Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Avatares

Índice

Sonetos:
Avatares (I) Avatares (II) Avatares (III) Avatares (IV) Avatares (V) Avatares (VI) Avatares (VII) Avatares (VIII)
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Breverías

2641
Cuanto más me limitas o prohibes, más cerca estoy de ti, más me seduces; cuanto más te derramas o te exhibes, a mayor desapego me conduces.

2642
Doblemente la vida decepciona: Al no lograr aquello a que el deseo nos impulsa en perenne zarandeo; y al conseguir lo que nos apasiona.

2643
Verte sin conseguirte me desgarra las más íntimas fibras, y agonizo. Pero si no te viera, ¿a qué se agarra mi espíritu en un mundo quebradizo que amenaza absorberme en sus honduras? En tal irrealidad, eres el faro brillando en lontananza, y me aseguras al menos la utopía en que me amparo.

2644
Oh, la fascinación de lo prohibido, quebrar las normas, invadir terrenos bloqueados, y en cónyuges ajenos desbordar el caudal de la libido. Tal vez sin ley la sed se extinguiría de salirse del molde concertado. Pero ¿cómo vivir sin el pecado que nos canta su dulce melodía?

2645
Yo pienso cuando callo; al hablar se destruye el pensamiento. Por eso en el silencio me amurallo, entre los brazos del recogimiento. En esa soledad fluye la idea, sin quedar recortada en el vocablo, que, falsificador, la bastardea. Pensar es serio, y al pensar, no hablo.

Sonetos

2874 - Avatares (I)
Destruye, alma, destruye. La balanza se desnivela al flanco negativo, y el horror de su efecto corrosivo tu propia vida en confusión alcanza. Momento es de derrota, y la venganza colma el cáliz de un vino destructivo, pero satisfactorio. No hay motivo para el perdón. Ferocidad a ultranza. Es la clemencia apelación del blando, que, abdicadas las armas, va implorando compasión a quien lo hunde y lo saquea. Has perdido, es verdad, mas te mantienes todavía de pie. No te encadenes a tu propio abandono. Bombardea.
Los Angeles, 21 de enero de 2012
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2875 - Avatares (II)
Amor es gozo, y amargura, y muerte, aunque sólo aceptemos la alegría de sus primeros pasos, la que ardía en sueño azul. Que nadie nos despierte, que si abrimos los ojos se convierte la luz en sombra, el hoy en lejanía, se apagará nuestra íntima armonía, y el orden de las cosas se subvierte. Fuimos itinerantes visionarios, creyentes en Tabores, no en Calvarios, y el mundo, inmóvil, era todo nuestro. Y el mundo, de cristal, nos fue abatido, mostrando su otro rostro, el del olvido, que da al amor su aspecto más siniestro.
Los Angeles, 22 de enero de 2012
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2876 - Avatares (III)
Llevamos en el alma un caballero, Quijote soñador, enamorado, cuya ciencia de amor se ha derivado de libros de ficción, no del sendero. Es frágil su armadura, y prisionero de su fe y su quimera, su tinglado no resiste al embate inesperado de la objetividad, lo verdadero. Los sueños tienen la infeliz tendencia al desplome, perdiendo la inocencia que los engrandeciera, al despertar. Amamos, y perdemos, y sufrimos, y, andantes caballeros, resurgimos, lanza en ristre, dispuestos a luchar.
Los Angeles, 23 de enero de 2012
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2877 - Avatares (IV)
Presagiaste el amor esplendoroso, aprendiendo en los libros que es eterno, incrédula de tanto desgobierno como rige su mundo fastuoso. No percibiste el clima borrascoso gestándose a lo lejos, ni el invierno del hielo inevitable, ni el infierno de tortura interior, tan soledoso. Ni el bolero acunándote el oído, ni el soneto activando tu libido, ni la ilusión durmiéndote la mente, te hablaron la verdad, serena y cruda. La vida exige una porción de duda bajo el plan de que nada es permanente.
Los Angeles, 23 de enero de 2012
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2878 - Avatares (V)
Te despiertas al golpe repentino que parirá implacables desventuras, y te desgarrarás las vestiduras, maldiciendo lo humano y lo divino. Y no ves que tu propio desatino es fuente de tu mal. Tus quemaduras son obra de las llamas prematuras que encendiste a lo largo del camino. No viste más allá de lo inmediato, y el perenne, pletórico arrebato que te auguraste, no fructificó. Y ahora rasgas los libros fraudulentos que te enseñaron a soñar, sarmientos de la vid que plantaste y te cubrió.
Los Angeles, 23 de enero de 2012
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2879 - Avatares (VI)
Germinarán de nuevo los rosales que el viento imprevisible deshojara, y alboreará otro día de luz clara filtrando su arrebol por los cristales. Si el canto del amor, y sus rituales, tienen caducidad, si su algazara torna en dolor, apenas nos separa de hipotéticas músicas triunfales. Son fugaces los actos de la vida; la victoria es hermana presumida de la derrota, y ambas se suceden. Piensa, no más, en tu momento oscuro, que ha de hacerse la luz, y en el más puro que al fin se ha de enturbiar. Que no te enreden.
Los Angeles, 23 de enero de 2012
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2880 - Avatares (VII)
La fe, mujer, tu fe te ha traicionado. Tus sueños, y los libros que leíste, te hablaron del amor, y lo intuiste como diamante puro, rubricado. Pero nada es perfecto, ni blindado, en esta vida. El fuego que encendiste, se extinguirá; la noche que se viste de seda y luz alboreará en nublado. Nada en la realidad se garantiza; todo nace, madura y agoniza como el lirio, la alondra, el vendaval. Disfruta lo que tienes de momento, consciente de que un látigo de viento pueda quebrar tu euforia de cristal.
Los Angeles, 25 de enero de 2012
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2881 - Avatares (VIII)
Dolor y amor, al mismo yugo uncidos, tiran de nuestro carro, que si avanza en arrebatamiento de esperanza, lo frenan hipotéticos olvidos. Ambos nos pertenecen. Los sentidos no viven de uno solo, ni se alcanza plenitud de intención si la alianza no se forja por tres entretejidos. Ama y teme a la vez que en tu futuro se derrumbe tu plan. Nada es seguro sino la propia inestabilidad. Vida y libros ofrecen con frecuencia vistas parciales, rasgos y apariencia, y rara vez, entera, la verdad.
Los Angeles, 25 de enero de 2012
Diseño: Carmen Álvarez
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