1015 - No preguntes
No lo entiendes, mujer, porque hay misterios
que nunca habrán de ser dilucidados;
enigmas sin Edipos, arraigados
en cerebros de esfinges; adulterios
que gritan por nacer, en cementerios
internos de placeres malogrados;
ideas, sentimientos expatriados,
incapaces de hallar sus hemisferios.
Vicia la atmósfera un olor a muerto,
y en este absurdo, oscuro desconcierto,
que llevo en mí, no hay luz, lógica o clave.
No preguntes, implores o adivines,
déjame caminar por tus jardines,
y sentir en mi piel tu mano suave.
Los Angeles, 9 de enero de 2004