124 - Mi ocaso
Aunque el amanecer ya queda lejos,
y ha amainado el calor del mediodía,
¿querrás en este atardecer ser mía,
y rejuvenecer los tiempos viejos?
Mi sol declina sobre los espejos
de las aguas del mar, en la bahía,
mas no le han absorbido todavía
y entre las ondas tiemblan sus reflejos.
El tuyo aún continúa en el ascenso,
deslumbrante de luz, calor intenso,
tocando el cénit, vivificador.
Antes de sumergirme en el ocaso
bésame con furor, que si me abraso
me harás brillar con nuevo resplandor.
Los Angeles, 14 de noviembre de 1998