1123 - Muchacha y dueña (Murillo)
Pasa el galán, apuesto y descarado,
como la mano lúbrica de un sueño;
te mesmeriza su ademán risueño,
sugerencia de sexo devorado.
Como la firme reja del arado
abre surco en el campo lugareño,
va labrándote el alma, en el empeño
de madurar un día a tu costado.
No sé si, entimismada, lo adivinas
al haberle absorbido tus retinas,
extática muchacha en la ventana.
Tu cómplice camufla una sonrisa
que hoy te permite proseguir sin prisa,
como también consentirá mañana.
Los Angeles, 1 de agosto de 2004