1063 - Palabras
El tacto maniatado por la ausencia,
en la palabra se me va el sentido;
sólo toco tus ojos, o tu oído,
roce fugaz de mínima elocuencia.
Hay un grito callado en persistencia
en cada yema de mis dedos; mido
tus cien íntimas rutas en descuido,
y me tiembla la carne de impaciencia.
Una mano en la piel es libro abierto,
y sobre cada página me vierto
extinguiendo mi sed con su lectura.
Pero hoy, en el estante, inasequible,
no puedo abrirte, me eres intangible,
mi voz, único abrazo en tu cintura.
Los Angeles, 30 de marzo de 2004