Breverías
2511
Hemos dejado huellas. Y ¿qué importa?
¿Alguien vuelve, tal vez, sobre sus pasos,
para ver en el barro la moldura?
Cada huella, al morir, ¿qué nos aporta?
Sean marcas de triunfos o fracasos,
¿podrán alzarnos de la sepultura?
2512
Sobreviví al naufragio. Sacudido
por olas insistentes, sin la tabla
proverbial a que el náufrago se aferra.
Mas el barco ha quedado sumergido
dentro de mí, como una voz que me habla
del viejo amor que no venció en su guerra.
2513
Tienes alta la espera,
casi en la verde copa de los pinos,
difícil de guardar, de conseguir.
Necesitas un sueño de madera,
apto para rodar por los caminos,
y que tú mismo puedas dirigir.
2514
Vas a venir. El aire de mi calle
ya es parte aroma y parte melodía.
Vas a venir, y pese a este detalle,
el día no es hermoso todavía.
2515
Suena un grito lejano, como de catarata.
Se me antoja mi nombre. ¿Quién me llama a estas horas?
Apareces desnuda, gentil bajo la bata.
Yo, frente a la ventana, distraído. Me exploras.
Al fondo de tus ojos hay un temblor distinto.
Tus labios, media luna de lúbrica sonrisa.
Mi nombre no era grito distante, era tu instinto
llamándome en silencio, pero con cierta prisa.
Sonetos
2680 - El ángel caído (El Retiro)
No hay orgullo, ni queda rebeldía.
Más que actitud hostil, gesto vencido.
Sueño de gloria el suyo, interrumpido
por cósmico clamor, antes del día,
de la luz, del Edén, en la anarquía
del caos, de que el orden fue nacido.
No había vida aún, cuando el rugido
del príncipe insurrecto se encendía.
Región de espíritus, y un Ser Supremo
contra quien se alza el cántico blasfemo
de tan desafiante usurpador.
El arcángel Miguel libra batalla.
‘¿Quién como Dios?’, sobre el empíreo estalla.
Victoria de ángel exterminador.
Los Angeles, 12 de julio de 2011
2681 - Estatua ecuestre de Felipe IV
Vale más el caballo que el jinete,
en su arranque de salto hacia una altura
que no alcanzó el monarca. Se apresura
a periplo estelar, sin que lo inquiete
carencia de alas, súbito cohete
bajo la propulsión de audaz locura.
El rey es el poder que se fractura,
su gobierno crepúsculo y templete.
El alazán es puro dinamismo,
con sueños de aventura, de heroísmo,
a los que a punto está de despegar.
Merece un paladín sobre la silla,
capitán de Aragón o de Castilla,
no un príncipe incapaz de gobernar.
Los Angeles, 14 de julio de 2011
2682 - La Cibeles
Como la luz o el hontanar, serena.
A pesar de sus ciclos, vida, muerte,
resurrección; la Madre Tierra vierte
su abundancia de bienes en cadena.
Cada león agita la melena,
altivo y satisfecho de su suerte,
uncido al carro de la diosa. El fuerte
no se abate si es noble quien le ordena.
Imperturbable bajo los arpones
de estragos, guerras, y revoluciones,
es símbolo inmortal: Se sobrevive.
Ajena a confusión, su carro avanza,
sembradora de sueños y esperanza,
para que cada cual se lo cultive.
Los Angeles, 15 de julio de 2011
2683 - Velázquez (El Prado)
Detrás de ti, tu residencia, Diego.
El palacio lo fue; reyes y enanos
brotando en torbellino entre tus manos.
Qué pena andar entre tus cuadros ciego.
He seguido tus pasos, andariego
de salones y ambientes cortesanos,
y de tus horizontes castellanos,
con Guadarrama al fondo. Me doblego
a tu retina de fotografía.
No abriste puertas a la fantasía,
sólo cuanto se ve, cuanto se toca,
sin embellecimiento adulador.
Príncipe de la línea, del color,
de la luz que en El Prado desemboca.
Los Angeles, 15 de julio de 2011
2684 - Alfonso XII (El Retiro)
Entre el agua y el cielo. Qué arrogante
para tan poco rey, tal monumento.
Pero ahí está, gallardo, corpulento,
columnatas de abrazo a tanto amante
que viene, y rema, bajo el sol radiante,
en su barquilla de alquiler, o en lento,
sentimental vagar, sorbe otro aliento
al pie de una escultura irrelevante.
Estuve allí, bogando, tantas veces,
intentando vencer las timideces
que engrillan lengua y manos juveniles,
descubriendo al crepúsculo algún beso.
Alfonso, indiferente a tal proceso,
y yo en las nubes, a mis quince abriles.
Los Angeles, 17 de julio de 2011
2685 - Cervantes (Plaza de España)
Desde su trono de escritor, la mano
sobre su propia biblia quijotesca,
ve avanzar sobre el campo la grotesca
pareja que el talló, manco artesano.
Cruzado universal, y castellano,
Don Quijote es la fe caballeresca
sin freno, y Sancho es sorbo de agua fresca
que entibia su desastre cotidiano.
Padre de ambos, Cervantes, satisfecho,
contempla su progreso en cada trecho
de la ruta que él mismo les trazara.
Mas no puedo decir si ríe o llora
ante cada revés. Cada uno explora
los riesgos que el destino le depara.
Los Angeles, 18 de julio de 2011
2686 - Neptuno (Plaza de Cánovas)
Tan lejano está el mar que hasta enmudece
la caracola su rumor distante.
Sin embargo Neptuno, vigilante,
sobre las aguas, súbito, aparece.
Enarbolando su tridente, mece
la carroza de concha, navegante
sobre tan breve océano, triunfante
de no sé qué batallas. Oscurece.
La fuente, ante la noche, se ilumina,
con el Palace al fondo, y coordina
cada hipocampo espeso chapoteo.
El dios contempla el tráfico rodando,
míticos monstruos que lo van cercando,
en turbio, persistente serpenteo.
Los Angeles, 18 de julio de 2011
2687 - Colón (Plaza de Colón)
Más que el hombre, celébrase la idea.
Colón no fue sino útil circunstancia
para unir en perfecta concordancia
mentes dispares a crucial tarea.
Su proyecto primero se plantea
al rey de Portugal, al rey de Francia,
y al de Inglaterra. Abulia o ignorancia
sobre una Europa con perfil de aldea.
Isabel, y Mendoza, y la palanca
del clima intelectual de Salamanca
hallan punto de apoyo para un mundo
que busca ser movido, en su carrera,
desde el plano yacente hacia la esfera.
Nunca se vio reajuste tan profundo.
Los Angeles, 19 de julio de 2011