1121 - Joven mendigo (Murillo)
No hay soledad tan áspera, o tristeza
tan abismal como este rostro hundido
deja entrever; su gesto es el gemido
que nadie escucha donde el mundo empieza.
Está fuera del mundo; en esa pieza
sólo la tibia luz del sol le ha revestido
de entrañable calor; no ha conocido
la mano que retiene si tropieza.
Caminar incesante de mendigo
con el hambre tan sólo por amigo,
tal vez una palmada, una sonrisa.
Cómo se ha exasperado la fortuna
con quien ruega tal vez, mas no importuna,
y tiene sólo el beso de la brisa.
Los Angeles, 31 de julio de 2004