1133 - Fray Gonzalo de Illescas (Zurbarán)
La clepsidra es camino irreversible
de los latidos a la calavera,
y ésta es la puerta abierta en la frontera
que enlaza lo visible a lo invisible.
La muerte puede ser imprevisible,
pero nada más cierto; y él la espera
como cadena rota que libera,
más que como castigo ineludible.
Una carta a un amigo, suspendida
la pluma en alto, como quien olvida
la precisa expresión de un silogismo.
Y al fin, tal vez, recogerá una cita
del libro abierto, y una vez escrita,
podrá seguir en paz consigo mismo.
Los Angeles, 14 de agosto de 2004