1254 - El brillo y el calor
Si yo hijo de la luz, tú hija del fuego,
de algún modo los dos somos hermanos,
el brillo y el calor, mudos pianos
con melodías de íntimo sosiego.
Incéndiame la noche, que me niego
a tibiezas de abrazos puritanos;
amplifíquense lúbricas tus manos
en agresivo, inagotable juego.
Despedazadas queden las heladas
del crudo invierno, surjan llamaradas
transformando la noche en mediodía.
Hija del fuego, fúndeme en tu hoguera
de lenguas múltiples, que soy de cera,
y sólo en ti mi luz encendería.
Los Angeles, 23 de marzo de 2005