1024 - Rivales
¿Por qué calles oscuras te persigo,
de hollín, silencio, asfalto? ¿A qué mesa
te invito con la incrédula promesa
del brindis inviolable del amigo?
¿Cómo apremiarte a ti si no me obligo
excepto a cuanto ayuda o interesa?
Soy para ti el león, tú eres la presa,
y reivindico más que me prodigo.
Y sin embargo, no desapareces;
más me acentúo, más te robusteces,
y en tanto me mantengo, perseveras.
Dame la mano, hermano, siendo iguales,
más hemos de lograr que de rivales
luchando en antagónicas trincheras.
Los Angeles, 22 de enero de 2004