Breverías
2426
De tus cabellos voy hacia tus senos,
y al instalarme en ellos los circundo
de anillos invisibles. Cuanto menos
me entretengo en su entorno, más profundo
se hace el clamor al fondo de tu entraña;
y cuanto más prolongo la tarea,
tanto más en tus muslos se enmaraña
la madeja del hambre, y te espolea.
2427
Cierras los ojos, cautivando el día
tras los párpados, y abres la compuertas
del alma, oscura por ausencias largas.
Se hace la luz, no se hace la alegría
Permanecen tus sábanas desiertas,
y afligida sobre ellas te descargas.
2428
Hablar, hablar; la voz se nos dispara
en frívola, banal algarabía.
Si nos amamos, el silencio aclara
cuanto el verbo a expresar no acertaría;
y si muere el amor, y nos separa,
¿qué palabra al rescate arribaría?
Si has de decir algo importante, calla,
que la verdad por ojo y tacto estalla.
2429
Nadie te hará feliz, tú mismo te haces,
pues la felicidad es la ventura
que nos llega de dentro, no de fuera.
Los momentos de gozo son disfraces
del mito que la mente se procura
para soñar envuelta en su ceguera.
2430
Nunca hallé en su coloquio transcendencia:
Palabras huecas, percepciones vanas;
pero me seducía su tendencia
a hacer de sus burbujas filigranas.
Sonetos
2564 - Deuda
A veces pienso que me debes tanto,
y mi deuda hacia ti es apenas nada,
cuando, por evadirte de mi almohada,
me acuesto solo, y solo me levanto.
Huye la noche. Se reanuda el canto
del ángel de la luz, alba dorada;
se viste el mundo de color, y un hada
transforma en arpa de sonrisa el llanto.
En tal fantasmagórico momento,
redescubre en sí mismo el pensamiento
nuevos valores de la propia historia.
Y advierto entonces que al haberte amado
de tal modo, soy yo quien se ha endeudado,
debiéndote dolor, gozo y memoria.
Los Angeles, 14 de febrero de 2011
2565 - Dicen tu nombre
Campana soy, de tantos percibida,
mas por ti sola mi tañido clama;
huracanado mar, que rompe y brama,
reventándole el alma por la herida.
¿Escuchas mi clamor de agua vestida
en blanco, azul y verde? Se encarama
sobre el acantilado, y se derrama,
perpleja de no ser vista ni oída.
¿Y este bronce elegíaco, vibrante,
repitiendo tu nombre en voz de amante
que sólo tú debieras descifrar?
Campana y mar, monótonos sonidos
para tantos oyentes distraídos…
Dicen tu nombre, y tú sin escuchar.
Los Angeles, 14 de febrero de 2011
2566 - Sueños
Sueños llevo en el núcleo de la mente
que se amotinan exigiendo vida;
no soportan quedarse en tal guarida,
su grito cada vez más exigente.
Saben que hay un festín, que es suficiente
tener hambre, y buscarse la salida,
que el hambriento a sí mismo se convida,
esté o no esté el anfitrión presente.
Mis estériles sueños, ya feraces
por su adquirida libertad, audaces
cruzan los aires en excelso vuelo.
Y soy mejor porque ellos han partido.
No me han dejado, no; sólo han cumplido
su misión de elevarse por mi cielo.
Los Angeles, 14 de febrero de 2011
2567 - Tedio
Tuve una vida que archivé, cansado
de tantos episodios repetidos,
idéntica romanza en mis oídos,
mismo tacto en mis manos duplicado.
O no supe arrancar a mi teclado
la ensoñada armonía, o los sonidos,
careciendo de nombre y apellidos,
cayeron, lluvia de oro, en despoblado.
Letárgicos paisajes incoloros,
palabras huecas, fútiles tesoros
carentes de valor o de belleza.
Se repetían incesantemente,
grises, monótonos, y de repente
los desterré al desván de mi tristeza.
Los Angeles, 14 de febrero de 2011
2568 - Espejo
¿Por qué no logro verte en el espejo
al abordar tan mágica ventana?
Vislumbro los enigmas de mañana,
las intrigas de ayer, todo el cortejo
de lo que fue o será, pieza o bosquejo,
sombra o fulgor, chapuza o filigrana.
El mundo se me asoma y se me hermana,
y en cierto modo a todo me asemejo.
Mas no apareces tú, a quien yo quisiera
ver sobre el hombro, con la piel de cera,
a punto de fundirse a mi fricción.
Tú, la figura clave, evocatoria
de cuanto obtuve y guardo en la memoria,
eres sólo recuerdo, no visión.
Los Angeles, 15 de febrero de 2011
2569 - Otoñal
Llega la lluvia en pasos diminutos,
procediendo a su danza en el tejado;
no se oye otro rumor, todo callado
en la tarde otoñal. No hay absolutos
en los feudos del tiempo; los minutos
adquieren rango de horas. En el prado
rumia la paz bucólica el ganado,
y redondea el manzanal sus frutos.
Somnolienta dormita la colina
embozada en el tul de la neblina,
y es palpable el silencio en torno mío.
Crepita el fuego en el hogar. Te pienso
como la línea de humo, que en su ascenso
abandona el calor y huye hacia el frío.
Los Angeles, 16 de febrero de 2011
2570 - Angustia
¿De dónde nace tu temor? ¿Qué daga
sin incisiones te desgarra el pecho,
o qué sombra en tu mente está al acecho
del posible improbable que aún no amaga?
Quien negativa contingencia indaga
actúa en sensatez, es su derecho;
mas quien inventa fuegos, ¿qué provecho
recibe del incendio que propaga?
Esa inútil, ilógica agonía
nace de tu embrollada fantasía,
más afín al fracaso que a la gloria.
Ni inextinguible luz ni noche eterna;
este universo nuestro se gobierna
en equilibrio de aflicción y euforia.
Los Angeles, 16 de febrero de 2011
2571 - Eterno soñar
Ayer fueron los sueños, la esperanza,
y antesdeayer también, y año tras año,
en ascenso hacia un último peldaño
que tan cerca parece y no se alcanza.
Tal vez quien sueña, sube, y se afianza
más y más en su empeño, intento extraño,
pues la desolación del desengaño
permanece en la sombra, en asechanza.
Y no obstante, aunque no los alcancemos,
batimos alas, impulsamos remos,
escalamos montañas, embestimos,
siempre con su ilusión en perspectiva
y el objetivo de atraparla viva,
o así, en ingenuidad, nos lo decimos.
Los Angeles, 16 de febrero de 2011