verdad suprime.
Me lecho me conoce, y se entristece.
Se ofenderá, si ya no te aborrece.
2362
No quiero inmolación ni sacrificio,
ni dios de mármol soy, ni envuelto en humo;
quiero ansiedad, fervor, si te acaricio,
que te consumas como me consumo;
que al recibirme por cada orificio
transpire tu alma cuanto yo rezumo.
Prefiero la igualdad, la simetría,
que me hagas tuyo como te hago mía.
2363
Duerme, mujer. Libraste sobre el lecho
incruenta y frenética batalla.
Ni escudo ni coraza sobre el pecho,
ni frente a mí trinchera ni muralla.
Oh, combatividad que me ha deshecho,
oh, despliegue voraz que te avasalla.
No hay armisticio, sólo un intervalo,
hasta que vuelva a reanimarse el falo.
2364
Quiero que el hueco de mis manos tenga
tu propia forma en tramos sucesivos;
que se amolde a tu imagen, que retenga
la esencia de tu piel; que si evasivos
tus ámbitos se tornan, se mantenga
su firmeza en tanteos instintivos;
pues quiero a solas duplicar tus formas,
y son mis manos las mejores hormas.
2365
La vida no es la línea que nos trazan
al nacer, sino ristra de momentos
que fructifican o se despedazan,
que paren filigranas o fragmentos.
Por cada nuevo albor hay cien ocasos,
y por cada verdor, cien arideces.
Por eso nos acosan los fracasos,
y por eso morimos tantas veces.
Sonetos
2472 - Mensaje y mensajero
No lloréis a mi muerte; si he nacido,
si hubo risas y gozo y esperanza
por el nuevo horizonte en lontananza
de aquel rapaz apenas conocido;
al caducar mi propio recorrido,
mirad sólo hacia atrás, a la labranza
de mis campos en flor, a la bonanza
de los años dorados que he vivido.
Ni en hornacina habitaré ni en tumba;
no seré torreón que se derrumba,
barco seré con nuevo derrotero.
Tras la prueba del fuego, mi sonrisa
cabalgará, polvo estelar, la brisa,
para todos mensaje y mensajero.
Los Angeles, 13 de octubre de 2010
2473 - Mujer nueva
Vengo a clavar las manos en tu hondura,
más allá de la piel, hasta el venero
que ve nacer el alma en hervidero
de burbujas de trémula ruptura;
burbujas de la fe, de la ternura,
de la fascinación y el desespero,
del gozo eufórico, del temple austero,
en frágil vida o muerte prematura.
Quiero agitar las bases de tu entraña,
desembrollar su artificial maraña,
y revitalizar la voluntad.
Burbujas flotaré de mármol y oro,
inmarcesibles y sin deterioro,
y serás mujer nueva en libertad.
Los Angeles, 13 de octubre de 2010
2474 - En la catedral
Se me cayó la voz en la baldosa,
y alzó el silencio su testuz severa,
de oscura rigidez, mas la vidriera
desaguaba en cascada luminosa
la sonrisa del sol, cálida rosa
en súbita eclosión de primavera.
Cada columna abría su palmera
de nervios en el techo, fronda umbrosa. .
Nadie a mi alrededor, sólo figuras
yacentes junto al muro, en armaduras,
o mitradas, en plácido reposo.
Desde siglos, el tiempo adormecido,
mudo el órgano en sueño de sonido,
y yo serenamente silencioso.
Los Angeles, 14 de octubre de 2010
2475 - En desigual amor
Ella le contemplaba, y percibía
los últimos confines de su mente,
la más íntima ráfaga latente
en su afectividad y anatomía.
La miraba él también, mas no veía
sino la imagen sita en el ambiente,
si disponible, apenas transparente
no sé si por abulia o miopía.
Su coloquio era en planos desiguales,
casi monólogos incidentales,
diálogo no más que a flor de piel.
En desigual amor, ella le amaba
desde dentro hacia fuera, y el rodaba
por sus caminos de fragancia y miel.
Los Angeles, 14 de octubre de 2010
2476 - Bel-la, cinco meses
Ah, la dulzura en flor de esta gatita,
vertiéndose en maullido y ronroneo,
y su perseverante jugueteo,
que sólo apremio de dormir limita.
No es ya la exigua forma circunscrita
al hueco de mis manos; hoy la veo
adolescente casi, y me recreo
en cuanto la provoca o ejercita.
Bien por valentonada o travesura,
se tenderá en el punto de lectura,
o de otra actividad, sobre la mesa.
Y su rostro bribón semidormido
conseguirá que nada esté prohibido
a quien con tanta exquisitez se expresa.
Los Angeles, 15 de octubre de 2010
2477 - Archivos de recuerdos
Hay recuerdos que muerden, y por eso
pongo en cadena cíclica al olvido;
prolónguese al disparo del ladrido,
retráigase al silencio del sabueso.
No quiero olvido libre, quiero acceso
a su mapa de acción y recorrido,
control de su arbitraje; yo decido
vuelta o exilio de cualquier suceso.
Le otorgaré derechos de requisa
sobre ciertos archivos de imprecisa
utilidad o validez, o hirientes,
los que se abren a sangre o a sollozo,
o contienen hedor de calabozo.
Y fluyan los demás, independientes.
Los Angeles, 15 de octubre de 2010
2478 - Estrellas
Ahí están las estrellas, a menudo
poetizadas, vaticinadoras,
u observadas en éxtasis por horas
bajo el conjuro de su hechizo mudo.
Y a veces olvidadas. Las saludo
como a viejas amigas, seductoras
un tiempo atrás, ya no generadoras
del sueño entrando en mi portal desnudo.
Si interpretan futuros, no las creo,
si susurran amores, las bloqueo,
las ignoro, si intentan seducirme.
Tanta fe tantas veces tuve en ellas
que al fin se malogró, que aunque tan bellas,
son incapaces ya de persuadirme.
Los Angeles, 16 de octubre de 2010
2479 - Alzheimer (III)
Se me va despoblando la memoria.
Desarraigados tantos residentes,
ya es un pueblo fantasma, cuyas gentes
apenas saben de su antigua gloria.
Pasan rostros sin nombres, sin historia,
pasan nombres sin rostros, transparentes,
ignoran dónde van, como invidentes
atrapados en puerta giratoria.
De cuantos se expatriaron nada queda;
forastero que arriba, si se hospeda,
parte al amanecer sin dejar traza.
Es mi alforja, de fondo agujereado,
más leve cada día, y yo olvidado
del nombre de este niño que me abraza.
Los Angeles, 16 de octubre de 2010