1253 - No te añoro
Ruedan los días, sin poder pensarte
desasida de mí; te me has ceñido
como una nueva piel, y revestido
voy de ti misma. No puedo añorarte;
añoranza es quererte sin besarte,
verte donde no estás, es el gemido
que no resbalará sobre tu oído,
saberte en lejanía y esperarte.
Por eso no te añoro, estás conmigo
en vínculo vital, y te prodigo
la misma abnegación, igual entrega
que obtendrías de mí si en carne y hueso;
idéntica caricia, el mismo beso,
en franca lealtad que nada niega.
Los Angeles, 17 de marzo de 2005