Breverías
2596
Descalza corres por la hierba verde,
ninfa semidesnuda, bulliciosa,
y si el aire te envuelve, yo te abrazo.
Ni me ves ni me escuchas, y se pierde,
en proverbial zigzag de mariposa,
mi anhelo y tu figura en el ribazo.
2597
¿Dormiría contigo? No estoy cierto.
Pero seguro estoy de que a tu lado
servicial estaría y muy despierto,
tan adherido a ti, tan engarzado.
2598
Por ti y por mí los años se deslizan
de forma impar. Llamaron a tu puerta
con retraso excesivo.
Mas aún hoy me enajenan y electrizan
los impulsos de ayer, y es más experta
la mente en su diseño creativo.
2599
Por la meseta de tu vientre avanzo,
y hacia el destino de las ingles vengo,
tan cerca del temblor.
Hablo en susurros, la humedad alcanzo,
y en el centro neurálgico entretengo
mi danza oral, ausente de pudor.
2600
A tu recuerdo acudo, descalzo y de puntillas,
para que no te digan las rosas que he venido.
Las que vieron tu cerco de brazos y rodillas,
y aprendieron tu nombre, susurrado al oído.
Esta noche, tan clara, tan muda, tan serena,
en el parque testigo de encuentro tan distante,
mantiene la fragancia de aquella misma escena,
pétalos blancos, rojos, bajo tu piel de amante.
Esta noche estoy solo, sólo con el recuerdo,
que aún me clava su daga sobre el costado izquierdo.
Sonetos
2802 - Sin palabras
Se me adhiere tu cuerpo, apaciguado.
Derrotada la fuerza, no le queda
sino un tibio suspiro que se enreda
al árbol de mi fe, por ti plantado.
Casi no hablamos ya, todo expresado
por músculos de miel, lengua de seda,
y esa parte de ti que por mí rueda,
y esa parte de mí que te ha clavado.
Tantas cosas me has dicho sin palabras,
tan diestramente y en silencio labras
tu mensaje, que el alma me moldeas.
Más elocuente que la voz, el tacto
conoce el tono y el vocablo exacto,
y así es como transmites las ideas.
Los Angeles, 15 de noviembre de 2011
2803 - A la puerta
¿De sed voluptuosa prisioneros,
e incapaces tal vez de hallar la fuente?
Escuchad el rumor de la corriente
rodando a vuestros pies, los aguaceros
llamando a las ventanas, los regueros
en descenso fugaz por la vertiente.
Os rodean, os miran frente a frente,
os llaman a beber de sus veneros.
Sois Adán a la sombra del manzano,
sin más esfuerzo que tender la mano,
logrando el fruto que juzgáis prohibido.
O aldabear quizás alguna puerta.
Nunca conoceréis si hay una oferta
sin haberlo en efecto pretendido.
Los Angeles, 15 de noviembre de 2011
2804 - Derrotas (I)
Adviene cada triunfo en compañía
de lo que el vulgo ha de apodar derrota;
ésta es la rosa que en el tallo brota,
y alguien de nuestra senda la desvía.
Pero el rosal es plenitud, orgía
de color y fragancia, y sobre él flota
legión de ofertas, y por más remota
que una parezca, está en la cercanía.
Las derrotas no son sino peldaños
para escalar laureles, travesaños
sosteniendo la fábrica del techo,
y sobre ellas el éxito radica.
La victoria tan sólo certifica
que ha habido un luchador insatisfecho.
Los Angeles, 15 de noviembre de 2011
2805 - Derrotas (II)
¿Y la mujer que no te amó, o acaso
te amó y dejó de amar? ¿Cómo en la historia
se catalogará? ¿Como victoria,
parcial revés, o auténtico fracaso?
¿Qué es para ti, preguntaré, el ocaso?
¿El día en trance de morir? ¿La euforia
prometida en la puerta giratoria
de la noche llegando paso a paso?
En este absurdo mundo de los vivos
suelen ser los valores relativos,
según proximidad y circunstancia.
Ni hay éxito total ni hay absoluta
devastación. Cada uno lo computa
de acuerdo a su modestia o su arrogancia.
Los Angeles, 16 de noviembre de 2011
2806 - Derrotas (III)
Recuerda en el laurel, y en la caída,
su temporalidad. Nada es eterno.
Te enfrentarás a veces a un infierno
de abatimiento, de sangrienta herida.
Escalarás a veces la florida
cumbre del triunfo en su esplendor externo.
Y en ambas, ya en fervor o en desgobierno,
te juzgarás marcado de por vida.
Y no es así. Las ruinas se adormecen,
y los brillos del triunfo palidecen,
quedando abiertos horizontes nuevos.
Ya pierdas o prosperes, reflexiona:
Tanto al harapo como a la corona
los están acechando los relevos.
Los Angeles, 16 de noviembre de 2011
2807 - Derrotas (IV)
Tuve mi inevitable contingente
de laureles y pérdidas, y ahora
el tiempo, en su fluir, los aminora,
tornando marginal lo transcendente.
Triunfos y pérdidas en mi expediente
suman zonas y fechas. Se valora,
desde esta lejanía evocadora,
en justa paridad cada incidente.
Me tiñeron los éxitos la vida
del color de los sueños, y vestida
me dejaron el alma de ventura.
Y la contrariedad, el desengaño,
fueron el incentivo, año tras año,
para fraguar mi nueva singladura.
Los Angeles, 17 de noviembre de 2011
2808 - Derrotas (V)
¿Fue derrota o victoria la presencia
de tu imagen desnuda en mi aposento?
Vencido me dejó tu atrevimiento,
desplomándose en mí tu incontinencia.
Y vencedor quedé en la contundencia
de mi respuesta, en fiero acoplamiento;
oh, audaz, irreversible movimiento,
convulsión de mujer, sin resistencia.
Dos ejércitos blandos, frente a frente,
se enzarzan en batalla y, contundente,
cada uno de ellos la victoria clama.
La rendición también, sin condiciones,
dándose mutuamente las opciones
de renovar la lid sobre la cama.
Los Angeles, 17 de noviembre de 2011
2809 - Derrotas (VI)
Una tarde zarpó tu carabela
sobre el abierto mar a otro destino,
quedando yo en la dársena, marino
sin barco ni patrón, viendo la estela,
plata y azul, que el alma me congela,
como un adiós al fondo del camino.
Y no sé si lo acepto o si me obstino
en pintarme un paisaje de acuarela.
Habrá ésta sido mi peor derrota,
viéndote en mi silencio tan remota
como si nunca hubieras existido.
Mas recuperaré fe y energía,
y aun insistiéndome en llamarte mía,
viviré en el dolor, mas no abatido.
Los Angeles, 17 de noviembre de 2011