1334 - Te espero
Deja que se deslice tu sendero
por el lado salvaje de mi vida,
y adéntrate en la lúbrica guarida
de mi complicidad; allí te espero.
He dejado de ser apeadero,
y ahora soy, a mi edad reverdecida,
estación terminal, sin despedida,
en la que no me siento forastero.
Me veo como el hombre que regresa
a sus orígenes, y al fin se expresa
con claridad que otros dirán maldita.
Soy quien soy, quien debí haber siempre sido
y a su albergue sensual se ha recogido;
te espero allí, no faltes a la cita.
Los Angeles, 26 de agosto de 2005