Breverías
2686
Cuando la vida te convoque al llanto
no acudas a la cita, canta y ríe,
que vales más que la ocasión fallida.
La derrota, el dolor, el desencanto,
colores son que el júbilo deslíe.
Píntale tus colores a la vida.
2687
Lleno de obstáculos está el camino,
y en ellos puede tropezar tu pie,
mas continúas, sin volver a casa.
¿Por qué los infortunios que el destino
pueda lanzarte, han de quebrar tu fe?
Piensa que cuanto llega, pronto pasa.
2688
Me han venido victorias y derrotas,
y he quedado exultante o deprimido,
mas lo he mirado todo en su contexto.
Gozos y llantos de hoy serán remotas
incidencias mañana. Lo vivido
quede tal cual, sin aducir pretexto.
2689
Desguazamos propósitos y amores,
y con sus desperdicios y maderas
procuramos armar nuevos intentos.
Y esa es la vida, instintos destructores,
y en el fondo del alma, las quimeras
de gestar paradójicos inventos.
Eterno ciclo de demoliciones,
vestigios útiles, reconstrucciones.
2690
Te amo con tus flaquezas y defectos,
como se ama la luz, madre y señora
de cada sombra que el fulgor genera.
Te amo aunque no culmines tus proyectos,
porque prefiero un alma creadora
aun cuando no concluya la carrera.
Te amo a pesar de todo, y de mí mismo,
en mi desesperanza, en tu optimismo.
Sonetos
2946 - Bandera al viento
Enredado quedé en tu cabellera,
oleaje otoñal, lábaro al viento.
Bajo mi propio pelo, el pensamiento
de tu corteza y fondo se apodera.
Tras la fragilidad de cristalera
percibo robustez y atrevimiento,
por eso vengo a ti, voraz, hambriento,
tremolando el instinto de mi fiera.
Tu paso firme no era de quien huye,
más bien de quien audaz se distribuye
en concepto de ofrenda universal.
Mi demanda, o premura, es más precisa.
Aspiro a tu contacto y tu sonrisa
en exclusión de roce incidental..
Los Angeles, 3 de abril de 2012
2947 - Surcas mi mente
Surcas mi mente en cada rojo verso
que paren mis deseos. ¿Lo sabías?
Se desaguan mis ciegas energías,
y sobre tu desnudo las disperso.
Si pienso, sueño, escribo, te converso,
me oigas o no. Compongo sinfonías
combinando amarguras y alegrías
resonando por mi íntimo universo.
Es, hasta cierto punto, irrelevante
la corporalidad de un otro amante.
Quien sabe amar, dispone en sí de todo.
Si me escuchas, si me hablas, si me quieres,
compartiremos penas y placeres.
Si no, yo sé de amor, y me acomodo.
Los Angeles, 3 de abril de 2012
2948 - Sábanas
A la primera luz de la mañana
las sábanas despiertan, en dolencia
de las manos vacías de tu ausencia,
llenas antes de ti, cuando cercana.
Y no saben qué hacer. Por la ventana
se adentra el sol naciente, en insistencia
de calor y sonrisas. Su elocuencia
es rumor de monótona campana.
En sus pliegues aún viven los sudores
aspirados de ti, reveladores
de horas activas de mejor fortuna.
Extrañan el abrazo en que envolvieron
tus miembros exaltados, y perdieron
soñándote, antes de dormir la luna.
Los Angeles, 4 de abril de 2012
2949 - La palabra
La palabra se finge indiferente,
mas nunca es imparcial, pues lleva el sello
de quien la emite, látigo o destello,
bondad o ultraje, apóstata o creyente.
Más que la esencia, el tono es concluyente
de la intención. El exterior, si es bello,
nos seduce, aunque toquen a degüello
campanas tras la piel. Lo ambivalente
sabe adentrarse por la falsa puerta
de la debilidad, siempre entreabierta,
tergiversando el más textual mensaje.
No oímos, escuchamos, embebidos
en nuestros propios símbolos y ruidos,
asentándole enigmas el lenguaje.
Los Angeles, 4 de abril de 2012
2950 - Ahora y todo
Me besó desde el fondo de la audacia,
sin más requerimiento que el instinto;
yo era copa fugaz de vino tinto
que ella quiso beber. La diplomacia
no entraba en sus costumbres. Sí la gracia,
carisma y candidez. Piel de jacinto,
mas tras la piel confuso laberinto
de opciones grises. La florida acacia
nos amparó del sol;. sobre la espesa
hierba de mayo, sólo una promesa:
‘Ahora y todo; mañana no ha nacido’.
Me amparé en la ceguera hacia el futuro.
Su mágico, y maléfico, conjuro
me dejó arrebatado. Y abatido.
Los Angeles, 5 de abril de 2012
2951 - Por cada calle (I)
Por cada calle atípica y oscura
de nuestras viejas citas, hoy rastreo
tu sombra y tu fragancia, y balbuceo
cada frase de ayer, que en mí perdura.
Cada donaire, cada travesura
cada frivolidad o titubeo,
renacen a mi paso, revoleo
de calandrias en íntima conjura.
Casi vas a mi lado, casi estrecha
mi brazo tu cintura, y cada fecha
del pasado lejano es hoy, ahora.
Apenas miro en derredor; retengo
cuanto fuiste y logré, por eso vengo,
a ejercitar la mente soñadora.
Los Angeles, 6 de abril de 2012
2952 - Por cada calle (II)
Pero también te encuentro en el gentío,
y en la plaza mayor, y en la alameda,
por donde aún vas, con ese andar de seda
ajeno a ruido y huellas. No hace frío
junto a ti en este invierno tan sombrío,
ni me moja la lluvia, ni se enreda
a mis piernas el viento, ni se hospeda
dentro de mí cuanto no es tuyo y mío.
Voy solo, mas contigo. Se adivina
que, invisible, un espíritu camina
indefectiblemente a mi costado.
Tal vez porque en mi propio sueño inmerso,
te canto, te sonrío, te converso,
viéndome los demás enamorado.
Los Angeles, 6 de abril de 2012
2953 - Ya no cuento los días
Ya no cuento los días, ni las horas,
ni me detengo a ver el calendario.
Pase el río del tiempo, y su inventario
de esperanzas y lances y demoras.
Desterrados los sueños, las auroras
no son risas de luz, son mobiliario
relegado al desván. Fueron sagrario,
profanado por mentes incoloras.
Y este mundo de insomnios no me agita.
El muerto, muerto está, no resucita,
y el vivo sobrevive a duras penas.
Pase el río del tiempo. No lo miro
deslizarse a mi vera. Me retiro
a mis propias, inútiles faenas.
Los Angeles, 6 de abril de 2012