104 - Lluvia
Oh lluvia, taciturna y persistente,
mensajera arribada a mis cristales
sollozando actitudes desleales
de un sentimiento agonizando ausente.
Diseminé en su campo la simiente
de ingenuidad y amor primaverales,
y llegas de improviso a mis umbrales
con la noticia fría, indiferente.
No es tu llorar auténtico lamento
de quien pierde la sangre por la herida,
son lágrimas monótonas, cansadas.
Pero a mí se me pierde hasta el aliento,
en esta soledad que llamo vida,
y con el alma muerta a puñaladas.
Los Angeles, 4 de agosto de 1998