1131 - Misántropo
Sus ojos rebosaban de miradas
incapaces de ver, hombre andariego
de alma oscura, pasando con despego
por las vidas, anónimas posadas.
Hablaba con palabras arrancadas
a su desesperanza de hombre ciego;
palabras aprendidas junto al fuego
en las tardes de invierno prolongadas.
Visitante no más, siempre en camino,
remiso a compartir el pan y el vino,
mísero en la caricia y el saludo.
Y al fin dejó de hablar, nadie atendía.
Bajo el gabán de cuero sólo había
un espíritu amargo, sordomudo.
Los Angeles, 14 de agosto de 2004