1189 - Dame tu nombre
Si eres senda y rumor, si eres certeza,
no te alejes con tránsito de río,
que el agua no regresa, y desconfío
de quien parte y no vuelve la cabeza.
Déjame andar por ti, por tu corteza,
en este atardecer en que me guío,
no por las veleidades del gentío,
sino por tu silencio y gentileza.
Me has dado el tacto ya, dame tu nombre,
y que entre ambas riberas, mujer y hombre,
no haya corriente, sino cauce seco
donde se den la mano dos orillas.
Que al abrazo carnal de las rodillas
sucedan nombres sólidos, sin eco.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2004