Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Coexistencia

Índice

Sonetos:
Te pienso Suspendidas las horas Ay, mujer Soledad Placidez Coexisto contigo Descalzo junto a ti Plan de autodefensa
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Breverías

2701
El pinar es un coro de cigarras en pertinaz, monótona estridencia, y al calor del verano, la indolencia me entumece. Un rasgueo de guitarras suena a lo lejos. Hoy parece ayer. Cierro los ojos, y recuerdo el día… Era como hoy; apenas mediodía, y era un beso también. De otra mujer.

2702
Voy a tu alcoba, mas dejando fuera más de tres cuartas partes de mi vida. Tiempo ya de solaz, no de memoria. Es la virginidad a mi manera, desposesión de fechas en que anida el desencanto al lado de la gloria. No te mereces mente peregrina, sino acción que al presente se confina.

2703
Dormido estoy, pero hacia ti, despierto, abstraído en ese eje del espacio alrededor del cual mi estrella gira. Dormido a lo demás, o tal vez muerto. Ajeno a cabreriza y a palacio, tú eres mi entorno, hogar, punto de mira.

2704
¿Me recuerdas, tal vez, cuando tu entrega se consuma en las sábanas mundanas del parador que en discreción visitas? ¿Se te escapa mi nombre en la refriega jadeante del sexo, en que desgranas cuantos hondos impulsos ejercitas? Ah, mi amante de ayer, no te sorprenda, yo recorro también la misma senda.

2705
Me has detenido el tiempo. Ya no miro ni muy atrás, antes de ti, ni al punto en que ahora estoy, ni al guiño del mañana. Si evoco aquel paréntesis, no aspiro a su restauración, ni me pregunto por quién repiquetea tu campana.

Sonetos

2970 - Te pienso
No sé por qué te pienso, si te has ido. Nos deshacemos de la ropa usada, que no se lleva ya, o la vieja espada que en el rincón es símbolo vencido. Senda es la vida cuyo recorrido nos depara recodos. La jornada no es toda línea recta, y la mirada descubre en el ayer poco sentido. Sin embargo, te pienso. Fue tristeza cuando era el corazón, no la cabeza, la sede del recuerdo y la añoranza. Hoy eres lienzo que pintó el destino, colgado en la pared, tal vez genuino, simple rastro del tiempo y su mudanza.
Los Angeles, 20 de abril de 2012
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2971 - Suspendidas las horas
Dame esa noche larga que detiene latidos de relojes, y alza un muro retardando el avance en claroscuro del enemigo amanecer que viene. Suspendidas las horas, no resuene otro rumor, no exista otro futuro, que el susurro que arrullas, que murmuro, en este vínculo que nos retiene. Una parte voraz, nueve de calma, sin desacuerdo entre la piel y el alma, unidad de función, luces y truenos. Háblame y te hablaré; sean las manos mensajeros sedosos, artesanos sin prisa en su labor, pero sin frenos.
Los Angeles, 20 de abril de 2012
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2972 - Ay, mujer
Ay, mujer, de recónditos senderos que sólo tú conoces, torbellino de ansias voraces, exquisito vino en cáliz de oro, y alma de boleros. Ábreme los secretos derroteros conducentes a tu íntimo destino, que vengo fatigado, peregrino de cien itinerarios forasteros. Traigo la piel sangrante, a dentelladas de fauces ambiciosas, en jornadas ya dignas del lamento o del olvido. Quiero adosarme a ti, mano de seda, cuerpo otoñal el mío, que se hospeda en tu propia figura, malherido.
Los Angeles, 20 de abril de 2012
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2973 - Soledad
La ciudad es la jungla, y no preciso esta noche el empeño de la fiera. Reclúyase en su oscura madriguera, mientras sin alboroto yo improviso. Bendigo el aislamiento, paraíso del alma exhausta, que aúna y recupera sus pérdidas de ayer, y se libera de cuanto fuera absurdo compromiso. La soledad, si ajena a la apatía, sabrá acallar la voz de la anarquía de las calles ruidosas, del gentío. Soledad no es encierro ni rechazo, si elegida por mí, más bien regazo en que puedo afrontar todo lo mío.
Los Angeles, 22 de abril de 2012
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2974 - Placidez
A veces casi todo es no hacer nada, como el silencio es el mejor lenguaje. Te recuerdo, después del abordaje, tan plácida en mis brazos, tan callada. Habías sido intensa llamarada, calcinando mi piel, gata salvaje, mas tras el concurrente aterrizaje sólo un leve runrún quedó en la almohada. En la noche, desnuda de rumores, una mutua amalgama de sudores, saliva y semen nos aglutinó. Tu sonrisa, tus párpados cerrados, me describían mundos encantados que sólo visitábamos tú y yo.
Los Angeles, 22 de abril de 2012
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2975 - Coexisto contigo
Pienso que en tantos ojos vigilantes, tras las pupilas que jamás he visto, se ocultan tus miradas, y persisto en mantener las mías, penetrantes. Sólo observamos esto los amantes que amamos en exceso. Coexisto contigo, aunque no estés, pero no insisto en el regreso a lo que fuimos antes. Vida, alianzas, júbilos, amores, por más que puedan ser arrolladores, vienen con fecha de caducidad. Sin embargo, te veo en cada extraño que me observa al pasar, y te acompaño por la zona espectral de mi orfandad.
Los Angeles, 23 de abril de 2012
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2976 - Descalzo junto a ti
Descalzo junto a ti, sin hacer ruido. No quiero que detectes mi presencia. Avecindada tú en la indiferencia, mientras yo en la añoranza establecido. Ni palabra ni roce ni gemido, para no perturbar tu inadvertencia. Seguirás tu camino, sin la urgencia de mirar al ayer desvanecido. A esta altura del tiempo, me complacen las cosas simples, aunque no reemplacen las que fueron, si efímeras, tan bellas. Por eso voy como tu sombra, ajeno a cuanto nos rodea, y me refreno de hacerme percibir aun de tus huellas.
Los Angeles, 23 de abril de 2012
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2977 - Plan de autodefensa
Hemos soñado mucho, estérilmente, engendrando ficción, no realidades. ¿Qué otros sueños nos quedan que en verdades puedan ser traducidos por la mente? Si el corazón los sueña, su torrente de sangre, y esperanza, y ansiedades, sumergirá en sus rojas humedades tal quimera de signo adolescente. Corresponde al cerebro, neutral, frío, cada plan de futuro, y su reenvío, filtrado, al corazón, que nunca piensa. No es cálculo glacial, ni árido enfoque; se requiere un escudo y un estoque para fraguar el plan de autodefensa.
Los Angeles, 23 de abril de 2012
Diseño: Carmen Álvarez
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