Breverías
2586
No hay un rincón del alma donde ella no estuviera,
ni una esquina de invierno que le hablara de frío,
ni el guiño de una estrella diciendo a su manera
que a pesar de esta ausencia todavía sonrío.
Ni hay un recodo en este camino en que progreso
donde no me parezca percibir su venida.
Aunque sé que las cosas se van, y su regreso
no es más que una esperanza que a decepción convida.
2587
Fue un capítulo sólo en mi memoria,
mas disipó los otros, y he quedado
sin prólogo, ni epílogo, ni historia,
no sé si desvestido o despoblado,
sin caracteres, sin dedicatoria,
con sólo un nombre sobre mí tatuado.
Y una vez y otra, en él me adentro y leo
cuanto fui, cuanto soy, cuanto amo y creo.
2588
Entre tantos disparos, humo y plomo,
fuiste saeta de oro, silenciosa,
clavándose en mi entraña insatisfecha.
Ignoro los porqués, el cuándo, el cómo.
Sólo sé de ese punto en que reposa,
fuego y hambre, la punta de tu flecha.
2589
No defino el amor, pues no lo entiendo.
Pero si acaso apareciera un día,
ya en liberalidad, calma o estruendo,
lo reconocería.
2590
Me llueves lentamente;
te adhieres a mi piel, manso vestido,
y a la vez me desnudas.
Oh, sirimiri umbrío y decadente,
resbalando en mis senos, oh, gemido,
rasgando el débil velo de mis dudas.
Sonetos
2786 - Distancia (I)
Eres calor que no me reconforta,
pues extiendo las manos, y no llego.
Tengo frío, y será sentarme al fuego
la única opción que de verdad me importa.
La mente es huracán que me transporta
en espirales de aire hacia tu juego,
pero el tacto pregunta, sordo y ciego,
qué provecho una idea tal le aporta.
El alma yace entre ambos indecisa,
sin saber si esbozar una sonrisa,
teñida del color de la esperanza,
danzar desnuda o deshacerse en llanto.
Y yo, que soy los tres, me desencanto,
con un perfil de brisa en lontananza.
Los Angeles, 6 de noviembre de 2011
2787 - Distancia (II)
Tal vez tu cavidad duerme conmigo
en alcoba nupcial desconocida,
mientras mi piel, voraz y estremecida,
no alcanza en mi ámbito a bregar contigo.
Amante en la distancia es sólo amigo
que a palabras sin músculo convida;
es un jirón de nube, espuela y brida
sin alazán, limosna sin mendigo.
¿Qué hacer cuando la noche rompa el muro
represor del deseo, y el conjuro
del coloquio se torne insuficiente?
¿Cuando la adusta soledad me grite,
y no halle el cuerpo que la sed me quite,
me sacie el hambre, el sexo me reviente?
Los Angeles, 6 de noviembre de 2011
2788 - Distancia (III)
He caminado junto a ti, en ausencia
del cuerpo adjunto al que se da la mano;
y me contemplo errático artesano
sin herramientas en su propia urgencia.
Necesito el trabajo; mi experiencia,
sin desbordar las cotas de lo humano,
llega a nivel de lúbrico altiplano
que nunca soñaría la inocencia.
Hoy eres para mí la teoría
que debe demostrarse, melodía
si, escrita en pentagramas, no estrenada.
Y una voz en mi entraña me insinúa
que la aptitud sin pruebas no puntúa:
Fe sin obras, doctrina de fachada.
Los Angeles, 6 de noviembre de 2011
2789 - Distancia (IV)
Sabe tu lengua de palabras de oro
vibrando en la membrana de mi oído,
que otros tal vez interpretaran ruido
desnudo de intenciones, incoloro.
Te escucho y me estremezco, mas no imploro
nueva erupción confidencial; ni mido
cuantía de expresión y colorido
por calidad y talla de tesoro.
A veces poco es mucho. Lo selecto
viene en tarros pequeños, y su efecto
suele ser mas intenso y penetrante.
Palabras de oro tienes. No te expreses
con ellas en exceso; y cuando beses
lleven tus labios besos de diamante.
Los Angeles, 7 de noviembre de 2011
2790 - Distancia (V)
Larga es la noche en tálamo vacío,
siendo uno menos uno igual a cero;
y me engaño a mí mismo, porque espero
verte llegar en desnudez y brío.
Y qué lecho tan vasto. Me extravío
por sus blancas holguras, viajero
en busca de tu cuerpo, por sendero
que me devuelve trémulo hacia el mío.
¿Qué hacer con estas manos afanosas
de deshojar cada una de las rosas
temblando de ansiedad sobre tu piel?
Oh, noche, noche inmensamente larga,
en que mi cuerpo, ausente tú, descarga
la viscosa dulzura de su miel.
Los Angeles, 7 de noviembre de 2011
2791 - Distancia (VI)
¿Cómo, en la oscuridad, tu cuerpo invierte
las horas del insomnio y el deseo,
cuando la piel detecta el hormigueo
que al fin en paroxismo se convierte?
¿Cómo afrontas el acto que pervierte
tu castidad, o el último aleteo
del pudor en tan íntimo flirteo
contigo misma, experta en abstenerte?
Tu doble desnudez, la que trepida
lúbrica sobre el lecho, y la que olvida
prejuicios o principios, hoy coinciden.
Y con destreza apenas presagiada,
flotas en el espacio, sólo armada
de manos que friccionan y reinciden.
Los Angeles, 7 de noviembre de 2011
2792 - Distancia (VII)
Salgo a la calle. Me uno al flujo humano,
indagando en los rostros de la gente.
Intento hallar tus ojos, y el torrente
de miradas es gris, y tan lejano.
Rasgo el violín, tecleo en el piano,
me aferro al clarinete, y la ferviente
inflexión de tu voz no es aparente,
tan glacial cada tono por mi mano.
¿Dónde te ocultas, o por qué no aflora
tu imagen ante mí, la que devora
mi entraña a impacto de hambre y dentellada?
Ay, mujer, misteriosa, clandestina;
eres forma que casi se adivina,
pero al tender mis brazos, casi nada.
Los Angeles, 7 de noviembre de 2011
2793 - Distancia (VIII)
Ahí estás, en un mundo solitario
que te ofrece presagios o quimeras;
y aquí estoy yo, detrás de las barreras
de tiempo, coyuntura y escenario.
Amantes, no; binomio visionario,
soñadores de falsas primaveras,
cuyo emblema ha de ser, aunque no quieras,
más que Monte Tabor, Monte Calvario.
Si tendemos la vista en añoranza
sobre el mar, o la estepa, ¿qué se alcanza?
¿Se reduce tal vez la lejanía?
Pensamos, ofrecemos, presentimos…
Una mitad del yo. Luego sufrimos
porque la otra mitad queda vacía.
Los Angeles, 8 de noviembre de 2011