1267 - Al borde de tu aliento
Se nos va adelgazando la distancia,
maroma enflaquecida al postrer hilo,
que pronto ha de quebrarse. Qué intranquilo
se agita el corazón, qué exuberancia
de exaltados latidos. La fragancia
montaraz de tu piel, y el fiero estilo
de pantera al asalto o en sigilo,
emergen ya en instinto y elegancia.
Al borde casi de tu aliento, espero
arribar al final de este sendero,
unir dos cabos y apretar el nudo.
Y una vez sobre ti, tacto andariego,
darte mi afán con precisión de ciego,
hablarte sordo y escucharte mudo.
Los Angeles, 16 de abril de 2005