1080 - Una lengua te invoca
Alamo expuesto a lluvia, niebla y viento,
enhiesta lanza aislada en la meseta,
sin más reclamo que el de la carreta
rodando el campo mudo y polvoriento.
El aire entre las ramas es lamento
de soledad glacial; sólo un profeta
gemirá igual, sonando la trompeta
hasta perder inspiración y aliento.
Alamo fui en ausencia de arboledas,
y al percibir el canto de tus ruedas
me agiganté en reverdecida fronda.
Ya no llueve, el sol brilla, el viento afloja,
y una lengua te invoca en cada hoja,
esperando que tu alma le responda.
Los Angeles, 4 de mayo de 2004