1331 - Mundo sutil
Encadenada estás a mi deseo,
y estoy a tu deseo encadenado;
qué eslabones dorados ha forjado
esta avidez de sueños que poseo.
Sigo tu voz callada, ronroneo
alterador del ritmo en el teclado,
y queda mi cerebro desgajado
del mundo sensorial que ya no veo.
¿Qué importa lo que soy, lo que parezco,
si sólo en la apetencia me enriquezco
de lo que espero, lo que aspiro a ser?
La realidad se hundió, sólo hay a flote
ese mundo sutil de Don Quijote,
y el amor que nos hace estremecer.
Los Angeles, 15 de agosto de 2005