1202 - Mañana de lluvia
Esta lluvia no es gris ni triste; ha entrado
danzante en las callejas de la aldea,
e insistente, gentil, tamborilea
con sus múltiples dedos mi tejado.
Entre las sábanas, y tú a mi lado,
se respira silencio; no alborea
para nosotros, mientras se moldea
mi abrazo a tu desnudo entrelazado.
Cuerpo a cuerpo sin rasgos de batalla,
llegó la paz, el arrebato calla,
un estar sin hacer se ha establecido.
Que llueva, que amanezca, que las cosas
sigan su derrotero. Tú reposas
entre mi sentimiento y mi sentido.
Los Angeles, 31 de diciembre de 2004